Una volatilidad persistente en cuanto a producción final e inflación con importantes ramificaciones
Las tensiones geopolíticas podrían afectar negativamente al crecimiento económico y a las tasas de inflación, ha alertado Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE).
"Los 'shocks' geopolíticos podrían derivar en una volatilidad persistente en cuanto a producción final e inflación, con importantes ramificaciones", ha dicho Panetta este lunes poniendo la invasión rusa como ejemplo de desestabilización de los mercados energéticos y de materias primas.
Además, el italiano ha avisado de que esta fragmentación podría afectar a la política monetaria del BCE. "La naturaleza cambiante de la globalización podría influir en la tasa natural de tipos de interés", ha dicho.
A este respecto, Panetta ha recordado cómo a partir de 2017-2018 se multiplicaron en el plano mundial el número de medidas proteccionistas a raíz de las disputas comerciales entre Estados Unidos y China, una tendencia que se profundizó con la irrupción del coronavirus.
Por eso mismo, la Unión Europea, "valedora durante décadas de la apertura y la integración", en palabras de Panetta, ha desarrollado su agenda de Autonomía Estratégica Abierta para prevenir que las actuales dependencias comerciales del continente se conviertan en vulnerabilidades.
Así, ha animado a la Unión a "diversificar su participación en las cadenas de suministros", para lo que debería acercarse a países de bajos ingresos. De esta forma, también, "las asociaciones exitosas" reducirían el riesgo de que estas cadenas se fragmenten en bloques geopolíticos antagónicos. Esto sería especialmente cierto en áreas como la transición verde, "donde la cooperación es vital y las materias primas críticas juegan un papel esencial".
No obstante, Panetta ha pedido cautela, pues las políticas enfocadas a aumentar la autonomía europea no deben fomentar una fragmentación entre los propios Estados miembro. "Debe evitarse la dependencia contraproducente en soluciones nacionales para responder a 'shocks' globales", ha dicho el miembro del BCE.
"Esto podría desembocar en una carrera interna de subsidios, asignación ineficiente de recursos o en una competencia injusta entre Estados miembro, lo que agudizaría las divergencias económicas entre estos y la ventaja de aquellos con mayor margen fiscal [sobre los que no]", ha elaborado.
Por estos motivos, Panetta ha asegurado que la mejor receta para encarar esta fragmentación global es "una integración europea más estrecha", pues esta daría más peso al conjunto del club comunitario a la hora de moldear el contexto internacional.
CONCLUSIONES SIMILARES
Estas afirmaciones de Panetta están en sintonía con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ya indicó a comienzos de abril que la fragmentación financiera espoleada por las tensiones geopolíticas podría tener "potenciales implicaciones graves" para la estabilidad financiera mundial y aumentar la volatilidad de los mercados, pues trastoca la asignación transfronteriza de capitales, los sistemas de pagos internacionales y los precios de los activos.
La institución multilateral explicó que las tensiones geopolíticas surgidas de las divergencias en política exterior entre los países inversores y aquellos que reciben la inversión extranjera condicionan "considerablemente" la asignación de carteras transnacionales.
El FMI citó a modo de ejemplo la brecha entre Estados Unidos y China en cuanto a la creciente disparidad en el sentido de voto en Naciones Unidas a partir de 2016, y que coincidió con una disminución en la inversión bilateral de aproximadamente el 15%.
Un aumento de las tensiones con los principales socios comerciales podría provocar una "inversión súbita" de los flujos transfronterizos de capitales, con un efecto "aún más pronunciado" para los mercados emergentes y economías en desarrollo que para los países desarrollados.
Asimismo, estos riesgos geopolíticos podrían trasladarse al entorno financiero al incrementar los costes de financiación de los bancos, reducir la rentabilidad de los mismos y disminuir su provisión de crédito para el sector privado. "Estos impactos serán mucho mayores para los bancos con menores ratios de capitalización", ha explicado el FMI.
Así, la mayor fragmentación también "incrementará notablemente" la volatilidad macrofinanciera a largo plazo al reducir las oportunidades de diversificación en caso de crisis, ya sea a nivel interno o externo.