La tasa subyacente, sin alimentos ni energía, escala hasta el 4,9%
El Índice de Precios al Consumo (IPC) de Estados Unidos sigue desbocado y ha despuntado hasta el 6,8% en tasa interanual en noviembre, desde el 6,2% registrado en octubre y en línea con lo previsto por el consenso de mercado, según los datos publicados por el Departamento de Trabajo americano. Esto supone el mayor ritmo de crecimiento desde 1982.
Si se atiende a la comparativa con el mes anterior, el IPC ha repuntado un 0,8%, una cifra algo superior a lo calculado por los expertos, que esperaban alzas del 0,7%, aunque a un ritmo menor que el mes anterior (0,9%).
En cuanto al IPC subyacente, que excluye alimentos y energía, también se ha incrementado hasta el 4,9%, desde el 4,6% anterior, un dato que también está en línea con las previsiones. Si se compara con el dato de hace un mes, ha subido un 0,5% ralentizando así su ritmo respecto a noviembre, cuando se alcanzó el 0,6%, y en línea con lo pronosticado por los expertos.
La energía vuelve a ser uno de los sectores donde más suben los precios, un 33,3% respecto a 2020. El rally vivido por el petróleo en los últimos meses pasa factura, además del incremento de los precios del gas. Por detrás, aunque no muy lejos, están los camiones usados, que se han disparado un 31,4%. La vivienda también ha visto cómo sus precios han ido en aumento, aunque solo un 3,8% respecto a 2020.
Si se atiende a los datos del informe del Departamento de Trabajo, los alimentos y la energía han crecido a su mayor ritmo de los últimos 13 años.
"No es una sorpresa para el mercado debido a los actuales problemas de la cadena de suministros, la fuerte demanda de los consumidores y los efectos de base del año pasado", dice Dan Broadman-Weston, director de inversiones de BRI Wealth Management. Este analista cree que este incremento de los precios puede añadir una presión extra a la Reserva Federal (Fed) para acelerar la retirada de los estímulos.
"Podría haber dudas por parte de la Fed debido al posible impacto que Omicron puede tener en la economía en los próximos meses, pero es poco probable que esto altere significativamente la trayectoria de crecimiento de la economía", sentencia.
Precisamente, Jerome Powell, presidente de la Fed, dijo hace unos días en el Senado de EEUU que los funcionarios del banco central americano tratarán el tema en el próximo Comité del Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés).
"La necesidad ha disminuido claramente a medida que la economía ha continuado fortaleciéndose, ya que hemos visto presiones inflacionarias significativas y por eso anunciamos que reduciríamos el programa, y por eso ahora decimos que vamos a discutir una reducción algo más rápida en nuestra próxima reunión", añadió.
"Creemos que la inflación subyacente alcanzará un máximo en febrero o marzo, en torno al 6,1%/6,2%, pero no podemos descartar el 7%", calculan desde Pantheon Macroeconomics, quienes apuntan a que la tasa general "podría haber tocado techo" dependiendo de la caída de los precios de la gasolina este mes.
"Los datos de inflación serán aún peores cuando las compras de activos finalicen en marzo", comentan los expertos de la entidad, quienes dicen que "incluso si la Fed se mantiene en su opinión de que las perspectivas de inflación para finales del 22/principios del 23 son mucho mejores".
"Estamos de acuerdo, pero el riesgo de equivocarse es bastante alto, y es probable que los responsables políticos quieran asegurarse más allá de detener la expansión del balance", concluyen.
"El FOMC considera ahora que su máxima prioridad es garantizar que la inflación se modere de nuevo hacia el objetivo de inflación a largo plazo del 2%, con el fin de promover una expansión económica duradera que genere el máximo empleo a lo largo del tiempo", dicen desde Oxford Economics. Por ello, ven probable que la Fed duplique el ritmo de reducción de compras de activos, lo que podría provocar que subieran los tipos antes de septiembre.
Esta semana también se han dado a conocer los datos del paro semanal, que han vuelto a caer a niveles no vistos desde 1969. Las peticiones semanales de desempleo en Estados Unidos han caído de nuevo hasta las 184.000, después de que la semana pasada tuvieran un leve repunte, según datos facilitados por el Departamento de Trabajo.