El comercio, el transporte y los servicios de alojamiento afrontan la mayor amenaza
La intervención de los gobiernos ha reducido artificialmente la tasa de quiebras empresariales de la Zona Euro durante 2020 y previsiblemente hará lo propio este año, especialmente durante la primera mitad. En España, el Ejecutivo y los agentes sociales han llegado a un acuerdo para extender los ERTE hasta el 31 de mayo sin necesidad de autorización administrativa, lo que da cierto margen a las empresas. Aun así, las medidas excepcionales no pueden durar siempre y preocupa lo que ocurrirá cuando desaparezcan.
"La suspensión de las normas sobre quiebras impidió una ola de liquidaciones empresariales que habría amplificado la recesión mediante el deterioro de los balances de los bancos, la caída de la oferta de crédito y el debilitamiento de la demanda. Pero, aunque la recuperación debería naturalmente mitigar la mayoría de los problemas de rentabilidad, no resolverá mágicamente algunos problemas de solvencia", advierten los expertos de Oxford Economics.
En opinión de estos economistas, es inevitable que se produzca una nueva "ola de quiebras" según vayan eliminándose las medidas de contención en el curso del primer semestre de este año, y esto pesará especialmente en España, junto a Italia y Francia. Estos países, desde su punto de vista, se enfrentan a "riesgos elevados" debido a sus recesiones más severas y a "la anormal caída de las quiebras".
"A nivel sectorial, el comercio, el transporte y los servicios de alojamiento afrontan la mayor amenaza, lo que refuerza el riesgo para España e Italia debido a su dependencia de la industria de la hostelería", insisten. Cabe recordar que, a principios del año pasado, Oxford Economics ya anticipaba que España e Italia iban a sufrir una recesión especialmente dura "por el simple hecho de que tienen unas economías más débiles" y por el impacto de la pandemia en el sector servicios, del que dependen especialmente.
"La consiguiente pérdida de mano de obra reducirá el empleo y la confianza. Esto puede justificar el aplazamiento de la suspensión de las normas excepcionales hasta que la recuperación haya cobrado impulso, pero en la mayoría de los casos, esto sólo retrasará lo inevitable", avisan. "Confiar durante demasiado tiempo en una intervención contundente (de los Gobiernos) retrasará el ineludible ajuste económico, planteará riesgos para los bancos y pesará sobre la productividad. Pero conseguir el momento adecuado (para eliminar las medidas de ayuda) será un difícil acto de equilibrio", reconocen.
El lado positivo de esta complicada situación se observa al comparar esta crisis con la financiera de 2008. Actualmente, los sectores intensivos en capital, como la construcción, son menos problemáticos, al contrario de lo que ocurrió entonces.
"Los sectores en peligro relacionados con el turismo son menos intensivos en capital y plantean un riesgo manejable", consideran desde la firma. Esto, sumado al fuerte apoyo fiscal y al esperado rebote económico hace que disminuya el peligro inmediato de una "zombificación", concluyen.