Los 'gurús' alertan a Trump: la reforma fiscal "para ricos" creará deuda, no crecimiento

La comunidad académica advierte del impacto negativo en las cuentas públicas de EEUU

  • La reforma tributaria tiene el visto bueno de la Cámara de los Representantes...
  • ... y está pendiente de la aprobación del Senado, que plantea un plan alternativo
Alberto Sanz / Óscar Giménez
Bolsamania | 26 nov, 2017 12:00 - Actualizado: 14:14
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Donald Trump, presidente de Estados Unidos EUROPAPRESS

La reforma fiscal de Donald Trump debilitará las finanzas de Estados Unidos sin impulsar el crecimiento de la economía. Esta es la conclusión de la mayor parte de los economistas de las universidades americanas. La aprobación del nuevo programa está pendiente en el Senado tras recibir el visto bueno de la Cámara de Representantes.

Trump pretende impulsar un cambio profundo en la fiscalidad estadounidense. Este fue uno de los ejes de su abanico de promesas bajo el lema de ‘Make America great again’ que le llevó a la Casa Blanca. Y también uno de los principales motivos para que Wall Street sonriera su llegada, algo de lo que ha presumido varias veces en Twitter, su canal principal de información.

Porque las compañías son las grandes beneficiadas de este plan tributario. El principal punto de esta reforma fiscal consiste en rebajar el impuesto de empresas hasta el 20% desde el 35% actual y se mantienen ventajas para las empresas estadounideses, como la deducción total de la compra de maquinaria y equipos. Una reforma que le llevaría a estar por debajo de España, donde el tipo marginal del Impuesto de Sociedades está en el 25%, aunque todavía por encima de países como Irlanda, donde la tasa es del 12,5%.

“Esperamos que el impuesto al beneficio (Sociedades en España) se reduzca desde el 35% al 25%, aunque los republicanos apuntan ahora al 20%”, señalan los expertos de Deutsche Bank. No obstante, en el banco alemán advierten de que el impacto final en las cuentas de las compañías estadounidenses será más limitado por dos razones. La primera, que en el S&P 500 el beneficio generado en Estados Unidos es únicamente el 60%. La segunda, que el tipo efectivo actual que pagan las empresas teniendo en cuenta las deducciones y la ingeniería contable es del 29%.

La ambiciosa reforma de Donald Trump se ha ido descafeinando para no chocar con su propio partido

En Deutsche Bank esperan que este tipo efectivo se reduzca hasta una horquilla de entre el 21% y el 22%, lo que supondría un ajuste importante. La repercusión en Wall Street para los inversores será inmediata. El mayor beneficio reducirá el PER -veces que se repite el precio en el beneficio por acción- desde la ratio actual de 21 veces hasta la de 18 veces. Es decir, más atractivo para el S&P 500, que acabó esta semana en por encima de 2.600 puntos.

Otra de las apuestas de Trump pasa por una simplificación de los tramos del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) de siete a cuatro: 39,6%, 35%, 25% y 12%. Aunque en un primer momento, la reforma proponía recortar estos tipos hasta tres, suprimiendo el intervalo de 39,6% en beneficio de las rentas más altas. Pero ante las críticas del Partido Demócrata por el gran beneficio de los ricos con esta reforma, la administración Trump decidió mantener este cuarto tramo. “Una marcha atrás que no ha gustado dentro del Partido Republicano”, indica Gonzalo Gómez Bengoechea, profesor de economía global de Comillas ICAI-ICADE.

El nuevo escenario fiscal de Estados Unidos incluiría, entre otros puntos, un incentivo para tener hijos. Esta reforma aumenta el crédito que recibirán quienes tengan hijos, desde los actuales 1.000 hasta los 1.600 dólares por hijo y una prima familiar de 300 dólares por cada hijo no dependiente. No obstante, la ambiciosa reforma de Trump se ha ido descafeinando para no chocar con su propio partido. Sobre todo, como indica Gonzalo Gómez Bengoechea, porque esta reforma “se basa en la teoría de que la rebaja de tipos aumenta la recaudación base. Pero provocaría un aumento del techo de gasto, algo que no gusta en el seno del Partido Republicano”.

