Este impacto está relacionado con los costes de reestructuración necesarios para establecer sucursales en la UE a través de las que seguir operando
El sector bancario del Reino Unido se enfrenta a un impacto potencial de hasta 15.000 millones de euros relacionado con los costes de reestructuración necesarios para establecer sucursales en el Viejo Continente a través de las que seguir operando en la Unión Europea (UE) tras el 'Brexit'.
La capacidad bancaria total podría mantenerse si los bancos que operan actualmente con licencias bancarias del Reino Unido crean filiales en las jurisdicciones de la UE27, señala un estudio elaborado por la Asociación para los Mercados Financieros en Europa (AFME), Boston Consulting Group y Clifford Chance.
Sin embargo, los responsables del informe advierten de que "es posible que el proceso para ello sea costoso debido al cambio adicional necesario de capital y operaciones", cifrando en unos 15.000 millones de euros el coste de la reestructuración, aunque el impacto concreto para cada entidad dependerá de su actual presencia geográfica y de su enfoque hacia el cliente.
"Las pequeñas empresas con clientes o proveedores transfronterizos, creen que un 'Brexit duro' podría afectar a sus negocios y su crecimiento"
"Amortizado de 3 a 5 años, esto podría reducir la rentabilidad financiera (ROE) de los bancos afectados entre 0,5 y 0,8 puntos porcentuales, un impacto tangible", añade.
Por otro lado, el estudio apunta que en caso de que el 'Brexit' sacara del Reino Unido el negocio de las cámaras de compensación en euros podría forzar a las entidades a depositar entre 30.000 y 40.000 millones de euros de margen inicial adicional, entre un 40% y un 50% más, que deberán asignarse de manera individual entre los bancos y los clientes.
"Nuestros entrevistados, especialmente las pequeñas empresas con clientes o proveedores transfronterizos, creen que un 'Brexit duro' podría afectar a sus negocios y su crecimiento", indicó Simon Lewis, director ejecutivo de la AFME, señalando que las grandes empresas están preocupadas por la pérdida de eficiencia y fragmentación para realizar negocios transfronterizos.
"Además, tanto las pymes como las grandes empresas se enfrentan a posibles interrupciones en la prestación de servicios financieros mayoristas, lo que a su vez conducirá a un mayor coste del capital para las empresas", añadió Lewis, subrayando que "las empresas querrían preservar el status quo".