Arabia Saudí ha liderado una estrategia de la OPEP para ganar cuota de mercado desde hace año y medio
Arabia Saudí ha liderado la estrategia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de bombear petróleo para ganar cuota de producción a nivel mundial y dañar a los nuevos competidores ajenos al cártel, especialmente en Estados Unidos. Algo que había conseguido en menor medida de lo esperado, pero la política monetaria de la Reserva Federal (Fed, por sus siglas en inglés) podría favorecer la política de forma involuntaria.
“La caída de precios de los últimos meses ha disuadido a los inversores de mantenerse lejos del esquisto estadounidense, petróleo marino o crudo pesado”, aseguró Arabia Saudí hace ya seis meses, aplaudiendo una estrategia que ha llevado a la OPEP ha registrar en noviembre el nivel más alto de producción desde hace tres años, con 31,7 millones de barriles diarios en promedio.
La cifra supone un 32,7% de la producción global de 96,9 millones de barriles al día, según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). En un año, la cuota de mercado se ha elevado en tres décimas, frente al 32,4% al terminar 2014.
ESTADOS UNIDOS, EL GRAN RIVAL
La OPEP, o mejor dicho, Arabia Saudí, siempre habla de tratar de dañar a los nuevos competidores, pero se refiere casi en exclusiva a Estados Unidos. De hecho, Estados Unidos superó a Arabia Saudí como el principal productor del mundo de crudo al acabar 2014 con 11,6 millones de barriles diarios, el doble que al terminar de 2008.
Es decir, en seis años Estados Unidos ha duplicado la cifra de barriles producidos gracias a la revolución del fracking, el método de extracción del petróleo por fracturación hidráulica.
Esta revolución es a la que ha declarado la guerra Arabia Saudí, con un aumento de la producción que ha provocado un exceso de oferta que ha hecho retroceder los precios del crudo hasta mínimos desde 2009, en 35 dólares los futuros del West Texas, de referencia en Estados Unidos, y hasta 38 dólares el Brent, referencia en Europa.
La estrategia de la OPEP ha tenido éxito en la reducción de equipos en los Estados Unidos, pero aún no ha tenido un efecto igual en reducir la oferta
Y ha tenido premio, porque el número de plataformas petroleras activas en Estados Unidos ha descendido desde un máximo de 1.593 en octubre de 2014 hasta 570 al terminar noviembre, según estadísticas de la AIE recopiladas por CNBC. La producción, por su parte, también se ha frenado aunque en menor medida, hasta los 9,32 millones de barriles diarios en noviembre.
“La estrategia de la OPEP ha tenido éxito en la reducción de equipos en los Estados Unidos, pero aún no ha tenido un efecto igual en reducir la oferta”, opina James Butterfill, director de Análisis y Estrategias de Inversión de ETF Securities, en declaraciones a Bolsamanía.
LA FED PUEDE FAVORECER LA ESTRATEGIA
La OPEP no se rinde, y en su reunión de diciembre no alcanzó ningún acuerdo para reducir su techo de producción. Ahora le puede llevar una nueva oportunidad de tener éxito en su estrategia. El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) se reúne el próximo miércoles y el mercado da por segura una subida de tipos, que sería la primera desde 2006. Los inversores otorgan una probabilidad del 81,4% al alza de la tasa de fondos federales (tipos de referencia para la Fed) desde el rango actual entre cero y 0,25%, hasta el 0,5%, según el indicador FedWatch de CME, que se utiliza como referencia en este caso.
Con la subida de tipos de la Fed, la morosidad de los préstamos en el sector energético es probable que aumenten, y es cuando vamos a empezar a ver más evidente la destrucción de la oferta que la OPEP quiere
¿Cómo puede afectar esto al fracking? Hay que tener en cuenta que el coste promedio de producción de un barril de petróleo a través del fracking es de aproximadamente 70 dólares, my por encima del precio con el que se intercambia crudo en el mercado en la actualidad. Así, en los últimos meses los productores han tenido que endeudarse para seguir adelante, y este mayor nivel de apalancamiento puede hacer que estrangule muchos pozos petroleros. “Con la subida de tipos de la Fed, la morosidad de los préstamos en el sector energético es probable que aumenten, y es cuando vamos a empezar a ver más evidente la destrucción de la oferta que la OPEP quiere”, explica Butterfill.
LA OPEP, A CONTRARRELOJ
La OPEP está liderada por Arabia Saudí, de donde procede más de un tercio del petróleo del grupo. También forman parte de él Angola, Argelia, Ecuador, Irán, Irak, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Venezuela.
Con diferentes niveles de producción, y economías prácticamente antagónicas entre sí, el cártel no es ni mucho menos una voz común. Los países más beligerantes en los últimos tiempos con la estrategia de Arabia Saudí han sido Venezuela e Irán. En el primer caso, el país latinoamericano ha sufrido consecuencias devastadoras en su economía fruto del hundimiento de los precios. En las últimas reuniones, Venezuela ha presentado sin éxito planes para impulsar los precios del crudo, y el 3 de diciembre el ministro de Petróleo, Eulogio del Pino, advirtió a la organización de que el petróleo puede llegar hasta los 20 dólares.
Por su parte, Irán planea disparar su producción cuando se levanten las sanciones a la exportación, después de haber logrado un acuerdo en materia nuclear con Estados Unidos y otras potencias occidentales. Pero su objetivo es que la OPEP haga hueco a su petróleo y no a estos precios. Para ello el resto de miembros del grupo tendrían que recortar su producción, y Arabia Saudí no parece por la labor.
“La presión en el seno de la OPEP crece, pero a través de países pequeños como Venezuela o Libia. No será hasta que Catar o Emiratos Árabes Unidos empiecen a disentir cuando habrá presión política de peso para un cambio de estrategia”, apunta el experto de ETF Securities.
Sin embargo, la propia Arabia Saudí está dañando su economía. Ha tenido que diseñar un programa de ajustes fiscales, y ve cómo el sector financiero sufre de iliquidez. El país tiene una especie de colchón fiscal que durará con estos precios hasta 2017, calculan en ETF Securities, ya que estiman que el coste de producción de un barril en el país es de 106 dólares. Así, si el petróleo sigue cayendo “se acabaría mucho antes”.
ANÁLISIS TÉCNICO
"La primera señal de fortaleza pasa por superar, al menos, el último máximo decreciente (46,50 dólares), niveles de precio claramente lejos de los actuales", añade este experto.
"Técnicamente, el futuro del barril de crudo (tipo Brent) ya no presenta soporte alguno hasta los mínimos de 2008 en los 36,20 dólares", señala José María Rodríguez, analista técnico de Bolsamanía.
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