La divisa británica rubrica en agosto su peor mes desde octubre
La tercera ronda de negociaciones sobre el Brexit ha dejado mal sabor de boca. Los encargados de dirimir los términos del divorcio a uno y otro lados del Canal de la Mancha no han podido decir aquello de ‘a la tercera va la vencida’ y han seguido dando vueltas sobre las cuestiones fundamentales de la separación: la factura que Reino Unido debe asumir y el status de los ciudadanos de la Unión Europea. Y los operadores del mercado de las divisas se han dejado llevar enteramente por la creciente incertidumbre que llega desde Londres y Bruselas para condenar a la libra ante sus principales rivales.
Tanto es así que la divisa británica ha rubricado en agosto su peor mes desde octubre, cuando el ‘flash crash’ en su operativa provocó un infarto de proporciones épicas en los mercados. Además, el euro ha logrado superar el cambio de 0,9300 libras por primera vez desde noviembre de 2009, un máximo de casi ocho años alcanzado el 29 de agosto, coincidiendo con la jornada en que la moneda comunitaria superó los 1,2000 dólares por primera vez en 31 meses. En el cable, la operativa ha sido menos convulsa, alrededor de los 1,2900 dólares, no obstante cerca están todavía los mínimos de un mes que tocaba el 24 de agosto, muy cerca de los 1,27500 dólares.
Desde el punto de vista del análisis técnico, el euro/libra, "tras confirmar figura de vuelta por encima de la resistencia de las 0,8850 libras (ahora soporte) tenemos al cruce intentando dejar atrás la resistencia que presenta en los máximos de octubre en las 0,9270 libras", indica José María Rodrígez, analista de Bolsamanía. "Por encima de esta resistencia, con holgura y en velas semanales, volveríamos a tener otra renovada señal de fortaleza, de continuidad alcista, con objetivo en los máximos históricos que el cruce alcanzó en enero de 2009 en las 0,98045 libras. Movimientos correctivos aparte lo cierto es que la tendencia de este cruce, en términos de medio plazo, no puede ser más alcista", redondea el analista.
Los operadores creen que el supervisor monetario británico no moverá ficha y, en cambio, los miembros del BoE se dedicarán a apuntalar verbalmente a la libra
La debilidad de la moneda indica que los operadores han decidido ignorar las señales que manda el Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés) de que una subida de tipos está próxima y se han enfocado exclusivamente en el proceso negociador. Y las perspectivas no son nada halagüeñas. De hecho, Michael Barnier, negociador jefe de la UE se ha mostrado claramente pesimista y ha señalado que no ha habido progresos de cara al siguiente hito en el calendario de octubre.
¿CUÁNDO APRETARÁ EL BOTÓN DE LAS SUBIDAS EL BOE?
Entretanto, desde el BoE siguen llegando los mensajes de que los tipos deben subir pronto. El último en volver a alertar en este sentido ha sido Michael Saunders, uno de los dos miembros con derecho a voto en el Comité de Política Monetaria del banco central que es partidario de un incremento en el precio del dinero. Concretamente, ha expresado sus preocupaciones sobre que el BoE tenga que aumentar las tasas a toda prisa en el futuro, ya que hay un riesgo potencial de que la política actual de tipos cercanos al 0% dañe la economía y el crecimiento.
Pero los operadores creen que el supervisor monetario británico no moverá ficha y, en cambio, los miembros del BoE se dedicarán a apuntalar verbalmente a la libra en orden de mantener a raya la inflación. Sin embargo, Kallum Pickering, economista de Berenberg indica que el ‘Brexit’ no es suficiente para que los tipos se mantengan sin cambios.
“Los riesgos a corto plazo después del voto de Brexit no se han manifestado de manera seria. El BoE espera que la inflación general permanezca por encima de la meta del 2% durante los próximos cuatro años. Mientras tanto, prevé un crecimiento del PIB real cercano a la tendencia a medio plazo”, añade el experto. “En consonancia con la reciente señal del BoE de que tiene intención de reforzar su política a medio plazo, buscamos un aumento de la tasa en noviembre de 2017”, prevé Pickering “seguido de un endurecimiento muy gradual a partir de entonces para devolver la inflación a su objetivo del 2%”, añade el economista de Berenberg.