Es su quinto encuentro desde el 28A
El candidato a la investidura, Pedro Sánchez, y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, afrontan este martes su quinta entrevista desde las elecciones generales del 28 de abril para explorar fórmulas de colaboración en esta legislatura sin que se hayan producido avances significativos en sus respectivas posiciones.
El escollo principal que está impidiendo avanzar es el interés de Iglesias por tener cuota de representación en el Consejo de Ministros. El PSOE, en cambio, se opone de manera férrea a constituir un Gobierno de coalición y sólo ofrece a Podemos ocupar cargos intermedios en la Administración y proponer nombres de independientes como ministros.
Con la intención de presionar a Podemos mostrando a la opinión pública que los 'morados' parecen priorizar los sillones a las políticas, la dirección del PSOE ha presentado un documento a negociar con los 'morados' con propuestas programáticas en materia de políticas sociales tales como empleo, pensiones, desigualdad, vivienda o ecología.
Y ha establecido un comité negociador formado por la portavoz en el Congreso, Adriana Lastra; la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, y los miembros de la Ejecutiva Federal, Francisco Salazar y María Luz Martínez Seijo.
Si Iglesias acepta comenzar a negociar un programa de legislatura, según se vaya avanzando se podrá ir concretando la oferta de Sánchez para que los 'morados' ocupen puestos intermedios en la Administración, pero fuera del Consejo de Ministros.
El PSOE aún no ha aclarado si estaría dispuesto a ceder Secretarías de Estado. En el entorno del presidente hay quien defiende que los 'morados' no pasen de direcciones generales, porque los secretarios de Estado y subsecretarios tienen acceso y preparan los contenidos de los Consejos de Ministros.
Así las cosas, Sánchez afronta su quinta reunión con Iglesias con la expectativa de conseguir que los 'morados' rebajen su posición de exigir la entrada en el Consejo de Ministros ante la amenaza de una repetición electoral.
El candidato está esperando que Iglesias rebaje sus posiciones porque hagan mella en él los sondeos que vaticinan una caída de su formación, a la que la ciudadanía podría culpar del bloqueo institucional. Otro elemento que podría forzar al líder de los 'morados' a virar su posición sería la posibilidad de que la plataforma de Iñigo Errejón se presentara en los comicios de noviembre y pudiese reducir a Podemos a la mínima expresión.
FALTA DE CONFIANZA
El líder socialista se opone frontalmente a formar un Gobierno de coalición con Podemos por la falta de confianza que existe entre él y Pablo Iglesias. Sánchez ha admitido que en caso de incluirle en su gabinete, habría dos gobiernos en lugar de uno y se perdería la coherencia.
Uno de los asuntos más sensibles en los que mantienen opiniones divergentes tiene que ver con la crisis independentista en Cataluña. Aquí Iglesias ha dado pasos afirmando públicamente que será leal con el Gobierno en esta cuestión. Pero en el PSOE están esperando a ver cómo concreta Iglesias esta garantía.
Cataluña será pues una de las cuestiones que centrará buena parte de la conversación entre los dos líderes, que se verán en el Congreso de los Diputados.
Iglesias, por su parte, espera que sea Sánchez el que ceda, al considerar que los 'morados' ya se han movido, por ejemplo en lo que respecta a Cataluña. El líder de Podemos sigue incidiendo en que el Gobierno de cooperación que plantea Sánchez no existe en ningún lugar del mundo, donde son más habituales los ejecutivos de coalición.
Por eso, propondrá al presidente del Gobierno en funciones una negociación "integral" de programa pero también de equipos de gobierno porque "cuando los programas no van acompañados de equipos de gobierno, se quedan en papel mojado".
Por la tarde, Sánchez se entrevistará también en el Congreso con el presidente del PP, Pablo Casado. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, se ha autoexcluido de esta ronda, pese a que Sánchez también le convocó.
El PSOE sigue reclamando la abstención del PP y de Ciudadanos para que la investidura de Sánchez no salga adelante con la necesaria abstención de los independentistas de ERC y Bildu, que han acordado votar lo mismo. Ésa es la preferencia del PSOE, un Gobierno progresista pactado con Podemos que eche a rodar con la abstención de PP y Ciudadanos, a los que buscará para grandes pactos de Estado.
Sin embargo, ni PP ni Ciudadanos están dispuestos a conceder esa abstención si Sánchez suma los votos suficientes para sacar la investidura con el respaldo de Podemos, PNV, Compromís, PRC y la abstención de ERC y Bildu. Lo contrario equivaldría a renunciar a una de sus armas en la oposición: que Sánchez se apoye en los independentistas, pese a que el PSOE sostiene por activa y por pasiva que no les dará nada a cambio.