Defiende que las tasas deben mantenerse en los niveles actuales durante "el tiempo suficiente"
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha advertido que el organismo no empezará a recortar los tipos de interés al menos durante "los próximos dos trimestres" y ha reiterado que, mantenidos en los niveles actuales "el tiempo suficiente", ayudarán a devolver la inflación al objetivo del 2%.
"Estamos en un nivel en el que creemos que, si se mantiene el tiempo suficiente, y este tiempo suficiente no es trivial, nos llevará al objetivo del 2% a medio plazo", añadiendo que "no es algo que [significa] que en los próximos trimestres veremos un cambio. 'Lo suficientemente largo' tiene que ser lo suficientemente largo", ha puntualizado en la conferencia 'Global Boardroom' que organiza el diario 'Financial Times'.
Lagarde también ha alertado que la inflación de la eurozona podría aumentar desde su reciente mínimo de dos años, especialmente si hay otro shock de oferta en el sector energético.
"Habrá un resurgimiento de cifras probablemente más altas en el futuro y deberíamos estar esperándolo. Incluso si los precios de la energía se mantuvieran razonablemente planos ahora, perderemos el efecto base en enero y febrero", ha dicho.
En este sentido, cabe recordar que el IPC de la zona euro se desaceleró hasta el 2,9% en octubre, mientras que la subyacente se mantuvo en el 4,2% más del doble del objetivo del BCE.
Asimismo, la economía de la eurozona se contrajo un 0,1% en el tercer trimestre, después de haber crecido sólo un 0,2% en los tres trimestres anteriores.
A este respecto, la titular del BCE ha enfatizado que "estamos en esta fascinante carrera contra el tiempo en la que la calibración de nuestra política monetaria tiene que ser sostenible y sutil al mismo tiempo".
Del mismo la francesa ha señalado que el BCE se siente incómodo por la falta de acuerdo sobre un nuevo marco fiscal para los países de la Unión Europea y ha recordado que la contención presupuestaria es necesaria para reducir la inflación, ya que un gasto excesivo podría obligar al banco central a endurecer de nuevo su política para contrarrestar el impulso fiscal.