Un estudio cifra entre 2 y 6 millones los despidos que puede haber entre trabajadores de cuello blanco
La crisis del coronavirus ha asestado un duro golpe al mercado laboral en EEUU, donde se han perdido más de 40 millones de puestos de trabajo en los dos últimos meses. Los datos del paro de mayo han dado la sorpresa al recuperarse 2,5 millones de empleos, de forma que la tasa de desempleo se ha quedado en el 13,3%, aunque podría ser solo una buena noticia momentánea. Hay expertos que vaticinan ya que habrá una segunda ola de despidos en el país que afectará a los ejecutivos.
En concreto, según un análisis de la economista de Bloomberg Yelena Shulyatyeva, "se avecina una segunda ola de despidos" que tendrá un impacto mucho mayor entre los trabajadores de cuello blanco. Hasta ahora la situación que ha provocado el Covid-19 ha afectado, sobre todo, a los trabajadores de cuello azul, es decir, los de baja cualificación, bajos salarios y baja productividad.
Los ejecutivos, con salarios más altos, han sido inmunes a los despidos masivos... hasta ahora. "Millones de puestos están en peligro como resultado del impacto indirecto de las pérdidas masivas de empleos en marzo y abril", dice esta experta, que vaticina que "la primera ola de despidos en marzo y abril podría desencadenar una segunda ola de 2 a 6 millones, ya que la debilidad de la demanda se extiende de un sector a otro".
"En un extremo, asumimos un choque limitado y a corto plazo, en el otro un impacto sostenido y en aumento. Incluso con ese amplio rango, la incertidumbre sigue siendo elevada", afirma la experta de Bloomberg.
Pero, ¿por qué peligran ahora los empleos mejor pagados? Como explica Shulyatyeva, hay dos motivos. En primer lugar, la intensa pérdida de puestos de trabajo de los obreros significa que los empleos de oficina en los mismos sectores son vulnerables. Y, en segundo lugar, dice que el fuerte golpe a la demanda del transporte, el ocio y otros sectores significa, a su vez, un golpe a los puestos de trabajo en los sectores adyacentes.
Y es que "a medida que la demanda de esos sectores caiga, los proveedores de bienes y servicios de los sectores adyacentes sufrirán un efecto dominó". Para muestra un botón: el cierre de un restaurante significa una pérdida de demanda para sus proveedores de alimentos, proveedores de suministros..., y así sucesivamente.
La inmunidad de la que han gozado hasta ahora los trabajadores de cuello blanco tiene fácil explicación: ellos sí que podían acceder a la modalidad de teletrabajo y había "esperanzas de que la caída podría ser de corta duración". El problema llegará si esta crisis se extiende en el tiempo porque, como dice Shulyatyeva, en una recesión sostenida los puestos directivos también se vuelven vulnerables.
Según el análisis de Bloomberg, los sectores que se enfrentan a los mayores riesgos de despidos son los servicios profesionales y administrativos y de apoyo (como los servicios de construcción y empleo); las empresas y compañías de gestión; los trabajadores profesionales, científicos y técnicos; y los bienes inmuebles (como los arrendadores de espacios comerciales).
Aunque, según Shulyatyeva, hay tres hechos que podrían hacer que el resultado fuese menos drástico:
1. Que el levantamiento de las restricciones provoque contrataciones en los próximos meses. "Si eso sucede más rápido de lo que esperamos, el riesgo para los trabajos de no producción y supervisión, y los trabajos en los sectores adyacentes serán menos severos".
2. Que siga pesando más la razón por la que las empresas son más reacias a despedir a los trabajadores de cuello blanco, y es que "tienen habilidades más especializadas que los hacen más difíciles de reemplazar".
3. Que haya un impacto negativo agravado de los efectos indirectos en el lado de la demanda, con pérdida de ingresos para los trabajadores despedidos y un mayor ahorro por parte de los que han conservado su empleo, lo que dará lugar a una segunda ola de impacto por la reducción del consumo.
No obstante, incluso teniendo en cuenta estos posibles factores atenuantes, la conclusión del informe es tajante: "Dada la naturaleza rezagada de las nóminas, esto implica que la recuperación del mercado laboral será aún más larga y dolorosa. La producción podría volver a los niveles anteriores al virus a finales de 2022, pero el mercado laboral tardará aún más tiempo en recuperarse. La pérdida de 40 millones de puestos de trabajo es el principio de la historia, no el final".