La presión de los independentistas los convierte en un socio altamente inestable
Con todas las encuestas a favor, Pedro Sánchez acaricia la victoria tras las elecciones generales del 28 de abril. No obstante, incluso la demoscopia más optimista muestra que el suyo será un triunfo agridulce que le obligará a buscar socios para la investidura y el Gobierno. Fuentes conocedoras aseguran a' Bolsamanía' que el escenario preferente es un "pacto con Podemos y el PNV".
"Tenemos que ver cómo queda el hemiciclo", puntualizan desde el partido, a la vez que llaman a no caer en la autocomplacencia. Se ven ganadores, pero tienen claro que cada voto cuenta y, a pesar de que internamente barajan cifras de hasta 140 escaños, el elevado porcentaje de indecisos podría costarles 20 o 30 diputados. Si se cumplen las mejores predicciones aportadas por la macroencuesta del CIS, se alzarían con 138 asientos en el Congreso, lo que sumado a Podemos y PNV arroja un resultado por encima de la mayoría absoluta de 176 escaños que se necesita para la investidura.
Pero sería por la mínima, por lo que expertos consultados califican de casi imposible que la aritmética parlamentaria permita a los socialistas lograr una investidura sin contar con todas las fuerzas que apoyaron a Sánchez en la moción de censura contra el expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy. O, por lo menos, con los entre 17 y 18 diputados que podría lograr ERC. Los republicanos canalizarán la mayoría de voto independentista y, aunque el PSOE no contempla como primera opción acuerdos con el partido de Oriol Junqueras, ERC tiene todos los números para hacerse con la llave del Gobierno.
En cuanto al espacio postconvergente, la debacle del partido de Carles Puigdemont dejaría a Junts per Catalunya con 4 o 5 representantes. Pero en el caso de que las urnas se aproximaran a los resultados más pesimistas se necesitarían estos votos para asegurar la Moncloa. No se lo pondrán fácil. El expresidente catalán ha declarado que la condición "indispensable" para negociar una posible investidura tras las elecciones generales es que la otra parte reconozca el derecho a la autodeterminación.
Los analistas políticos califican un pacto en estas condiciones de "altamente inestable". Recuerdan que las elecciones se han convocado precisamente por la presión de los socios soberanistas y creen que la nueva legislatura podría ser un polvorín. "Si no sumáramos abriremos nuevos caminos", reconocen desde el partido, mientras mercados y los sectores empresariales hacen sus propias quinielas y rechazan un nuevo gobierno con Pablo Iglesias y los secesionistas catalanes.
¿Y SI SÓLO SE SUMA CON CIUADANOS?
Entre las opciones favoritas de muchos sectores económicos está una reedición del pacto andaluz, de PP y Ciudadanos, o un acuerdo entre la formación presidida por Albert Rivera y el PSOE. El partido naranja se ha esforzado en desmarcarse de esta vía, a la que los socialistas no se cierran.
La portavoz del partido y candidata por Catalunya, Inés Arrimadas, proclamó su negativa a arrimarse a Sánchez. El número dos del partido, José Manuel Villegas, se ha mostrado igual de contundente al aseverar, en una entrevista en 'El Mundo', que permitirán que se repitan las elecciones antes que apoyar una segunda presidencia de Sánchez.
Esta postura está generando una división en el seno de la formación naranja que genera un malestar cada vez más palpable, tanto en el partido como en su entorno: una parte del empresariado que valora darle la espalda a Rivera y empieza a fijarse en Arrimadas. Incluso hay algunos sectores que ha puesto sobre la mesa una hipotética composición de un Ejecutivo de coalición, con Sánchez en la presidencia y la portavoz de Ciudadanos como vicepresidenta.
La líder naranja en Cataluña sube enteros y supera a Rivera en cuanto a predilección en importantes despachos de la capital, que dan al actual líder de la formación por descontado, explican fuentes empresariales a Bolsamanía. "Ahora mismo, el partido tiene dos almas", comenta el profesor de derecho de la UOC, Ernesto Pascual. "Ciudadanos se halla en una carrera para liderar las derechas y recuperarle terreno a Vox", explica, pero este giro ultra se le atraganta al ala más liberal y de centro que "desearía arrimarse al PSOE", aseguran fuentes parlamentarias.
El PSOE, por su parte no le hace feos a este acuerdo. "Podría ser una de las opciones", declaran fuentes próximas. Eso sí, si se produce este pacto, "que está por ver", se materializaría más en un acuerdo programático que en un intercambio de sillas por apoyos. El objetivo sería permitir la investidura y, después, el PSOE sopesa gobernar buscando las asociaciones necesarias.