ING cree que no debería repetir el error de comprometerse con demasiada antelación
El mercado lo tiene claro: el Banco Central Europeo (BCE) no recortará los tipos de interés este jueves. El organismo presidido por Christine Lagarde dará a conocer su última decisión en materia de política monetaria, de la cual se espera que vuelva a hacer una pausa tras bajar los tipos de interés por primera vez en junio. El recorte fue entonces de 25 puntos básicos para las tres tasas de referencia: la facilidad de depósito, hasta el 3,75%; el tipo de las operaciones principales de financiación, hasta el 4,25%; y el tipo de la facilidad marginal de crédito, hasta el 4,5%. ¿Qué ha llevado al BCE a adoptar esta postura?
Según los analistas de ING, existe un "efecto indirecto e inevitable" derivado de la reciente reevaluación de las expectativas de la Reserva Federal (Fed), así como de la agitación en los mercados de bonos franceses debido a la incertidumbre desatada tras las elecciones europeas y legislativas, que mostraron un firme avance de la ultraderecha liderada por Marine Le Pen.
Por si fuera poco, la inflación no ha descendido de forma convincente: el Índice de Precios al Consumo (IPC) cayó una décima, hasta el 2,5%, en junio y la tasa subyacente se mantuvo en el 2,9%.
"Esperamos que el BCE mantenga los tipos de interés y la orientación sin cambios, lo que también significa que no habrá señal para septiembre. Nuestra convicción es alta, pero los recientes datos de inflación y crecimiento salarial nos ponen un poco nerviosos sobre el destino del recorte de tipos de septiembre", explican desde Bank of America (BofA).
De su lado, los estrategas de ING recuerdan que "algunos" miembros del BCE han apoyado la reciente fijación de precios para dos recortes más este año, por lo que, "teniendo en cuenta los recientes acontecimientos no relacionados con los datos y los riesgos para la reputación de un giro de línea dura una reunión después de un recorte de tipos", sería razonable esperar "un tono cauteloso y falta de orientación futura".
Los mercados ven actualmente muy pocas posibilidades de que ocurra algo en esta reunión, pero atribuyen una probabilidad superior al 80% a un segundo recorte del BCE en septiembre tras la medida de junio. Un tercer recorte está totalmente previsto para enero. Por su parte, la hipótesis de base de BofA sigue siendo la de dos recortes más este año, cinco el próximo y dos más en 2026. Pero eso ha cambiado ligeramente en las últimas semanas.
Y es que, como explican desde ING, ha habido una "sutil" tendencia en las expectativas hacia menos recortes, ya que algunos miembros clave del BCE, como el economista jefe Philip Lane, indicaron que la inflación de los servicios seguía siendo preocupante, pero esto volvió a cambiar con la recalibración de perspectivas de la Fed, que arrastró los tipos del euro a la baja.
"El Consejo (de Gobierno) del BCE es menos claro, y las opiniones más divididas han hecho que los tipos del euro se hayan quedado rezagados frente a los estadounidenses. El diferencial entre los tipos a dos años de EEUU y del euro se ha comprimido hasta sus niveles más ajustados desde enero", detallan desde el banco neerlandés.
En este sentido, ING señala que el banco central debería tener cuidado de no repetir el error de comprometerse a un recorte con demasiada antelación y subraya que, en esta ocasión, el principal objetivo esta vez "debería ser no perturbar los mercados". En esta dirección apuntó Klaas Knot, miembro del BCE y presidente del Banco de los Países Bajos, al subrayar que se sentía cómodo con las expectativas del mercado.
"A pesar de todas las afirmaciones de que el banco central es independiente de la Reserva Federal, a falta de orientación, los tipos del euro deberían seguir dependiendo más de los datos de EEUU a corto plazo, ya que creemos que los mercados han visto un punto de inflexión crucial, inclinándose hacia recortes más decisivos de la Reserva Federal", sentencian desde la entidad naranja.
Asimismo, ING duda de que el BCE sea capaz de proporcionar un "impulso duradero" al euro, ya que opinan que el Consejo de Gobierno "se abstiene deliberadamente de interferir en la fijación de precios del mercado". Además, señalan que hay algunos riesgos al alza para el euro a muy corto plazo, ya que un "cierto" reconocimiento de la ralentización del descenso de la inflación "podría ofrecer cierto apoyo" a la divisa comunitaria. "Una vez más, no creemos que esto dure, y el par EUR/USD podría retroceder hasta 1,0800 en las próximas semanas a medida que el dólar recupere impulso y dada la falta de factores positivos específicos del euro", sentencian.
"No esperamos ninguna señal para septiembre". Así de claros se muestran desde Bank of America al hablar sobre la orientación futura del BCE, del cual creen que repita el habitual comentario de que "depende de los datos y no de los puntos de referencia y de que el camino a seguir en 2024 probablemente será accidentado".
"También esperaríamos una señal de que el próximo conjunto de previsiones, y en particular la zona de aterrizaje para el cuarto trimestre de 2025, será una aportación muy importante para la próxima decisión. Por último, creemos que reiterará que, si bien es muy probable que ya estemos en la fase de reducción, todavía hay mucha incertidumbre y, dada la resistencia del empleo, el BCE puede permitirse esperar", apuntan estos estrategas.
Por otro lado, el banco estadounidense señala que los recientes datos sobre inflación y salarios "podrían poner en peligro" un primer recorte en el mes de septiembre si se producen nuevas sorpresas al alza antes de esa fecha. Asimismo, señalan que la presión alcista que ejerció el turismo en el último repunte de la inflación podría persistir en los próximos meses, ya que muchos países entran ahora en temporada alta, y podría dar más de un dolor de cabeza al BCE.
En este sentido, Bank of America considera que la clave en septiembre será ver si las sorpresas son "lo suficientemente grandes" como para amenazar la previsión de finales de 2025 y alejarla "considerablemente" del 2% de inflación, ya que el BCE "podría estar dispuesto a tolerar" algunas "pequeñas desviaciones" en el contexto de un crecimiento "que dista mucho de ser boyante". "Existe un sentimiento generalizado de mejora continua de la desinflación, lo que probablemente hace que considere casi garantizados los dos próximos recortes de tipos, a falta de grandes sorpresas. Pero si la inflación subyacente subiera y las recientes señales de los salarios se confirmaran en las próximas impresiones, el recorte de tipos de septiembre podría estar en peligro", apuntan.
"Más allá de eso, seguimos pensando que es probable que los recortes se reanuden después de 2025. Seguimos creyendo que la neutralidad se sitúa en algún punto por debajo del 2% y probablemente no difiera demasiado de lo que era antes de la pandemia. Pero el 2% debería constituir una pausa pegajosa para el BCE hasta que los datos sugieran que sigue siendo una política restrictiva", concluyen desde BofA.