Citi señala que las condiciones del comercio mundial se están normalizando rápidamente
Las cadenas de suministro han sufrido fuertes golpes en los últimos años. A la crisis del Covid-19 se han sumado el conflicto en Ucrania y la escalada de la inflación en 2022 para llevar al extremo a la logística mundial y cambiar por completo la percepción que teníamos de ella. Varios meses después, la situación parece haberse normalizado, pero Citi advierte que la persistente inflación y la destacada subida de tipos de interés a lo largo y ancho del planeta seguirán tensionando y añadiendo incertidumbre al comercio, que representa el 52% del PIB mundial.
“Creo que estamos de acuerdo en que el año pasado, o incluso los últimos años, han sido complicados. Sin embargo, aquí estamos, en algún lugar más cerca de la normalidad”, señala Jane Fraser, consejera delegada de Citigroup. Según Fraser, el Índice de Presión de la Cadena de Suministro Global más reciente de Citi muestra que los niveles generales “han vuelto a la normalidad prepandémicas, pero las tensiones en la cadena de suministro persisten con la presión inflacionista y el aumento de los tipos de interés en muchos países”.
“Las perturbaciones siguen siendo una prioridad”, añade, indicando que la encuesta realizada a distintos proveedores corporativos muestra que más del 50% creen que estas se mantendrán durante 2023. Asimismo, más de un 75% reconocen tener problemas de inventario y el 42% de los que tienen proveedores predominantemente pequeños se sienten afectados por la subida de los tipos de interés.
“La pandemia y después la guerra de Ucrania demostraron la fragilidad de las cadenas de suministro”, sentencia Fraser. La CEO de Citi recuerda que “muchas empresas y clientes sufrieron las consecuencias de esas interrupciones” y, en consecuencia, “ahora buscan resistencia dondequiera que puedan conseguirla”. “Aunque la deslocalización y la deslocalización próxima pueden parecer los pasos siguientes, tanto los compradores como los proveedores indican que la mayor prioridad es la resistencia o la redundancia en lo más profundo de la cadena de suministro”, indica.
En este sentido, los expertos de la firma neoyorquina destacan que, ante el incierto panorama, tanto proveedores como compradores se centran en “reforzar y ampliar” sus cadenas de suministro físicas para contrarrestar las perturbaciones que puedan aparecer. “Los ecosistemas comerciales siguen fragmentados, y las plataformas innovadoras pueden desempeñar un papel importante en la digitalización de la cadena de suministro física y la mejora de la eficiencia de la cadena de suministro financiera”, explican.
Una cadena de suministro financiero más sólida, subrayan, se traduce en una cadena de suministro físico más robusta. “Al reforzar las relaciones existentes con los proveedores existentes y ofrecer incentivos a los nuevos, la financiación de la cadena de suministro también desempeña un papel fundamental en la creación de resiliencia”, añaden.
Sin embargo, apuntan, la financiación de la cadena de suministro puede hacer “aún más” para superar los numerosos retos que afectan tanto a los proveedores como a las empresas; por ejemplo, “ayudar a reducir la presión resultante de la necesidad de una empresa de mantener altos niveles de inventario, así como el daño resultante de la aceleración de la inflación y un entorno de tipos más altos”.
Según los datos de Citi, el 62% de los encuestados indican que están ampliando sus redes de proveedores de segundo nivel para aumentar la resistencia de la cadena, mientras que un 41% buscan financiación en una fase más temprana del ciclo comercial (en la fase de producción, por ejemplo) y un 34% buscan plazos de entrega más largos para producir bienes. Asimismo, el 70% reconocen haber adoptado nuevas tecnologías para realizar el seguimiento de sus bienes.
Los expertos de Citi creen que las cadenas de suministro tendrán que atravesar un importante proceso de reconfiguración en los próximos años. En primer lugar, mediante la diversificación de proveedores de insumos clave para evitar la escasez y la excesiva dependencia de una única fuente. En segundo, mediante el refuerzo de las relaciones ya existentes, lo que exigirá más capital comprometido por adelantado al tiempo que minimizará el riesgo a la baja. Además, señalan la digitalización y la automatización en tiempo real como un factor clave en este proceso de transformación.
Asimismo, subrayan que tendrá que haber un cambio sustancial en la gestión de inventarios. “Antes de la pandemia, las empresas empleaban una estrategia de inventario “justo a tiempo” que buscaba mantener los inventarios reducidos para mantener un proceso de producción rentable. para mantener un proceso de producción rentable. En cambio, la gestión del inventario justo a tiempo se centra en no agotar el stock y la aparición de un pico de demanda requiere inventarios algo mayores”, explican.
En este sentido, recuerdan que la pandemia demostró “las ventajas” de esta estrategia, ya que “muchas empresas muchas empresas no estaban preparadas para el aumento de la demanda de bienes que siguió a los cierres iniciales”. “Aunque no es probable que se abandone por completo, es probable que las empresas mantengan mayores inventarios que antes para los componentes de difícil suministro”, apuntan.
Paralelamente, el grado de deslocalización que habrá en este nuevo modelo “sigue siendo una incógnita” y dependerá, según Citi, “en gran medida de los costes relativos de producción” en distintas partes del mundo. “China y otras economías del este asiático eran una opción rentable y muchas de estas realidades siguen siendo vigente. Nuestra sensación es que parte de la producción abandonará Asia, pero la región seguirá siendo una fuente importante de fabricación mundial”, sentencian, al tiempo que señalan que “es probable” que las empresas “confíen más en la planificación de contingencias para tener opciones de reserva en caso de que un segmento de su cadena de suministro se rompa, así como para mantener inventarios más grandes para mantener la producción en caso de interrupciones”.
En conjunto, señalan que este reajuste conllevará “importantes” costes iniciales. “En última instancia, la medida en que las empresas investiguen estas cuestiones y luego procedan a cambios estructurales dependerá de cómo evalúen los riesgos de que se produzcan interrupciones materiales en las cadenas de suministro en el futuro”, concluyen.