Oxfam Intermón considera imprescindible que los PGE presten atención a los más vulnerables
Las consecuencias socioeconómicas de la pandemia podrían incrementar en más de 1,1 millones las personas en situación de pobreza en España si no se adoptan más medidas, según nuevos cálculos de Oxfam Intermón.
Con este aumento, el número total llegaría a alcanzar los 10,9 millones de personas, pasando del 20,7% de la población antes de la COVID-19 al 23,07% tras los efectos del coronavirus. A nivel internacional la organización destaca que, por primera vez en 20 años, crecerá la pobreza extrema.
Coincidiendo con la Semana para la Erradicación de la Pobreza, la organización considera imprescindible que los Presupuestos Generales del Estado (PGE) presten atención a las personas más vulnerables, las que peor lo están pasando.
"Paliar los efectos de la crisis socioeconómica, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, para que nadie quede atrás, es urgente. Por ello pedimos al Gobierno que aplique medidas que blinden servicios públicos como la educación y la sanidad y refuercen la protección social, especialmente ampliando el Ingreso Mínimo Vital", señala Franc Cortada, director general de Oxfam Intermón.
POBREZA EN AUMENTO
Los efectos devastadores de la pandemia en términos de pobreza y desigualdad traspasan nuestras fronteras. Según alerta el Banco Mundial, la pobreza extrema mundial crecería por primera vez en más de 20 años. Hasta cerca de 115 millones de personas más podrían sufrirla este año.
"Estas cifras demuestran claramente que miles de millones de personas han sido más vulnerables a los impactos económicos de la COVID-19 debido a décadas de políticas económicas que las han sumido en la pobreza, mientras que los más ricos de la sociedad han acumulado cada vez más riqueza".
El nuevo informe de la organización, 'Después será demasiado tarde', muestra cómo la pandemia ha agravado la pobreza y la crisis alimentaria. Más de 55 millones de personas están en riesgo de hambre extrema en siete países del mundo que se enfrentan a niveles severos y extremos de inseguridad alimentaria: Yemen, la República Democrática del Congo, Nigeria, Burkina Faso, Afganistán, Sudán del Sur y Somalia. La organización alerta de que la financiación para dar respuesta humanitaria a esta situación es extremadamente baja.