Los economistas del Fondo creen que la inflación persistirá más elevada a medio plazo
La magnitud del aumento de la inflación, que sigue en niveles de récord en la zona euro y en máximos desde los años 80 o 90 en otros países, ha sido una sorpresa para los bancos centrales y los mercados, y persiste una gran incertidumbre sobre las perspectivas de la inflación. Los riesgos al alza siguen siendo grandes y "puede ser necesario un endurecimiento más agresivo si estos riesgos se materializan", señalan desde el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los bancos centrales de las principales economías esperaban, hace tan sólo unos meses, poder endurecer la política monetaria de forma muy gradual. La inflación parecía estar impulsada por una mezcla inusual de choques de oferta asociados a la pandemia y, posteriormente, a la invasión rusa de Ucrania, y se esperaba que disminuyera rápidamente una vez que estas presiones disminuyeran.
Aun así, creen los analistas del organismo transnacional que "los riesgos de inflación parecen fuertemente inclinados al alza. "Existe un peligro considerable de que la alta inflación se consolide y las expectativas de inflación se desanclen".
Ahora, cuando la inflación está alcanzando máximos de varias décadas y las presiones sobre los precios se extienden a la vivienda y otros servicios, los bancos centrales reconocen la necesidad de actuar con mayor urgencia para evitar que se desanimen las expectativas de inflación y se dañe su credibilidad. "Los responsables de la política económica deberían tener en cuenta las lecciones del pasado y mostrarse decididos a evitar ajustes potencialmente más dolorosos y perturbadores en el futuro", avisan.
La Reserva Federal, el Banco de Canadá y el Banco de Inglaterra ya han subido notablemente los tipos de interés y han señalado que esperan continuar con más subidas considerables este año. El Banco Central Europeo ha subido recientemente los tipos por primera vez en más de una década.
Pero esto podría no ser suficiente, creen desde el FMI, ya que las tasas de inflación de los servicios -desde los alquileres de vivienda hasta los servicios personales- parecen estar repuntando desde niveles ya elevados, y es poco probable que bajen rápidamente. Estas presiones pueden verse reforzadas por el rápido crecimiento de los salarios nominales. En los países con mercados laborales fuertes, los salarios nominales podrían empezar a aumentar rápidamente, más rápido de lo que las empresas podrían absorber razonablemente, con el consiguiente aumento de los costes laborales unitarios trasladado a los precios.
Dicen los economistas del Fono que estos "efectos de segunda ronda" se traducirían en una inflación más persistente y en un aumento de las expectativas de inflación. Por último, una nueva intensificación de las tensiones geopolíticas que desencadene un nuevo aumento de los precios de la energía o agrave las perturbaciones existentes también podría generar un periodo más largo de inflación elevada.
Los mercados parecen apostar por la posibilidad de que la inflación se sitúe muy por encima de los objetivos de los bancos centrales en los próximos años. En concreto, los mercados señalan una alta probabilidad de que persistan tasas de inflación superiores al 3% en los próximos años en Estados Unidos, la zona del euro y el Reino Unido.
Por otra parte, los consumidores y las empresas también están cada vez más preocupados por los riesgos de inflación al alza en los últimos meses. En el caso de Estados Unidos y Alemania, las encuestas de los hogares muestran que los ciudadanos esperan una inflación elevada durante el próximo año, y dan muchas probabilidades a la posibilidad de que se sitúe muy por encima del objetivo durante los próximos cinco años.
En tal caso, "el coste de la reducción de la inflación puede ser mucho más elevado si los riesgos al alza se materializan y la inflación disparada se consolida", subrayan desde el FMI. En ese caso, "los bancos centrales tendrán que ser más decididos y endurecer su política monetaria para enfriar la economía, y es probable que el desempleo tenga que aumentar considerablemente".
En medio de los signos de la ya escasa liquidez, un endurecimiento más rápido de los tipos de interés oficiales puede dar lugar a un nuevo descenso brusco de los precios de los activos de riesgo, afectando a la renta variable, el crédito y los activos de los mercados emergentes. "El endurecimiento de las condiciones financieras podría ser desordenado, poniendo a prueba la resistencia del sistema financiero y ejerciendo una presión especialmente grande sobre los mercados emergentes", dicen desde el FMI. "El apoyo de la opinión pública a la política monetaria restrictiva, ahora fuerte con la inflación en máximos de varias décadas, puede verse socavado por los crecientes costes económicos y de empleo".
Aun así, recalcan estos economistas que "el restablecimiento de la estabilidad de los precios es de suma importancia, y es una condición necesaria para el crecimiento económico sostenido". Y concluyen que una lección clave de la elevada inflación de los años sesenta y setenta fue que actuar con demasiada lentitud para contenerla conlleva un endurecimiento posterior mucho más costoso para volver a anclar las expectativas de inflación y restaurar la credibilidad de la política. Será importante que los bancos centrales tengan en cuenta esta experiencia a la hora de recorrer el difícil camino que tienen por delante.