OPINIÓN | Mario Draghi, el hombre que salvó a España... y hundió a la banca

Su "whatever it takes" evitó la ruptura del euro por culpa de nuestra crisis financiera

  • Pero deja al BCE empantanado en los estímulos extraordinarios y los tipos negativos
Eduardo Segovia
Bolsamania | 24 oct, 2019 06:00 - Actualizado: 09:37
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Hay quien dice que Mario Draghi debería tener una estatua en España, porque ha hecho más por nuestro país que la mayoría de nuestros políticos y economistas modernos. Y no le falta razón. Su mítica frase "the ECB is ready to do whatever it takes to preserve the euro. And believe me, it will be enough" (el BCE está preparado para hacer todo lo que sea necesario para preservar el euro. Y créame, será suficiente) de 2012 salvó a nuestro país de tener que abandonar la moneda única, lo que habría conllevado el final de la misma.

La frase de marras está a la altura de otras míticas de banqueros centrales como la "exuberancia irracional" de Alan Greenspan o la recomendación de William McChesney de que "hay que quitar el alcohol de la fiesta antes que ésta se anime demasiado". Lo que es innegable es que funcionó y, con la inestimable ayuda del rescate de España, consiguió salvar el euro. Por cierto, el BCE también tuvo un papel fundamental en torcer la mano del Gobierno y del Banco de España para que España salvara con dinero público a las cajas quebradas y creara un banco malo (Sareb).

Sin duda ninguna, el verano de 2012 fue el momento estelar de Draghi, que había empezado su mandato bajo muchas suspicacias por proceder de Goldman Sachs y no de un círculo académico o político. Con esta actuación tan contundente, despejó todas las dudas y se ganó el respeto del mundo económico y de los mercados.

El problema es que la crisis que llevó al rescate de España no tenía precedentes y requirió medidas nunca vistas: una vez bajados los tipos hasta cero, la Reserva Federal decidió inyectar más liquidez mediante la compra de activos en mercado: el Quantitative Easing. Draghi tardó mucho en darse cuenta de que en Europa también se requerían estímulos excepcionales y, cuando los aplicó, Estados Unidos ya empezaba a salirse de ellos.

LA BANCA, HUNDIDA POR LOS TIPOS NEGATIVOS

Y a partir de ahí, ya ha ido con el pie cambiado hasta la situación actual: el BCE no solo no ha sido capaz de retirar los estímulos, sino que el mes pasado tuvo que poner los tipos aún más en negativo y anunció nuevas compras por 20.000 millones (cosa que ha provocado la dimisión de una consejera alemana que no estaba de acuerdo). Ese es el gran fracaso de Draghi y el 'marrón' que deja a su sucesora, Christine Lagarde y a su número dos, nuestro Luis de Guindos.

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Además, los tipos negativos han reducido drásticamente los márgenes de la banca, sobre todo la española, que tiene el grueso de su cartera de crédito con diferenciales ridículos sobre el Euribor por la euforia de la burbuja inmobiliaria. Es decir, después de rescatarla -la teoría dice que salvar a las cajas evitó consecuencias desastrosas para el sistema-, la ha hundido. Y el reflejo son las bajísimas valoraciones de las entidades en bolsa.

DEJA EL BCE EMPANTANADO

Porque, además, la eficacia de todas estas acciones excepcionales ha sido bastante dudosa: no han servido para crear inflación en la zona euro y estamos en clara desaceleración de la economía (aunque siempre habrá quien diga que, sin estas medidas, habríamos sufrido ya otra recesión). Algunos economistas sostienen que se ha roto el mecanismo tradicional de transmisión de la política monetaria -la demanda de crédito no crece por más bajos que estén los intereses- y que hay que buscar nuevas vías.

Pero eso les tocará a Lagarde y a Powell en Estados Unidos. No podemos esperar que un banquero central haga más de un gran descubrimiento en su mandato. O que, además de frenar la mayor crisis de la historia de su divisa, encuentre soluciones para todos los demás problemas. Draghi será Supermario, pero tampoco es Dios.

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