Las asociaciones de la energía piden a la nueva ministra estabilidad regulatoria
Nuevo Gobierno y nuevos ministros. Las empresas y sociedades de los sectores empiezan a hacer sus peticiones. Las energéticas piden al nuevo Ejecutivo estabilidad regulatoria, es decir, que no se modifique una ley en una legislatura para volver a cambiarla en la siguiente. El sector ya está preparado para la transición energética y parece que el Gobierno también. El nuevo Ministerio se llama para la Transición Ecológica.
El sector energético se ha reunido en un curso de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) sobre Transición Energética con la nueva ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, recién nombrada. Los representantes del sector reunidos en la mesa redonda piden al nuevo gobierno una planificación duradera para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones.
José Miguel Villarig Tomás, presidente de APP Renovables, señala que tienen esperanzas en Ribero. De hecho, ha criticado la actitud del anterior ministro de Energía, Álvaro Nadal, respecto a las renovables, “que terminaba sus comparecencias con una falta de rigor impresionante, echando la culpa de todo a las renovables”.
Villarig ha pedido que no se cambie la retribución y ha insistido mucho en la necesidad de diversificar. “No tener estabilidad regulatoria da inseguridad y afecta a los negocios”. Además, también considera necesario dar continuidad a las subastas de renovables. No obstante, se ha referido también a la deuda tarifaria. Según declaró, las primer recibidas por el sector entre 2005 y 2008 -5.824 millones- fueron muy inferiores al déficit de tarifa generado en el mismo periodo -15.099 millones-, sin contar el papel jugado por las renovables en reducir la dependencia energética de España, situada 20 puntos por encima de la media europea.
Las energéticas piden al nuevo Ejecutivo estabilidad regulatoria, es decir, que no se modifique una ley en una legislatura para volver a cambiarla en la siguiente
Al cierre de 2016 acumulaba 23.070 millones de euros, una situación que definió como “un largo cáncer en el que no transmitíamos los costes al consumidor”, y que supondrá hasta 2017 unos costes de amortización de entre 2.500 y 3.000 millones. Según declara, las primera ayudas recibidas por el sector entre 2005 y 2008 -5.824 millones- fueron muy inferiores al déficit de tarifa generado en el mismo periodo -15.099 millones-, sin contar el papel jugado por las renovables en reducir la dependencia energética de España, situada 20 puntos por encima de la media europea.
Por otro lado, Arcadio Gutiérrez, director general Club Español de la Energía, ha apuntado que ni el cambio de titular en el Ministerio ni el de nomenclatura va a afectar a los objetivos marcados de la transición energética para 2020, 2030 o 2050. “No va a suponer ninguna alteración en los planes inmediatos, ya que la discusión está bastante avanzada, y el lunes hay una reunión del Consejo Europeo donde ya asistirá la nueva ministra”.
Por su parte, Pedro González, director de regulación de la Asociación Española de la Industria Eléctrica Unesa, ha apuntado que es positivo que la nueva ministra tenga experiencia y conocimiento del sector y de la administración. “Esta situación allana mucho el camino a la hora de trasladar el mensaje”, ha asegurado. El problema, alerta, llega cuando se tengan que llegar a acuerdos en el Congreso.
González es consciente del precio de la electricidad “y con esto le estamos diciendo a la población que tiene que ser más eléctrico”. Reconoce que hay mucha incertidumbre y “muchas cosas pendientes” que la nueva ministra tendrá que llevar a acabo.
Sobre el impuesto al sol, Pedro González ha explicado que ellos no están en contra de su desarrollo, pero ha matizado que tiene una serie de costes que hay que pagar. “Si no se paga por una vía se pagará por otra y repercutirá en los ciudadanos”. Ha insistido en la electricidad como la única manera de llegar a la reducción de emisiones de entre un 80% y un 95% prevista para 2050: “Hay muchas cosas que son eléctricas y van a tener que ser más eléctricas, y otras que no son eléctricas y van a tener que serlo”. La electricidad, añadió, deberá extenderse como mínimo hasta el 60% del total de nuestro uso energético y para ello habrá que apoyarse en todo tipo de fuentes, desde las renovables hasta el autoconsumo: “si queremos electrificar, debemos adoptar todas las opciones”.
Y uno de los campos básicos que deberá desarrollarse, añadió, son las redes de distribución, ya que su robustez es clave para garantizar el suministro durante los años de transición. “Vamos hacia un sistema con muchos miles de pequeñas estaciones de suministro”, anunció. “Tendremos más autoconsumo, más aparatos conectados en la baja tensión, más renovables que aplicar al sistema y un sistema nuevo de automatización”, todo lo cual requerirá una inversión suplementaria en redes para 2030 que González estimó en 30.000 millones de euros.
Por otro lado, Marta Margarit, secretaria general de Sedigas, ha defendido el papel que el gas ha jugado en el cumplimiento de los objetivos de emisiones de España para 2020 y ha declarado que “un sistema gasista con mucha vida por delante” puede ser una gran ayuda para cumplir también los de 2030. Aunque no es tan omnipresente como la electricidad, “compite siendo eficiente y evitando emisiones”.
Margarit ha explicado que el gas puso el sector del transporte como uno de los campos donde estas ventajas son ya una realidad: “la energía eléctrica está avanzando, pero aún no tiene solución para el transporte de largo recorrido, el marítimo o la autonomía prolongada dentro de la ciudad. Y eso el gas ya lo tiene, los autobuses de Madrid funcionan con gas natural”. Según añadió, “si el 5% del parque automovilístico se sustituyera por gas natural habría más de un millón de toneladas menos de CO2 en la atmósfera”.