Las ventas en bolsa y las compras de activos refugio hacen presagiar una recesión
Las turbulencias recientes en las bolsas, con una implacable ola de ventas a la vez que los inversores se han resguardado en activos refugio como el oro y los bonos, hacen pensar que el mercado teme una recesión. Sin embargo, los indicadores económicos van por otro lado.
Desde que el Dow Jones marcó máximos históricos a mediados del pasado año, el índice se ha desplomado un 14,5%, en línea con la tendencia del conjunto de Wall Street. Por el contrario, los bonos de Estados Unidos a 10 años cotizan con una rentabilidad levemente por encima del 1,7%, cerca de mínimos de abril de 2013. Asimismo, el oro llegó a marcar un máximo de 12 meses la semana pasada en 1263,9 dólares.
Tampoco hay que olvidarse del petróleo. El crudo se hundió un 60% en 2015 y en lo que llevamos de año acumula descensos por encima del 20% a pesar del rebote de más del 10% desde el jueves por la noche. El desplome se explica en gran parte por el exceso de oferta provocado por la guerra por ganar cuota de mercado que inició la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Pero “la velocidad y el alcance de la crisis ha añadido incertidumbre sobre la economía global”.
LA MACRO NO DICE LO MISMO
Así, tenemos que por un lado los mercados se están comportando como si algo fuera especialmente mal en la economía. Es decir, como si hubiera un gran riesgo de recesión en Estados Unidos.
El comportamiento de los mercados sugiere que otorgan una probabilidad del 50% a la recesión, y los indicadores macro del 28%
Pero los indicadores macro sólo apuntan a una desaceleración económica sin ni siquiera confirmar si será prolongada o, como sugiere la Reserva Federal (Fed), eventual. De hecho, aunque algunos indicadores como ISM y PMI de servicios y de la actividad manufacturera muestran leves descensos en el volumen de negocio de estos sectores en los últimos dos meses, el comportamiento del mercado laboral ha continuado siendo positivo.
Durante el mes de enero, Estados Unidos creó 151.000 puestos de trabajo, por debajo de la previsión del consenso de analistas que proyectaba un dato de 190.000. Sin embargo, el ritmo de crecimiento en el mercado laboral ha permitido que la tasa de paro caiga hasta el 4,9%, por primera vez en ocho años por debajo del 5%.
En este contexto de dicotomía entre el mercado y la macro, The Wall Street Jounral explica que la consultora Conerstone Macro ha reflejado esta diferencia entre pesimismo y optimismo en dos indicadores. Por una parte, el mercado de acciones y el rendimiento de los bonos corporativos sugieren que el mercado asigna una probabilidad a que Estados Unidos esté en recesión este año. El otro indicador, que recoge cifras macroeconómicas como la morosidad en los préstamos o los ingresos reales, asigna una probabilidad del 28%.
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PROFECÍAS AUTOCUMPLIDAS
Más allá de que los mercados estén o no acertados en sus predicciones, hay que tener en cuenta que pueden ayudar a que se hagan realidad como profecías autocumplidas. The Wall Street Journal recuerda que los puntos económicos de inflexión son impredecibles precisamente porque son causados por factores psicológicos.
Los analistas de Bankinter explican que las severas caídas en renta variable podrían afectar a la confianza de empresas y familias, “lo cual retrae la inversión empresarial, reduce el crecimiento y la creación de empleo y obliga a revisar a la baja todo el contexto”. Un “círculo vicioso que se retroalimenta”, advierten.
Además, estos expertos sostienen que podríamos pasar de “un ciclo expansivo a estancamiento y con los bancos centrales ya incapaces de reconducir la situación debido al agotamiento, por empleo abusivo, de la política monetaria”.
En la misma línea, el gestor Luke Bartholomew de Aberdeen AM, señala que "los mercados tienen la costumbre de crear profecías autocumplidas. Las grandes olas de ventas pueden herir a la economía, lo que crea a su vez las condiciones que justifican dichas olas de ventas".
LOS BANCOS CENTRALES NO CONSIGUEN DISIPAR LAS DUDAS
Con una política de tipos en niveles bajos desde el punto de vista histórico y mensajes de confianza, los bancos centrales no han conseguido disipar las dudas que hay en torno a la economía. Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal (Fed), aseguró la semana pasada en dos comparecencias en el Congreso de Estados Unidos que espera un crecimiento sólido de la primera economía mundial.
Aunque reconoció que las recientes turbulencias financieras y la desaceleración de China dibujan "un panorama incierto", se mostró optimista en cuanto al desempeño de la economía norteamericana. Pero este mensaje no caló en el mercado.
Desde Deutsche Bank aseguran que "sólo la Fed puede salvar a los mercados", ya que para para evitar más quiebras en Estados Unidos, probablemente necesitemos ver una cesión de la Fed, que provoque una caída sostenible del dólar, mayores precios del petróleo y menor estrés en los balances de las empresas energéticas.
Por su parte, el célebre inversor y gestor de hedge funds Jim Rogers se ha mostrado muy crítico con la actuación de las autoridades monetarias. "Todos vamos a pagar un precio horrible por la incompetencia de estos bancos centrales. Tenemos un grupo de académicos y burócratas que no tienen ni idea de lo que están haciendo", ha señalado en declaraciones a CNN Money.
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TIPOS NEGATIVOS
El pasado 29 de enero el Banco de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés) sorprendió al mercado al anunciar que adoptará por primera vez una política de tipos de interés negativos ante el escenario de baja inflación y las turbulencias en las bolsas que amenazan con socavar el plan de reactivación puesto en marcha por el primer ministro nipón, Shinzo Abe.
El banco central comenzará a cobrar intereses en algunos depósitos a partir de este martes, pero la mayoría de los bancos nipones podrían no estar preparados para fijar tipos de interés negativos en el mercado interbancario, después del anuncio sorpresa realizado por el gobernador del BoJ, Haruhiko Kuroda.
Según informa Bloomberg, el mercado interbancario de crédito ha sido el único lugar en Japón donde los tipos de interés se han situado por encima de cero para la deuda con vencimiento menor de 10 años.
Aunque no estaba prevista la decisión de situar los tipos en un nivel negativo (-0,1%), no supone un hito en la historia económica teniendo en cuenta que otras autoridades monetarias ya lo habían hecho antes. En concreto, los bancos centrales de Suiza, Suecia y Dinamarca ya habían adoptado esta opción.
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