La campaña de descuentos no ha cumplido con las expectativas iniciales de crecimiento
Las ventas minoristas del mes de diciembre han caído un 5,9%. Ni siquiera la campaña de Navidad, que “no ha cumplido con las expectativas iniciales de crecimiento”, se ha podido salvar de los efectos de la variante Ómicron, según la Confederación Española de Comercio (CEC).
En total, el comercio minorista ha sufrido una caída en las ventas interanuales del 2,3%, sin contar con los efectos estacionales y de calendario, según datos del Índice del Comercio Minorista (ICM) elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La CEC no ha descartado que fuera más baja si se tienen en cuenta “las tipologías de comercio relativas a los negocios más pequeños”.
Con todo, han sido las grandes superficies (-9,9%) las que han registrado una mayor caída respecto al mes de noviembre, al ser este formato el que mayor aprovechamiento hace de las campañas de ‘Black Friday’ y el ‘Cyber Monday’, propias de ese mes.
El considerado por tradición “el mes de las compras y el consumo” ha quedado por debajo de los datos del 2021, marcado por una “ralentización” de las compras, que guarda una relación directa con la incertidumbre provocada por la crisis sanitaria y por la inestabilidad de los propios mercados, afectados por la subida de los precios en el sector energético, la falta de ‘stock’, o la subida del coste de las materias primas. Todo ello, según la CEC, se traduce en “menor capacidad de gasto de las familias, así como a una mayor pérdida de confianza del consumidor”.
Esto ha lastrado los resultados del comercio en general y del comercio minorista en particular, según la entidad, al contar este último con una menor capacidad de inversión para su adaptación a estos condicionantes.
Tras las fiestas navideñas, la patronal comercio minorista ha advertido “una campaña de rebajas irregular y por debajo de las previsiones”, si bien el inicio de la campaña “se percibió un leve ascenso de la rotación de clientes”, que derivó en “una cifra de negocio similar a la de una semana ordinaria” provocada por la variante Ómicron, que “no solo ha ralentizado el ritmo de consumo”, si no que también “ha aumentado las bajas laborales en un sector donde la presencialidad de las plantillas es obligada”.
Sin embargo, la CEC no ha querido señalar a la nueva variante de Covid-19 como único culpable de la caída en ventas. Según la entidad, la temporada de rebajas “ha ido perdiendo su impacto progresivamente”, dando lugar a “una sucesión ininterrumpida de ofertas a lo largo de todo el año que perjudica a las tipologías de comercio más pequeño que, con márgenes cada vez más estrechos, pierden competitividad frente a las grandes superficies”.
La CEC ha considerado “recuperar los periodos tradicionales de rebajas”, con el objetivo de que “los comercios puedan vender en condiciones favorables durante un periodo de tiempo limitado y suficiente y no distorsionar así el mercado con promociones encadenadas prácticamente cada mes”.