Se registra una fuerte destrucción de empleo a medida que la confianza se desploma, según el PMI
Debido a que la pandemia mundial sanitaria por el Covid-19 y las medidas asociadas para contener su propagación afectaron la demanda y la actividad, el sector manufacturero español experimentó un deterioro considerable de las condiciones operativas, hasta contraerse a un ritmo sin precedentes en abril.
Según el índice PMI, elaborado por la consultora Markit, hubo caídas récord de la producción, de los nuevos pedidos, del comercio de exportación y de las compras. El empleo cayó a una tasa solo superada durante el apogeo de la crisis financiera, mientras que la confianza sobre el futuro se desplomó hasta un nuevo mínimo de la serie.
En concreto, el índice se derrumbó desde el nivel 45,7 registrado en marzo hasta 30,8 en abril, indicando el segundo deterioro mensual consecutivo de las condiciones operativas. De hecho, al situarse aún más por debajo del nivel de ausencia de cambios de 50, el índice señaló un ritmo de contracción importante y el más fuerte desde diciembre de 2008.
Las empresas encuestadas informaron que la pandemia, que ha conllevado a restricciones considerables en actividades económicas no esenciales en España y en todo el mundo, inevitablemente condujo a contracciones en la producción, en los nuevos pedidos y en las exportaciones durante abril. De hecho, las caídas en cada una de estas variables fueron las más intensas jamás registradas (los datos se recopilaron por primera vez en febrero de 1998).
Hubo caídas récord de la producción, de los nuevos pedidos, del comercio de exportación y de las compras
Los resultados a nivel de grupos de mercado señalaron que los tres subsectores cubiertos por el estudio sufrieron un deterioro considerable de las condiciones operativas. Los índices PMI del sector de bienes de consumo y de bienes intermedios registraron unos niveles solo superados durante la crisis financiera, mientras que el índice PMI para los productores de bienes de capital se desplomó hasta un nuevo mínimo del estudio.
La destrucción de empleo fue considerable en abril, ya que las empresas respondieron al entorno empresarial enormemente desafiante a través de la reducción de los niveles de personal. La magnitud de la caída del empleo fue superada solo en diciembre de 2008 (durante la crisis financiera mundial) y la reducción del empleo estuvo en parte impulsada por un alto nivel de pesimismo sobre el futuro.
La confianza con respecto a los próximos 12 meses fue cómodamente la más baja registrada por el estudio hasta la fecha, ya que las empresas manifestaron una notable preocupación sobre el impacto a largo plazo en la demanda y la actividad económica por la pandemia del Covid-19.
Por su parte, las presiones deflacionistas fueron evidentes en abril, y las empresas registraron caídas simultáneas tanto de los precios de compra como de los precios de venta. La reducción del coste de los insumos fue marcada y la más fuerte en más de cuatro años en medio de informes de precios más bajos para los metales y los productos derivados del petróleo. La deflación de los precios cobrados fue la más marcada registrada por el estudio en casi 11 años.
Desde Markit comentan que, "aunque tal vez no sea sorprendente dadas las restricciones vigentes relacionadas con las actividades económicas no esenciales, los últimos datos del índice PMI para el sector manufacturero de España dejaron al descubierto la magnitud de las consecuencias económicas para los productores". Destacan que "se han batido los récords de varios parámetros. Por ejemplo, la producción, los nuevos pedidos, el comercio de exportación y las compras cayeron a ritmos sin precedentes, pero quizás lo más preocupante es la tendencia de la confianza empresarial y del empleo".
"El empleo se destruyó a un ritmo que solo se superó durante el apogeo de la crisis financiera, ya que las empresas manifestaron una gran inquietud sobre el impacto a largo plazo que la pandemia tendrá en la demanda, hecho que conlleva a la preocupación de que cuando comience la recuperación tras el confinamiento, puede resultar mucho más arduo que el regreso rápido a los niveles de actividad previos a la crisis que muchos anhelan", concluyen.