La presidenta del BCE cree que los indicadores de perspectivas están siendo "un poco más optimistas"
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha asegurado que el crecimiento de la zona euro sigue siendo modesto, pero muestra signos de estabilización, incluso si el brote de coronavirus en China nubla el horizonte. Durante un discurso en la comisión de asuntos económicos del Parlamento Europeo en Bruselas este jueves, ha defendido también las políticas del organismo diciendo que aún es necesario proteger al bloque monetario de los vientos en contra globales.
"Si bien las incertidumbres que rodean el entorno económico mundial siguen siendo elevadas, las relacionadas con las tensiones comerciales entre EEUU y China están retrocediendo", ha afirmado Lagarde, añadiendo que "sin embargo, aún persisten otros riesgos, como la incertidumbre que rodea el impacto del coronavirus, que son una fuente renovada de preocupación".
Cree que la política del BCE aún es necesaria para proteger al bloque de los vientos en contra globales
Lagarde ha señalado que los indicadores de perspectivas están siendo "un poco más optimistas", por lo que hay "signos tentativos de estabilización", destacando que la economía doméstica sigue siendo resistente, con el consumo privado expandiéndose un 0,5% en el tercer trimestre del pasado año, el desempleo en mínimos de 12 años y el empleo en niveles récord. También, el índice PMI que mide las expectativas del sector manufacturero, que ha aumentado hasta alcanzar en enero su máximo nivel en 18 meses.
En cuanto a la inflación, considera que el objetivo principal del BCE sigue siendo débil, en torno al 1,4% en enero, y el bajo crecimiento está deteniendo la acumulación de presiones inflacionarias. "Por lo tanto la economía de la eurozona continúa requiriendo el apoyo de nuestra política monetaria". Además, opina que los tipos de interés también están fomentando préstamos con más riesgos y han impulsado un auge inmobiliario en mercados clave, lo que requiere una mayor vigilancia del BCE.
Precisamente, Lagarde se ha referido también a la política del BCE argumentando que desde que el banco revisó por última vez su estrategia en 2003, la economía mundial ha experimentado profundos cambios estructurales que han transformado el entorno en el que opera la política monetaria. A la luz de estos cambios, cree que ahora es el momento adecuado para que el BCE lleve a cabo una "revisión de la estrategia con un amplio alcance para garantizar que sigamos cumpliendo nuestro mandato en el mejor interés de los europeos".
Señala a la tendencia a la baja del crecimiento, la menor productividad y el envejecimiento de la población como las principales causas de la caída de los tipos de interés, que junto con la baja inflación, han reducido la capacidad del BCE y de otros bancos centrales para relajar su política monetaria. Con esto, la institución "seguirá vigilando de cerca los posibles efectos secundarios" de sus medidas, que incluyen bajos tipos de interés y compras de deuda.