La previsión apunta a que seguirá aumentando antes de alcanzar un pico en el tercer trimestre de 2022
Varios son los analistas que apuntan a que la inflación de la zona euro se mantendrá aún alta durante más tiempo. Avisan de que los próximos meses son cruciales, en los que la economía europea se enfrentará a una tormenta perfecta. La prueba de fuego llegará en otoño. Hasta entonces, las previsiones apuntan a que los precios seguirán aumentando en la eurozona, antes de tocar techo en el tercer trimestre del año.
"Nuestros economistas esperan que la inflación aumente por última vez en el segundo trimestre de 2022 antes de alcanzar un pico lento en el tercer trimestre de 2022", señala Bank of America. "Hay señales claras de que la presión inflacionaria se está ampliando", añade Morgan Stanley. "En términos generales, la presión sobre los precios podría seguir siendo elevada", estima UBS AM, que cree que habrá un "auge inflacionario".
En su opinión, "es probable que las materias primas desempeñen un papel clave en la creación de un entorno de estanflación en el que el crecimiento se ralentice por debajo de la tendencia y la inflación se mantenga muy por encima del objetivo".
La recuperación se suaviza. Después del sólido desempeño del año pasado, cuando la actividad económica en toda la zona euro volvió a los niveles previos a la pandemia, 2022 comenzó con una racha débil debido a varios obstáculos externos. "Europa se enfrenta actualmente a perturbaciones negativas de la oferta, que empeoraron tras la invasión rusa de Ucrania", indica Morgan Stanley.
Como explican, para empezar, desde el segundo semestre de 2021 vienen registrándose cuellos de botella persistentes en el suministro que afectan a las cadenas de valor globales, lo que frenó la actividad a través de una menor disponibilidad de insumos en el sector manufacturero. Además, el aumento de los precios de la energía ha sido más persistente de lo esperado, lo que ha llevado a una compresión de los márgenes de beneficio de las empresas y la renta disponible de los hogares, "lo que en última instancia se ha convertido en un lastre para el consumo y la inversión".
La invasión de Ucrania actuó como otro shock negativo de oferta. Un impacto que se complementaría con el aumento simultáneo de los precios del petróleo, "lo que reduciría aún más el crecimiento este año". Si el debilitamiento de la actividad económica ya fue visible en los datos del Producto Interior Bruto (PIB) del primer trimestre, se mostrarán más impactos materiales en la segunda mitad del año, a través de varios canales de transmisión.
Primero, los analistas esperan que se reanuden las tensiones en la cadena de suministro debido tanto a la disponibilidad reducida de varios productos básicos exportados por Rusia y Ucrania como a las políticas de contención de Covid en los países manufactureros asiáticos. En segundo lugar, ahora incluyen en su escenario de referencia un recorte drástico en el flujo de petróleo ruso a los países de la Unión Europea (UE) a partir del segundo semestre de 2022, "lo que afectará el crecimiento en los próximos trimestres y hasta el primer semestre de 2023".
Sobre el consumo privado, que ha sido un factor clave en la recuperación de la economía de la zona euro tras el impacto de la pandemia, los datos del cuarto trimestre de 2021 y las cifras preliminares del PIB de los primeros meses de 2022 "sugieren que el consumo de los hogares cayó a principios de año". "El aumento de la inflación y, en particular, las facturas de energía más altas, han comenzado a mostrar su efecto en el consumo privado", dice Morgan Stanley, que estima que se mantenga "bastante moderado" en 2022, principalmente debido a una menor confianza del consumidor y una inflación más alta. Port parte de UBS AM opinan que "una subida brusca de los precios de los productos de primera necesidad, como los alimentos, la energía y la vivienda, dejaría a los hogares con menos capacidad para gastar en artículos de consumo discrecional".
A la mayor inflación y al menor consumo se sumaría la menor confianza. Sin embargo, tienen la esperanza de que el exceso de ahorro y la política fiscal compensen parcialmente este shock. "Esperamos que el ahorro y una mayor renta disponible nominal apoyen el consumo este año ante una mayor inflación". Morgan Stanley confía en que los hogares gasten solo alrededor del 27% de ese exceso de ahorro acumulado en efectivo y depósitos en 2022. "Más bien esperamos que la caída de la confianza del consumidor limite el grado en que los consumidores estarán dispuestos a retirar sus ahorros. A pesar de una reducción limitada del exceso de ahorro, el colchón podría compensar una parte sustancial del impacto en el PIB causado por una mayor inflación", afirman.
Con todo esto, Morgan Stanley ha rebajado sus estimaciones de PIB y ahora esperan que el crecimiento de 2022 sea del 2,6% anual, por debajo del 3% previsto anteriormente. "Vemos que la debilidad se extiende hasta el primer semestre de 2023", con lo que también recortan su pronóstico anterior para ese ejercicio, del 2,3% al 1,3% anual. En cuanto a la inflación, ven "señales claras de que la presión inflacionaria se está ampliando". Estiman que a principios de otoño llegará a situarse en el 8,3%, con un promedio anual de 7,3% para todo 2022. Consideran que l inflación debería desacelerarse gradualmente el próximo año, pero se mantendrá por encima del objetivo, con un promedio anual de 3,8%.
¿Y qué papel tendrá el Banco Central Europeo (BCE)? Morgan Stanley vaticina que habrá aumento de los tipos de interés de 25 puntos básicos en julio y en septiembre, ya que se considera que el riesgo de desanclaje de las expectativas de inflación va en aumento. "Esto haría que el BCE saliera de los tipos negativas para el otoño de este año y sería seguido por dos aumentos más hacia finales de 2023, con una pausa debido a la esperada racha de crecimiento".
En cuanto a la política fiscal, prevén que siga siendo expansiva este año debido a la necesidad de que los gobiernos protejan a los hogares del aumento de los precios de la energía y creen que la Comisión Europea renunciará a la aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento un año más.
"Los impactos negativos sobre la oferta derivados de los eventos geopolíticos, la persistencia de la pandemia y las interrupciones de la producción consiguientes, o los fenómenos meteorológicos extremos podrían intensificarse. Y debido a que la inflación ha sido muy elevada, es poco probable que los bancos centrales se fijen en estas fuentes de presión al alza de los precios, incluso si no están relacionadas con el exceso de demanda. El endurecimiento de la política monetaria también afectaría a las perspectivas futuras, lo que aumentaría la presión sobre los ingresos reales", concluye UBS AM.