La solución para Irlanda del Norte y la unión aduanera desagradan a los 'tories'
Discrepancias de 10 miembros del Gobierno de Theresa May, varias dimisiones (las más sonadas las del ministro del Brexit, Dominic Raab, y la ministra de Trabajo, Esther McVey), y una amenaza de moción de censura. El preacuerdo del Brexit pactado entre la primera ministra británica y el equipo negociador de la Unión Europea (UE) ha generado el rechazo en el ala más dura de los 'tories', los llamados 'brexiters' y tampoco convence a los laboristas ni a los partidos de Irlanda del Norte.
En caso de ser ratificado, el acuerdo anunciado este miércoles abriría la posibilidad de un periodo de transición desde abril de 2019 al final de 2020. Un periodo que permitirá a la UE y el Reino Unido negociar su futura relación a partir de 2021.
Todos los opositores han acorralado a May por el preacuerdo, aunque la primera ministra se mantiene firme en el cargo y ha avisado que no dimitirá. Y coinciden en sus frentes de discrepancia, que básicamente son la hipotética dependencia de las futuras decisiones que se adopten con la UE y una excepcionalidad en la frontera irlandesa que puede poner en peligro incluso la "integridad" de Reino Unido, como ha advertido Raab. Estos son los principales puntos conflictivos:
1. El régimen regulatorio propuesto para Irlanda del Norte
El conflicto sobre Irlanda se había convertido en el gran escollo para cerrar el acuerdo de salida de Reino Unido de la UE, con un período de transición más allá de 2020. Según el texto, se evita una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte y se mantendrá abierta la frontera en cualquier circunstancia. Londres, sin embargo, espera llegar pronto a un nuevo tratado comercial con la UE que permita una aduana sin fricciones entre los dos territorios.
Las quejas se centran en la solución de emergencia o 'backstop', que tal y como dicen los 'brexiters' no puede ser "indefinida" y tampoco se puede permitir que la UE pueda tener en un futuro capacidad de "veto" para la ruptura definitiva. "Los términos del 'backstop' equivalen a mezclar las obligaciones de la unión aduanera y del mercado único", han afirmado los ministros salientes. "Ninguna nación democrática ha firmado nunca un régimen tan amplio, impuesto desde el exterior sin ningún control democrático", agregan. En definitiva, arguyen que supone una amenaza muy real para la integridad de Reino Unido.
2. Acuerdo aduanero
Se establece un área de libre comercio y de cooperación, sin aranceles ni cuotas. Eso sí, el Reino Unido tendrá que seguir la normativa sobre la fabricación y producción de la UE para garantizar este acuerdo aduanero. Según los detractores, con esta medida el país se queda atrapado en una unión aduanera y "con las manos atadas" para negociar acuerdos comerciales con otros actores.
Las quejas no se han cebado en el resto de puntos, como la protección de los derechos de los ciudadanos de la UE, el fin de la libre circulación o el protocolo especial sobre Gibraltar. Pero en líneas generales, los miembros salientes del equipo de May se han quejado de que el texto, de 600 páginas, "no respeta el resultado del referéndum" de junio de 2016.