El IPC subyacente se sitúa en el 1,4%, sólo una décima menos que el general
La inflación se mantuvo en julio en el 1,5% interanual, igual que en junio. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado el dato, en línea con el anticipado hace dos semanas. Pero a diferencia del mes anterior, esta vez el impulso llega por la propia inflación subyacente. Es decir, el crecimiento de los precios excluyendo a los productos energéticos y a los alimentos no elaborados, mucho más volátiles.
Con este indicador se observa con mayor nitidez el incremento de precios que genera una economía. A principios de año, cuando el IPC general se disparó hasta el 3% por el efecto que provocaba la comparativa anual de los precios de los productos energéticos -el petróleo pasó en un año de 30 a 50 dólares-, el IPC subyacente se mantuvo en niveles cercanos al 1% interanual. Ya en abril alcanzó el 1,2%, igual que en junio, y en julio ha escalado otras dos décimas. Un incremento que "se debe a la aceleración de los precios de los bienes industriales no energéticos y de los alimentos elaborados", explican en el Ministerio de Economía y Competitividad.
La inflación subyacente se queda así únicamente a una décima del IPC general, algo que no pasaba desde que se despegaron en diciembre, después de que en noviembre ambos indicadores se situaran en el 0,7%. El crecimiento interanual del 1,4% del mes de julio es el más alto desde el 1,6% de agosto de 2013. Además, encadena cuatro meses por encima del 1%, algo que, igualmente, no sucedía desde la primera mitad de 2013.
Los ciclos de crecimiento suelen provocar alzas en la inflación subyacente en la medida en que los salarios impulsan los costes empresariales y hay mayores niveles de consumo, lo que contribuye a las alzas de precios. Sin embargo, el Banco Central Europeo (BCE) advirtió en su último boletín económico que por ahora no hay un aumento de la remuneración de los trabajadores que presione significativamente a la inflación, descontando energía y alimentos no elaborados.
A juicio del organismo que preside Mario Draghi, esto se debe al grado de holgura económica -diferencia entre la expansión real del PIB y la potencial-, un crecimiento débil de la productividad y los efectos de algunas reformas laborales como la de España. Precisamente en la economía española, los convenios firmados y registrados hasta julio, que afectan a 5,1 millones de empleados, recogen una subida salarial pactada de un 1,33% de media. Es decir, por debajo del IPC de los dos últimos meses y del 1,9% que pronostican los economistas de Funcas.
VESTIDO Y CALZADO LIDERAN LAS APORTACIONES AL IPC
El grupo de productos con mayor impacto positivo sobre el IPC general en julio fue el de vestido y calzado, al aportar 0,127 puntos porcentuales, mes en el que se encareció un 0,4% interanual. Esto es, dos décimas más que en junio. Aunque la vivienda fue el segmento con un mayor aumento de precios, del 3,2%, pero cuatro décimas menos que en junio debido al descenso del coste de la electricidad. La variación interanual del transporte fue de una subida del 2,4%, frente al 1,8% del mes anterior, gracias a que se abarataron los carburantes menos que en junio. El segmento de alimentos y bebidas no alcohólicas registró un repunte del 0,1%, lejos del 0,8% de encarecimiento en el mes previo.
El IPC armonizado, calculado bajo los parámetros europeos para que pueda haber una comparativa a lo largo de la Zona Euro, registró un incremento interanual del 1,7% en el índice, y una caída mensual del 1,2%. Estuvo así cuatro décimas por encima del 1,3% de la Eurozona estimado por Eurostat. Por su parte, la variación mensual del IPC fue de un descenso del 0,7%, frente al crecimiento nulo de junio. Por comunidades y ciudades autónomas, Cataluña y Melilla lideraron las alzas con un IPC general en el 1,9% de variación anual, mientras que en el lado contrario se sitúa Murcia, en el 1,1%.