Di Maio y Salvini creen que las elecciones europeas pueden ser su tabla de salvación
Ni la presión del mercado sobre los bonos y la bolsa, ni la de Bruselas, parece surtir efecto. El Gobierno italiano está dispuesto a mantenerse en sus trece y seguir adelante con su proyecto presupuestario, y pretende mantener el órdago que ha planteado a la Unión Europea (UE), con previsiones de déficit y gasto público que superan lo permitido en las normas comunitarias, hasta mayo. Varios miembros del Ejecutivo creen que las elecciones al Parlamento Europeo del año que viene pueden ser su tabla de salvación.
En mayo de 2019 los votantes europeos están llamados a las urnas para elegir a los nuevos miembros del Parlamento Europeo, la institución de la UE responsable de aprobar las leyes. Los miembros del Gobierno italiano más radicales y antieuropeistas esperan que la votación provoque un cambio en la composición de la eurocámara, de forma que la entrada de partidos antiausteridad les permita seguir adelante con sus controvertidos planes de gasto.
Tanto el Movimiento 5 Estrellas como La Liga esperan un Parlamento Europeo más polarizado y con alta presencia de partidos antiausteridad tras las elecciones
Ya lo decía el viceprimer ministro y líder del Movimiento 5 Estrellas, Luigi di Maio, en una entrevista que concedió a 'Corriere della Sera' el pasado fin de semana: "Habrá tal terremoto en todos los países contra la austeridad que las reglas cambiarán el día después de las elecciones". Tanto Di Maio como Matteo Salvini, viceprimer ministro y líder de La Liga, esperan un parlamento más polarizado (lo que dificultaría la aprobación de nuevas leyes) y con alta presencia de partidos antiausteridad (lo que ayudaría a relajar las normas presupuestarias contra las que se ha alzado el Ejecutivo italiano).
Este lunes Salvini describía las elecciones europeas como "el final del viaje, un sentido común de la revolución". Lo hacía tras reunirse con la ultraderechista francesa Marine Le Pen para preparar sus respectivas campañas para los comicios del próximo mes de mayo. Y no ha sido el único. Claudio Borghi, portavoz económico de La Liga, aseguró recientemente a la 'BBC' que si Bruselas decide no aprobar el presupuesto italiano llevarán su caso ante el Parlamento Europeo: "Estoy seguro de que vamos a defendernos en un nuevo Parlamento. Y en el nuevo Parlamento Europeo, créanme, el equilibrio de poderes será muy, muy diferente a lo que es ahora".
El Ejecutivo italiano demuestra con estas declaraciones que tiene muchas esperanzas puestas en los comicios y, hasta entonces, mantendrá su órdago. Al menos eso es lo que dio a entender Salvini en un comunicado tras la mencionada reunión con Le Pen, en el que aseguraba que el Gobierno del país transalpino "no cambiará sus Presupuestos". "Seguimos adelante de forma tranquila y responsable. No hay plan B, estamos convencidos de que las medidas presupuestarias planificadas crearán empleos y riqueza", remarcó.
Roma presentaba hace unos días sus planes presupuestarios para 2019 con un marcado aumento del gasto. Desde entonces el temor de los mercados se ha ido acrecentando, lo que ha provocado la desbandada de la deuda de Italia (la rentabilidad del bono a 10 años no deja de subir y ha tocado máximos de cuatro años y medio) y la caída de la bolsa, con especial castigo a la banca, que es precisamente la mayor tenedora de deuda italiana. Además, la prima de riesgo ha tocado máximos de 2013, al haberse situado por encima de los 310 puntos básicos.
De momento el Gobierno italiano parece no prestar mucha atención a estos acontecimientos, aunque puede que al final la incertidumbre del mercado acabe por afectar a sus planes de mantener la pugna presupuestaria con Bruselas hasta mayo. Todo dependerá de la decisión de la Comisión Europea sobre el Presupuesto, que el Ejecutivo que lidera Giuseppe Conte debe presentar el 15 de octubre a las instituciones comunitarias, y de cómo se tomen los inversores lo que ocurra.
Aunque todo apunta a que podría haber más problemas, porque el organismo que preside Jean-Claude Juncker ya ha dicho que las cuentas italianas suponen una "desviación significativa" de las normas fiscales de Europa, lo que sugiere que se opondrá a ellas y que podría sancionar a Italia.