El recorte cercano al 2% del martes se ajusta a la preferencia del mercado por un yuan más barato
La devaluación que ha llevado a cabo China de su divisa, el yuan, cogió por sorpresa este martes a los mercados mundiales y también a los analistas, que se preguntan qué puede significar esta medida. Probablemente, los líderes de Pekín también se estén haciendo esta misma pregunta.
Las autoridades monetarias de China decidieron rebajar el valor del yuan frente al dólar en un 1,9%, su mayor movimiento en años. ¿Se trata de una liberalización del sistema monetario, un paso para estimular la economía china o es el inicio de una guerra de divisas? Según Bloomberg, es una combinación de las dos primeras.
El Banco Popular de China fija una tasa diaria para el yuan, que puede variar un 2% hacia arriba o hacia abajo como máximo. La presión del mercado, propiciada por las fugas de capital y la ralentización de las exportaciones chinas, ha presionado el yuan a la baja dentro del rango permitido. Según Bloomberg, el recorte cercano al 2% que se produjo el martes no ha hecho sino acomodarse a la preferencia del mercado por un yuan más barato.
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Esta devaluación es una forma de estímulo económico que promociona las exportaciones chinas y hace las importaciones más caras
Desde ahora, el ajuste diario tendrá en cuenta el cierre del día anterior, sugiriendo una aproximación más orientada al mercado en el sistema para fijar el cambio del yuan. Según Bloomberg, esto es algo que ha sido demandado desde el exterior, principalmente desde el Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo que dirige Christine Lagarde está en conversaciones con el Gobierno chino para incluir el yuan como parte de su divisa oficial internacional. El Ejecutivo de Pekín quiere que el yuan forme parte del sistema como una afirmación de que China forma parte de la dirección de la economía mundial.
Al mismo tiempo, esta devaluación es una forma de estímulo económico que promociona las exportaciones chinas y hace las importaciones más caras. Los socios comerciales de China tienen que lidiar con una devaluación que es menos beneficiosa para ellos, aunque no tienen grandes motivos para preocuparse.
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PREPARADOS PARA UNA OLA DE DEFLACIÓN
El analista de Société Générale Albert Edwards es uno de los que anticiparon la medida del Banco Popular de China que el martes cogió desprevenidos a los inversores. Edwards ha advertido de que "esto es sólo el principio. Los inversores deben prepararse para una ola de deflación en Asia".
Por su parte, desde la agencia Standard & Poor's (S&P), defienden una postura totalmente diferente: "La decisión sorpresa de China tiene sentido económico y no es el comienzo de una 'guerra de divisas' o un intento de impulsar el crecimiento".
"Esto es sólo el principio. Los inversores deben prepararse para una ola de deflación en Asia"
En cualquier caso, la conclusión de Edwards es preocupante, ya que espera "que la aceleración de las devaluaciones en los mercados emergentes envíe olas de deflación a Occidente y afecte a la rentabilidad de las empresas y termine provocando una recesión".
SEGUNDO DÍA DE CAÍDA DEL YUAN
Este miércoles, el yuan ha continuado devaluándose, logrando la mayor caída entre las divisas asiáticas desde 2008 y alimentando las preocupaciones de que la volatilidad del mercado financiero frenará el crecimiento de la economía global. Las bolsas europeas no han logrado escapar a las pérdidas y han cerrado con caídas medias del 3,5%, ligeramente inferiores en el caso del Ibex, que se ha dejado un 2,44%. Sin embargo, Wall Street ha conseguido remontar y ha cerrado la sesión de este miércoles con ligeras subidas.
El yuan ha caído un 1%, a pesar de que el Banco Popular de China ha intervenido para frenar las caídas después de que cayera un 1,6%. Esta agitación ha afectado también a las bolsas europeas, que retroceden a mínimos de un mes.
“China es un gran motor de crecimiento en el mundo, así que hay cierto riesgo para el crecimiento global”, señala Otto Waser, jefe de inversión de R&A Research & Asset Management, en declaraciones a Bloomberg. “Si la economía mundial resulta ser débil, la Fed mantendrá la vista en el dólar”, añade.
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