En el lado contrario, los analistas de S&P han reafirmado esta misma semana el estatus del país en 'BBB'
Moody's Investors Service ha publicado un informe que analiza cómo han actuado en los últimos 30 años los diferentes países ante degradaciones de su estatus desde calificaciones positivas hasta las llamadas calificaciones "basura". En este punto, los analistas Kelvin Dalrymple y Scott Phillips, han asegurado que Italia es el único país "con calificación 'Baa3' y perspectiva negativa".
Estos datos llevan a que su lento crecimiento y los mayores costes de financiación "pueden debilitar aún más la posición fiscal de Italia". En la actualidad, el país se encuentra un escalón por encima de la calificación "basura" en Moody's, pero la próxima evaluación está prevista para el 19 de mayo.
La valoración pesimista, que lleva prolongándose desde agosto, se ha visto afectada por la fragmentada coalición con la que gobierna Giorgia Meloni desde hace seis meses. Además, la necesidad de Italia por aplicar ciertas reformas que revitalicen su economía, junto con las que necesarias para la recepción de los Fondos de Recuperación, hace que para Moody's todavía deba enfrentarse a "mayores riesgos"
En el lado contrario, los analistas de S&P han reafirmado esta misma semana el estatus del país en 'BBB' con una perspectiva estable, un nivel por encima del que le adjudica Moody's. En este mismo aspecto se mueve también Fitch Ratings.
S&P ha destacado que su expectativa es que "la deuda pública italiana en relación con el PIB disminuirá entre 2023 y 2026", gracias al repunte económico que se producirá a lo largo de este año "apoyado por las inversiones de la UE, la demanda externa y la estabilización de los términos de intercambio". Es por esto que se equilibra "con el riesgo de un retroceso en la realización de reformas críticas".
No obstante, la prima pagada por su rendimiento a 10 años se encuentra actualmente en 187 puntos básicos, por debajo de los 250 que marcaba a finales de 2022. Esta reciente tendencia alcista se ha producido tras un periodo político más tranquilo, al objetivo de prudencia fiscal del Gobierno italiano y al respaldo del Banco Central Europeo.
En caso de producirse la degradación a calificación "basura", sus bonos se volverían menos atractivos para los inversores, pero esto no afectaría a su participación en los programas de compra de bonos del BCE, ya que para que esto pueda ocurrir solo es necesario que una de las cuatro agencias de calificación considere que tiene grado de inversión.
Meloni ha tenido cuidado de mantener, con sus recientes presupuestos, las tendencias de déficit y deuda en descenso. Además, sus planes para seguir invirtiendo en economía fueron bien acogidos entre los analistas. Sin embargo, el endeudamiento italiano aún supera el 140% de la producción, con un crecimiento lento. El continuo análisis sobre el gasto de los Fondos de Recuperación de la Unión Europea también pone en riesgo alcanzar las metas necesarias para obtener las ayudas antes de la fecha límite, marcada en 2026.
Moody's ha rebajado la calificación de 28 países a "basura" desde 1995, de los que solo 12 lograron recuperar la calificación de grado de inversión en un plazo de 3 a 14 años, ya que se trata de un proceso que necesita de "grandes transformaciones" que fortalezcan las finanzas públicas.
Goldman Sachs también ha mantenido una opinión pesimista y recomendó vender bonos italianos antes que españoles. Además, cree que el diferencial con Alemania subirá hasta 235 puntos básicos a finales de 2023.