"Debería ayudar a cerrar la brecha entre los servicios y la manufactura a medida que avanza el año"
Las perspectivas para la economía de la eurozona son cada vez más benignas. Sin embargo, la recuperación seguirá siendo gradual, "ya que la flexibilización de la política monetaria que se espera comience a partir de junio no dará un impulso significativo al crecimiento hasta 2025".
Es lo que vaticinan los expertos de Oxford Economics, que se reafirman en la idea de que la economía de la eurozona registrará otra expansión en el segundo trimestre después de una ligera sorpresa alcista en el primer trimestre.
"Reafirma nuestra opinión de que la economía de la eurozona continúa mejorando en el primer semestre de este año después de un 2023 decepcionante", dicen.
Así lo ven después de conocerse los últimos datos del índice PMI compuesto, que muestran que la recuperación económica en la zona euro cobró ímpetu en mayo. Y, de hecho, el ritmo de expansión fue sólido, acelerándose por segundo mes consecutivo hasta alcanzar el más rápido de los últimos doce meses.
Algo que para Hamburg Commercial Bank supone que la zona euro probablemente crecerá a razón del 0,3% en el segundo trimestre, "dando sepultura al espectro de la recesión". "En vista de todo ello, parece razonable esperar que se pueda alcanzar un crecimiento del PIB de casi 1% este año, e incluso existe algún riesgo alcista", añaden. Para ING, "esto se traduce en expectativas de un crecimiento del PIB de alrededor del 0,3%-0,4% trimestral este año".
Hay que recordar que la región salió de la recesión en el primer trimestre de 2024 al registrar un avance del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,3%.
Sin embargo, la economía de la eurozona todavía está atravesando una recuperación a dos velocidades, como destacan en Oxford Economics, aunque creen que esta divergencia debería volverse menos evidente a medida que avance el año.
"Esto pronto se materializará a medida que los principales obstáculos cíclicos y estructurales que ha enfrentado la industria comiencen a cambiar, a saber, el fin de un agresivo proceso de reducción de existencias y una recuperación de la demanda de los consumidores. En cuanto a este último punto, creemos que la recuperación del consumo puede haberse retrasado un poco, ya que los elevados tipos de interés continúan incentivando el ahorro".
Pero una vez que comience la flexibilización de la política monetaria, "esto podría desencadenar cierta demanda reprimida de bienes de consumo duraderos en particular, cuya producción se ha visto obstaculizada por precios de la energía estructuralmente más altos y condiciones financieras estrictas. Esto debería ayudar a cerrar la brecha entre los servicios y la manufactura a medida que avanza el año", aseguran.