Se quejan de que "cuando no es el taxi, son las medidas de Colau o las huelgas del Aeropuerto"
Las lamentables escenas de enfrentamientos entre Policía y manifestantes de esta semana y la violencia que ha tomado las calles de Barcelona tras la condena a los líderes del ‘procés’, hacen presagiar a los comerciantes y hoteleros de la capital catalana un cierre de 2019 similar al de 2017. Los empresarios turísticos avisan de que las protestas, quemas de mobiliario urbano y disturbios hacen flaco favor a la reputación internacional de la ciudad, a la par que alertan de que las consecuencias ya se notan en la actividad.
Así se ha pronunciado la Unión de Ejes Comerciales y Turísticos de Barcelona, Barcelona Oberta, en un comunicado en el que denuncia “un descenso importante de la actividad comercial y turística”, fruto de las protestas que se desarrollan desde el 14 de octubre. Asimismo, asegura esta entidad que los sectores comercial y turístico verán una caída de sus ingresos en el último trimestre del año “igual que ocurrió con la frustrada declaración de independencia hace dos años”.
La Alianza para la Excelencia Turística, Exceltur, recuerda que en otoño de 2017, Cataluña perdió 300 millones de euros, ya que 18.500 turistas dejaron de visitar la comunidad en pleno desafío independentista. Puntualiza que el impacto actual depende de lo que se puedan prolongar estas protestas y de la intensidad de las mismas.
También pone el acento esta asociación en que las acciones de los independentistas incluyen estaciones de tren y vías de comunicación, como precisamente está ocurriendo con las llamadas ‘Marchas por la libertad’. Sin ir mas lejos, La planta de Seat en Martorell (Barcelona) ha suspendido los turnos de producción desde la tarde de este jueves hasta la noche del viernes debido a los problemas de movilidad derivados de estas manifestaciones.
“Cuando no son los independentistas, son los taxistas, la alcaldesa, Ada Colau, y su amenaza de subir la tasa turística o los caos en El Prat”, lamentan fuentes del sector turístico de la ciudad. A la vez, tratan de quitar hierro al asunto ya que se resignan a pensar que “no es nada que no pase en otras grandes ciudades”. En declaraciones a este medio, estas fuentes, que han preferido permanecer en el anonimato, reconocen que “les incomoda bastante la situación” ya que “no es buena”, pero aseguran que es “demasiado pronto” para hablar de afectación.
Otras entidades como el Gremi d’Hotels de Barcelona, el Gremi de Restauració o la Fundació Barcelona Comerç ponen el acento en los intangibles, donde ya se nota su huella, “especialmente en la reputación que transmite la ciudad en todo el mundo”. Y emiten su “condena” y “profundo rechazo” ya que “pueden derivar en una grave afectación directa” sobre la actividad hostelera en Barcelona y en “su conjunto socioeconómico”.
Foment del Treball, por su parte, también subraya que la actividad económica está en “riesgo”. "La reputación de Cataluña y Barcelona es un capital de alto valor que reporta grandes beneficios a diferentes sectores económicos e industriales (...). Evitar la destrucción de este capital es una responsabilidad que todos debemos compartir", expresa la patronal catalana a través de un comunicado.
UN PROBLEMA DE IMAGEN INTERNACIONAL
La foto del Aeropuerto de El Prat tomado por los manifestantes convocados por la plataforma Tsunami Democràtic, del pasado lunes, y las imágenes de las columnas de humo coronando el skyline barcelonés han dado la vuelta al mundo para bien y para mal. A la vez que ponen el conflicto que vive Cataluña en el ojo del huracán, también dejan una huella en el renombre de Barcelona que no pasa por sus mejores momentos y que puede recibir aún un mayor impacto, según los expertos turísticos.
Aún frescos están en la memoria los episodios de inseguridad ciudadana del pasado verano. De hecho, en el estudio de la EAE Business School: 'La marca ciudad como factor de creación de valor’, publicado en julio, la capital se sitúa en el puesto 15 en cuanto a reputación, una caída de siete posiciones con respecto a 2018.
Sin embargo, la notoriedad de la ciudad condal sigue bien apuntalada, con datos, por ejemplo, del mercado de alquiler de oficinas que apuntan a récord, según cifras de Savills Aguirre Newman. El mismo estudio de EAE Business School ubica a la urbe catalana como la cuarta ciudad del mundo, tras Londres, Nueva York y Berlín, más atractiva para atraer talento, avanzando tres posiciones, desde el séptimo lugar en que estaba en 2014.
De ahí la llamada de los sectores turísticos a reconducir las protestas hacia el civismo y reclamar que las manifestaciones, como la convocada el 26 de octubre y que ha hecho replantearse que el Barça-Madrid se juegue en el Camp Nou, se ubiquen fuera de lugares céntricos. El independentismo, ajeno a estas reclamaciones, augura un ciclo de protestas largo, mientras sectores afines al PP, PSOE, Ciudadanos e, incluso, de los Comuns, presagian que las reivindicaciones se diluirán con el 10N y las califican de "supernova" del movimiento soberanista.