El órdago electoral de Sánchez da sus frutos y los soberanistas piden volver al diálogo
Ya hay perdedores en el juego del gallina que las fuerzas independentistas han mantenido con el Ejecutivo de Pedro Sánchez sobre los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Los nervios se han apoderado de ERC y el PDeCAT después de las filtraciones sobre un prematuro adelanto electoral y se han sucedido las declaraciones con una demanda casi calcada: "queremos seguir negociando". Fuentes internas explican que ambos partidos se hallan "implorando a Moncloa algún tipo de contacto".
En estos términos se han expresado en las últimas horas el vicepresident de la Generalitat, Pere Aragonès y la consellera de la Presidencia, Elsa Artadi. Esta última reivindicó el diálogo el lunes, en la rueda de prensa posterior al Consell Executiu del Govern catalán. Este martes, Aragonès ha relatado, en declaraciones a Rac1, que fue Moncloa quién, el pasado jueves, cortó las comunicaciones con la Generalitat. "Decidieron asumir el coste de no tener Presupuestos", ha explicado, haciendo hincapié en que el Ejecutivo catalán tenía y sigue teniendo la voluntad de dialogar con el de Sánchez.
La verdad sobre los mensajes que se intercambiaron ambos con la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, sólo la saben ellos, aunque fuentes próximas cuentan a Bolsamanía que así acontecieron los hechos. Según el relato de los soberanistas, desde el jueves reina el silencio en los canales de comunicación que mantenían con Moncloa. Su versión es que el Gobierno les dio el ultimátum de que o retiraban las enmiendas o no había negociación. "Nosotros queríamos seguir dialogando y ellos nos dijeron que habían llegado al final", cuenta Aragonès.
Tal como adelantaron fuentes conocedoras de las conversaciones a Bolsamanía, los independentistas están empezando a cambiar su postura porque "saben que se han equivocado", ya que "son quienes más tienen que perder en esta jugada". Desde el socialismo tienen asumido que el diálogo "les resta votos", por lo tanto han empezado a considerar que es demasiado alto el precio a pagar para darse de bruces una y otra vez con la misma demanda. Explican estas fuentes que la rotura de las relaciones obedeció a que el soberanismo "sólo quería hablar de autodeterminación", una de sus líneas rojas.
También reconocen que les pudieron las críticas de la militancia y los barones sobre la figura del relator del diálogo porque "lo contamos fatal"; además, admiten que les presionó la manifestación de la derecha. Así las cosas, el hartazgo es tal en el PSOE que desde el partido muestran ya indiferencia sobre el hecho de que no vayan a sacar adelante sus cuentas: "Sinceramente nos da igual", reconocen a este medio. Un giro que obedece a que los socialistas trabajan realmente de cara a las elecciones generales, por lo que han entrado en precampaña electoral desde la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del pasado viernes, según varios expertos.
"El globo sonda del 14 de abril no es un farol", relatan. Cumple la doble función de presionar a los soberanistas y de "tantear esta posibilidad si fracasa el debate presupuestario".
ERC Y EL PDECAT NO RETIRAN LAS ENMIENDAS
Cierto es, señalan tanto desde el soberanismo como desde el socialismo, que el fracaso con los PGE no es el fin de la Legislatura. "Podemos seguir gobernando", declaran en el partido. Pero sería la segunda vez en democracia que una mayoría parlamentaria devuelve el proyecto de cuentas en la primera vuelta al Gobierno, por lo que el daño será irreversible.
La situación en estos momentos, es que ni ERC ni PDeCAT están dispuestos a retirar las enmiendas a la totalidad. A pesar de que la pelota está en su tejado, los socialistas tienen asumido que es demasiado pronto para que reculen. "Hay mediadores que estarán todo el día tanteando qué opciones hay de que mañana apoyen las cuentas", explican fuentes parlamentarias, pero también asumen que este desenlace "sería una sorpresa".
En cuanto el miércoles finalice el debate de los Presupuestos en el Congreso, Moncloa mediará muy bien sus opciones. "Tenemos hasta el 19 de febrero para convocar elecciones", relatan fuentes internas del partido. Lo que sí tienen claro es que, a partir de ese momento, el Estado tomará las riendas de la negociación con los independentistas, por lo que las conversaciones serán bajo sus términos y el Govern se quedará sin 2.200 millones de euros y sin poder de presión sobre el Ejecutivo.