Los republicanos acabarán por abstenerse, pero un sector "minoritario" quiere dilatar los tempos
La abstención de los 13 diputados de ERC que persigue el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez ha desatado una dura pugna entre los altos cargos de la dirección republicana. No tanto por el sentido del voto, que ya se ha decidido que será una abstención, según fuentes conocedoras, sino por cuándo favorecer la aritmética parlamentaria que brinde al presidente del Gobierno en funciones los apoyos necesarios para iniciar un nuevo mandato.
La gran mayoría se alinea con los deseos de Moncloa y apuesta por la fecha antes de Navidad que también barajan en Ferraz, probablemente el 19 de diciembre. No obstante, según ha podido saber Bolsamanía, un sector "minoritario pero influyente" busca dilatar los tempos hasta enero o febrero con el fin de desgastar al partido vencedor de las elecciones del 10N y obtener más concesiones, a la vez que da la imagen de que no se lo ha puesto fácil.
El debate de investidura tras los comicios del 28 de abril no se celebró hasta tres meses después, recuerdan fuentes de ERC, y añaden que, ahora, su respaldo es más difícil que en julio porque "el contexto ha cambiado". Parte de ERC no tiene ninguna prisa, según ha confirmado el vicepresident de la Generalitat, Pere Aragonès, y se preparan para unas negociaciones largas, que se prolonguen hasta bien entrado el nuevo año.
Además, la fuerza independentista necesita postergar su decisión y mandar un mensaje de dureza en sus demandas durante las conversaciones porque teme el castigo en las urnas en unas hipotéticas elecciones en Cataluña, que se barruntan en primavera. Presagian que, si finalmente dan su apoyo a Sánchez, se queden solos frente a Junts per Catalunya y la CUP, cuyo voto será un 'no', aseguran a 'Bolsamanía' fuentes próximas. Y entre sus votantes ya se les acusa de "vendidos", un clima que temen alimentar si la investidura se resuelve demasiado rápido.
Sin tener claro qué facción acabará por imponerse, los ánimos en el PSOE no son los mejores para encarar las negociaciones con el partido de Oriol Junqueras que arrancan este jueves. Los socialistas no esconden su cansancio ante el hecho de que los republicanos "hayan ido añadiendo unas exigencias que sobrepasan el acuerdo inicial" y, por tanto, asumen que deben "acordar las condiciones del diálogo", explican fuentes del partido. Y, además, ahora se agrega que no saben con qué 'esquerra' se encontrarán, si los que quieren avanzar cuanto antes o quienes desean mandar al traste los planes de cerrar el nuevo Gobierno antes de los turrones.
Con todo, el PSOE todavía espera no tener que tirar la toalla con la investidura en diciembre y confía en que los republicanos vayan "modulando" su posición. Pero en el partido y en Moncloa reconocen que esto puede llevar tiempo y no descartan que la formación del Gobierno se demore hasta el nuevo año. "Nos gustaría que pudiéramos llegar a un acuerdo lo antes posible, pero ahora es muy complicado fijar una fecha", asumen.
Menos claros son sobre cuánto están dispuestos a ceder para 'comprar' la abstención de los independentistas de izquierdas. Se ciñen al mantra de que cualquier negociación debe circunscribirse al marco constitucional y agitan los viejos puntos enquistados con Cataluña: la famosa disposición adicional tercera del Estatut, por la que se pagarían los atrasos de inversiones en infraestructuras y se pasaría a destinar la parte proporcional del PIB, y se miden qué competencias ceder, si es que se da alguna, para no entrar en conflicto con otras Comunidades Autónomas.
CONTRADICCIONES EN LAS CONDICIONES DE ERC
Ante esto, ERC insiste en la autodeterminación y la amnistía, pero serían metas a largo plazo, a la luz de las diferentes declaraciones de sus altos cargos. Para la investidura van a por un acuerdo de mínimos, sin embargo, en las filas republicanas hay disensión sobre estos requisitos de partida. Tras conocerse que prácticamente un 95% de sus militantes rechazan respaldar el Gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos sin una mesa de diálogo, varios de sus dirigentes han ido rebajando sus exigencias.
Aragonès ha advertido que sin dicha mesa de negociación la investidura de Sánchez “no será posible”. La portavoz de ERC, Marta Vilalta, ha apelado al PSOE a acudir a este espacio de diálogo "sin vetos ni condiciones, con un calendario claro y garantías que se cumplen los acuerdos". "Si Sánchez no se mueve, no nos da miedo volver a las urnas", ha advertido.
Mucho más tibio se ha mostrado el portavoz de los republicanos en el Congreso, Gabriel Rufián, quien ha circunscrito la abstención de su bancada a que el PSOE se comprometa por escrito a "un calendario" para configurar una mesa "entre gobiernos". De lo contrario, "ERC votará no", ha asegurado. El Govern de la Generalitat, por su parte, ha suscrito estas demandas y ha insistido en que apuesta por el diálogo entre gobiernos en una mesa de negociación bilateral. Ha vuelto a agitar el pacto de Pedralbes como punto de partida para este espacio en el que se sienten Sánchez y el presidente de la Generalitat, Quim Torra, que se tendrá que dar "una vez constituido el Gobierno del Estado español" y no antes de la investidura.
Rufián también ha hablado de dos fases en la negociación. La primera, que permitiría la investidura tan solo con el compromiso de un calendario, es la que arranca mañana, a las 17 horas, en el Congreso, entre los dos equipos negociadores. En representación de los socialistas acudirán la 'número dos' del PSOE, Adriana Lastra; el ministro de Fomento en funciones y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, y el secretario de Organización del PSC, Salvador Illa. Por parte de ERC, tal y como habían anunciado la semana pasada, asistirán Rufián, Vilalta, y el presidente del Consell Nacional del partido, Josep Maria Jové.
Para una segunda fase deja el portavoz parlamentario de ERC el inicio de los trabajos de esa mesa que, al igual que han declarado desde la Generalitat, se podría dar una vez refrendado Sánchez en el cargo.