La reforma fiscal, si acaba siendo un cambio de gran calado, tendrá muchas derivadas. Sin embargo, las mentes más brillantes en economía dentro de la comunidad académica estadounidense descartan un impulso importante del crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) durante los próximos años gracias a la reforma fiscal.

Así lo muestra un sondeo de IGM Forum, el instituto de la Universidad de Chicago, que recoge las respuestas de más de 40 economistas de Harvard, MIT, Yale o Princenton, incluyendo varios Nobel. La pregunta es más clara que las respuestas: “Si EEUU promulga un proyecto de ley similar a los que se están moviendo actualmente en el Congreso, suponiendo que no haya cambios en la política fiscal de gasto, ¿el PIB de EEUU será sustancialmente mayor en una década que bajo el status quo? Entre las respuestas, sólo un 2% responde afirmativamente. El 64% está en desacuerdo y el 34% cree que es incierto.

Es decir, manteniendo el resto de políticas constantes, mientras los analistas de mercado anticipan una mejoría de los resultados de las grandes compañías que podrá celebrar Wall Street, los economistas rechazan que la reforma fiscal tenga un impacto positivo en la generación de riqueza de la primera economía global durante los próximos años. “La política fiscal tiene poco margen sobre el crecimiento del PIB en los países de la OCDE”, señala David Autor, del MIT. “Los efectos del incentivo no están claros. Muchos de los cambios parecen repartirse entre los ricos”, sostiene Oliver Hart, Premio Nobel en 2016.

MÁS DEUDA PÚBLICA

Lo que sí habrá es un efecto en el nivel de apalancamiento de Estados Unidos, cuya ratio de deuda sobre el PIB asciende al 107%. En términos absolutos, según el reloj de la deuda, supera los 20,5 billones de dólares. Esto es, el país que preside Trump tiene el mayor endeudamiento del mundo en términos absolutos y uno de los más apalancados, aunque aún lejos del porcentaje de más del 200% del PIB en el caso de Japón.

En Estados Unidos la ratio de deuda sobre el PIB asciende al 107% y su deuda los 20,5 billones de dólares

La pregunta vuelve a repetir la premisa de que se aprueba una reforma similar a la que se negocia en la Cámara de Representantes y el Senado, suponiendo el resto de políticas constantes: ¿la relación deuda sobre el PIB será sustanciamente mayor en una década que bajo el status quo? La seguridad de los economistas es abrumadora: el 100% cree que sí.

“De ninguna manera los efectos del crecimiento serán suficientemente fuertes para compensar las pérdidas de ingresos”, advierte William Nordhays, profesor de Yale. “El efecto keynesiano habrá desaparecido. Una deuda probablemente más alta superará el efecto de las tasas impositivas más bajas para las empresas, con lo que es improbable que nada más cambie”, agrega el experto.

A LA ESPERA DEL SENADO

La reforma ya tiene el visto bueno del 50% del Congreso de Estados Unidos. La Cámara de Representantes aprobó con amplia mayoría esta propuesta. Pero ahora falta el Senado, donde los republicanos tienen una menor mayoria y son más ‘rebeldes’ con la dirección de Donald Trump. Así se demostró con la reforma del Obamacare.

La Cámara alta ya ha mostrado su discordia con ciertos puntos y cuenta con una reforma alternativa. En concreto, desde el Senado se incluyen ciertas modificaciones en la deducción de impuestos estatales y locales y el gravamen al patrimonio. Por otro lado, Cámara de Representantes y Senado están de acuerdo de la rebaja al 20% del impuesto de sociedades, aunque desde el Senado son partidarios de impulsarlo en 2019 y no ahora mismo, como demanda Trump.

Es más, el presidente espera que se apruebe antes de 2018. Mucha presión para el Senado y para el presidente, ya que un nuevo rechazo de un proyecto de ley sería algo dejaría tocado el mandato de Donald Trump. “El escenario más probable es que se apruebe la reforma fiscal, pero que, finalmente, difiera mucho del proyecto inicial”, apunta el profesor Gómez Bengoechea. Es decir, será una nueva decepción para los defensores de Trump.

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