Los servicios tuvieron la tasa anual más alta en junio, al subir su precio un 4,1%, lo mismo que en mayo
La inflación de la eurozona se relajó una décima en junio, con lo que el Índice de Precios de Consumo (IPC) se situó en el 2,5% interanual, según la estimación preliminar de Eurostat, la oficina de estadística de la Unión Europea (UE), cumpliendo con las previsiones.
Analizando los principales componentes, los servicios tuvieron la tasa anual más alta en junio, al subir su precio un 4,1%, estable en comparación con mayo.
Por detrás se colocan los alimentos, alcohol y tabaco (2,5%, en comparación con el 2,6% en mayo), bienes industriales no energéticos (0,7%, estable en comparación con mayo) y energía (0,2%, en comparación con el 0,3% en mayo).
Descontando el impacto de la energía y de los alimentos, así como del tabaco y del alcohol, la tasa subyacente se mantuvo en el 2,9%. Se esperaba que bajara al 2,8%.
Por países, Bélgica (5,5%) registró el mayor incremento de los precios. Por delante de España (3,5%) y Croacia y Países Bajos (3,4% ambos). En el lado contrario se sitúan Finlandia (0,6%), Italia (0,9%) y Lituania (1%), con las menores subidas de los precios en junio.
"La caída de la inflación en la eurozona no fue muy alentadora", comentan en Oxford Economics. "La inflación reanudó su descenso después de haber sido interrumpida temporalmente en mayo, y seguirá cayendo a medida que disminuyan las presiones inflacionarias gracias a la moderación del crecimiento de los salarios, los menores precios de la energía y la normalización de las expectativas de precios", dicen.
Pero el hecho de que la inflación subyacente se mantenga estable "nos recuerda que el proceso desinflacionario será accidentado". Por lo tanto, "a pesar de la disminución de la inflación general, la inflación de servicios persistentemente alta causará dolores de cabeza al Banco Central Europeo (BCE). Esto, combinado con su tendencia dura y la preocupación por un crecimiento salarial rígido, apuntan a que no habrá recortes de tipos en la reunión de julio".
Para los analistas de ING, la inflación subyacente se mantuvo demasiado elevada para otro inminente recorte de tipos: "Dado que el crecimiento salarial sigue siendo obstinadamente alto, la incertidumbre en torno a la inflación de los servicios sigue siendo la barrera más importante para que se materialicen nuevos recortes de tipos".
Creen que el BCE "puede darse el lujo de esperar a tener más evidencia de que las presiones inflacionarias se están calmando antes de actuar de nuevo". Así pues, para el BCE "el verano será relativamente aburrido" y "probablemente simplemente esperará a recibir datos sobre salarios, inflación y crecimiento. También puede ver cómo se desarrolla la agitación del mercado en torno a las elecciones francesas. En septiembre, cuando haya más datos disponibles, el banco central debatirá seriamente un segundo recorte de tipos".