El gobernador del Banco de Italia defiende en Madrid que el debate incorpore las cuestiones económicas y permanezca "el espíritu europeo"
La preocupación por Cataluña se extiende fuera de España. Se ha sumado Bruselas, por el viaje de Carles Puigdemont a Bélgica y por ser la capital de las instituciones de gobierno europeo. Y también Fráncfort, la sede del Banco Central Europeo (BCE), o Roma, donde tiene su casa el Banco de Italia.
“Nos preocupan mucho las consecuencias económicas que esto podría tener”, ha asegurado este lunes al ser preguntado por la crisis política catalana Ignazio Visco, gobernador del Banco de Italia y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, en su intervención en la Convención Anual de la Asociación de Mercados Financieros en Madrid, presentado por Luis María Linde, su homólogo en el Banco de España. Visco fue reelegido en su cargo la semana pasada.
“El debate no se ha centrado en cuestiones económicas, y aunque se habla de cosas importantes, también debería incorporarse la economía”, expresa Visco. Asimismo, ha hecho una defensa del proyecto común europeo. “Todos tenemos un denominador común que es Europa, y este espíritu hay que salvarlo”, agrega.
El debate (sobre Cataluña) no se ha centrado en cuestiones económicas, y aunque se habla de cosas importantes, también debería incorporarse la economía
Cataluña es un tema candente en las instituciones europeas, que por ahora han mostrado sin resquicios su apoyo al Gobierno de Mariano Rajoy. Otro aspecto importante y que atañe directamente a España e Italia es el marco regulatorio del sector financiero, ya que son dos de los países que más sufrieron la crisis financiera. De hecho, el discurso de Visco ha versado sobre este punto: “Se necesita acabar con la incertidumbre regulatoria, tener un periodo de estabilidad”, expresa el gobernador del Banco de Italia.
RETOS DEL SISTEMA FINANCIERO
En este sentido, ha hecho hincapié en la brecha que aún existe entre la rentabilidad de los bancos, entendida como el retorno sobre fondos propios (ROE), y el coste de capital, que es lo que exigen los inversores para rentabilizar una inversión. Por el lado del coste del capital, sostiene que “una de las razones de que sea alto es la incertidumbre regulatoria”, al tiempo que señala que en países como España e Italia es más alto que la media por la dureza de la crisis años atrás.
El próximo año entran nuevas normas sobre contabilidad y dotación de provisiones (IFRS9), al tiempo en que se avanza con el nuevo marco regulatorio dentro de Basilea III. “Debe continuar el saneamiento de los balances y que se refuerce la gestión de la morosidad”, explica el otro italiano miembro del BCE, que preside Mario Draghi.
En cuanto a la rentabilidad, “sigue siendo baja, y las entidades medianas y pequeñas son las que más sufren”, señala Visco. Además, asegura que los bancos deben trabajar en el desarrollo de “servicios complementarios” a la actividad tradicional de captar y prestar dinero como la financiación corporativa o el cobro de comisiones a través de la gestión de activos (recursos fuera de balance, como fondos o planes de pensiones).
Por otro lado, el gobernador del Banco de Italia ha enumerado tres retos del sector financiero en Europa: la adaptación a los requisitos más altos de capital, la reducción del tamaño del sector financiero -tanto infraestructuras como apalancamiento- y una mayor concentración. En este sentido, destaca como positivo que España tenga ahora un 25% menos de bancos y que las sucursales hayan disminuido en “casi un 40%”.
Este mensaje no es nuevo, sino que el BCE viene lanzándolo reiteradamente. El propio Mario Draghi lo hizo en mayo en Madrid, en una visita al Banco de España, donde pidió “mejoras en eficiencia”. Visco, por su parte, cree que el ahorro de costes se puede redirigir a inversiones en innovación y tecnología para aumentar la productividad.
CRISIS DE BANCOS
El gobernador del Banco de Italia también ha hecho mención desde Madrid a otro aspecto muy relevante en España este año, como es la forma en que las instituciones europeas deben intervenir cuando hay problemas de liquidez o de solvencia. Precisamente, Banco Popular fue intervenido y adjudicado por un euro al Santander en junio, con lo que los accionistas y los bonistas de más riesgo (deuda subordinada y CoCos) soportaron todas las pérdidas sin hacer uso de dinero público. Ni un mes después, el Gobierno italiano aceptó poner dinero público encima de la mesa para el rescate de Banca Veneto y Popolare di Vicenza, que se los quedó Intesa Sanpaolo sin que los inversores perdieran todo lo invertido. En el primer caso, fue el estreno del método ‘bail in’, y en el segundo se volvió a hacer uso de la metodología ‘bail out’.
Si la ayuda viene del Estado en forma de garantías se puede considerar ayuda pública, pero a veces es necesaria ante fallos del mercado
Ignazio Visco considera aconsejable que siga viva la posibilidad de usar recursos públicos para la intervención o rescate de entidades financieras, lo que supone un desafío a la normativa que impulsó la Comisión Europea para evitar precisamente esto, y que se usó en Banco Popular. “No hay reglas claras para enfrentarnos a problemas de liquidez. Si la ayuda viene del Estado en forma de garantías se puede considerar ayuda pública, pero a veces es necesaria ante fallos del mercado”, arguye. Aunque admite que en el peor momento de la crisis hubo un uso excesivo de dinero público para rescates.
“Las dificultades de una entidad puede tener efecto contagio y eso no resulta fácil, hay que evitarlo”, añade. Además, recuerda que los bancos pequeños y medianos tendrán más problemas con un modelo de resolución o intervención en el que no han participado. En cualquier caso, cree que Europa debe avanzar en su proyecto de unión bancaria. Para ello, asegura que es necesario disponer de recursos a escala europea y de un fondo de garantía de depósitos común.
En cuanto a la política monetaria, Vinzo se ha limitado a reiterar el mensaje del BCE y del propio Mario Draghi en la última reunión, en la que el Consejo de Gobierno acordó un recorte del programa de compra de activos (APP, por sus siglas en inglés) desde 60.000 millones hasta 30.000 millones de euros desde enero hasta septiembre, “y más allá si fuese necesario”. “Dependerá de que la inflación se acerque, pero por debajo, al 2% de forma sostenida en el medio plazo”, sentencia.