El IPC registra en junio el nivel más alto desde 1985, en el 10,2%, según el dato adelantado del INE
Desde abril de 1985 los precios no eran tan altos en España. Junio ha roto la barrera y la inflación tiene ya una cifra de doble dígito. Con el Índice de Precios de Consumo (IPC) en el 10,2%, según el dato adelantado del Instituto Nacional de Estadística (INE), parece cuestión de tiempo que el consumo empiece a languidecer. Según algunos analistas, sufrirá una importante contracción, eso sí, retrasada por el espejismo en el gasto que supondrá el verano.
"Los precios disparados acabarán impactando en el consumo, aunque la época veraniega puede posponer este efecto", afirma el portavoz en España de la plataforma de inversión en multiactivos eToro, Javier Molina. "El incremento de las gasolinas y alimentos está llevando principalmente a ese incremento de precios tan elevado y, entrando en la época de julio y agosto, cuando el consumo se sigue aún disparando, pensamos que estos datos tan altos podrían continuar", añade.
Destaca que, a la vista de los datos, y a falta de ser confirmados por el INE el próximo 13 de julio, "vemos que aún no se había tocado techo en esta tendencia al alza". Considera "que estos precios disparados acabarán impactando en el consumo, aunque la época veraniega puede posponer este efecto. Lo que sí está claro es que la última parte del año va a traer una importante contracción desde el punto de vista del consumo".
Además, "España ya viene algo tocada", dice el director de Estrategia de inversión de ING, Francisco Quintana, que recuerda que el consumo se ha recuperado menos que en el resto de Europa, y sigue un 8% por debajo del nivel prepandemia, el Producto Interior Bruto (PIB) crece con timidez, con apenas un 0,2% en el primer trimestre, a pesar de que es uno de los pocos países europeos que aún no ha recuperado (sigue un 3% por debajo) el nivel de actividad prepandemia. "La subida de tipos que se avecina no va a ayudar a recuperar ese consumo dañado", apunta.
En mayo, las ventas minoristas permanecieron estancadas en términos reales y son todavía son un -3,6% inferiores a las de febrero de 2020.
No obstante, también destaca que hay buenas noticias. "La actividad turística parece recuperarse con fuerza. Ese componente faltó el año pasado, pero ayudará a que el crecimiento no caiga muy por debajo de ese 4% anual que esperábamos hasta hace unos días y que ahora mismo estamos revisando".
El dato de inflación "hace menos probable que se pueda evitar una recesión", estima Quintana. Los analistas de ING esperan que la inflación media española sea este año algo superior al 7%, lo que implicaría que cayera de manera clara en el último trimestre del año, por debajo del 5% incluso en los meses finales.
La esperada desaceleración de la inflación "se pospone una vez más, a pesar de que parece que la presión de los precios de la electricidad se ha empezado a moderar. Queda por ver hasta dónde llegarán los precios de los alimentos cuando los de las materias primas agrícolas y ganaderas se han comenzado a reducir", comenta el jefe de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja, Santiago Martínez Morando.
"El shock de precios está durando más de lo previsto, pero sigue motivado por factores coyunturales como el encarecimiento de las materias primas derivado de la escasez de oferta y agravado por la guerra de Ucrania, además de por unas políticas fiscales y monetarias muy expansivas durante la pandemia que sólo han comenzado a endurecerse muy recientemente. Esto quiere decir que no se trata de un cambio estructural respecto al ciclo anterior, cuando estábamos preocupados por la deflación, y que el escenario más probable es que se produzca una desaceleración del IPC en los próximos meses, que ya sería apreciable a final de año y ganaría intensidad en 2023", añade.