Cree que los datos recientes invitan a un mayor optimismo sobre el crecimiento
El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, avisó este miércoles sobre la tentación de subir impuestos a las empresas en el momento actual, aunque las economías necesiten recaudar para sufragar los elevados costes provocados por la crisis. "Creo -dijo- que es importante, en circunstancias como las actuales, no recargar con obligaciones adicionales a las empresas, sino todo lo contrario”. Además, se ha mostrado optimista sobre la evolución de los datos macro de mayo y junio y ha indicado que invitan a pensar que el crecimiento se ubicará por encima de lo previsto.
Quien fuera también vicepresidente económico del Gobierno de Mariano Rajoy intervenía en un encuentro digital organizado por la plataforma Ceapi, donde admitió que se están viendo “planteamientos diferentes” con países que están rebajando los tributos y otros que proyectan ampliar la presión fiscal.
No quiso valorar la oportunidad de aplicar una u otra receta como miembro del BCE, pero sí deslizó su estimación personal. “Los impuestos tienen que ser suficientes para financiar el gasto, pero también tienen que producir los incentivos adecuados”, relató, indicando que “en este momento, como todos sabemos, familias y empresas se encuentran en una situación compleja y cuantas menos cargas de cualquier tipo tengamos, mejor” porque hay que “intentar alentar la recuperación”.
A medio y largo plazo y una vez que la crisis sanitaria esté superada y la económica embridada sí refirió que “habrá que reconducir” sus efectos en deuda y déficit “a través de un proceso prudente, pero necesario de consolidación fiscal”. A corto plazo toca a su juicio ayudar a familias y empresas a mantener sus rentas, siendo “la primera línea de defensa ante una crisis de esta naturaleza la política fiscal”.
A escala eurozona indicó que eso provocará un deterioro del déficit fiscal de alrededor de “ocho puntos” y obligará a los gobiernos y a los diferentes tesoros a emitir deuda por un valor de alrededor de 1,5 billones de euros, lo que provocará un aumento “importante de la ratio de deuda pública sobre PIB” que “una vez pase la crisis y sus efectos” habrá que reconducir.
Durante su intervención y ya en cuanto a proyecciones macroeconómicas de la eurozona reconoció que los últimos datos conocidos son “relativamente más optimistas, dentro de lógicamente la situación muy deprimida”, pero más optimistas de lo que esperábamos hace simplemente unas semanas” gracias al inicio de la desescalada y que evidencia que, “de algún modo, se ha dejado atrás lo peor”.
El BCE espera, por tanto, una evolución en el segundo trimestre en la eurozona “un poquito menos negativa de lo que habíamos proyectado” aunque el pronóstico es que el PIB caiga cerca de un 9% en el conjunto del año, en línea con la previsión de la Comisión Europea.
Se trata, dijo, de una caída “que no tiene precedentes” en la eurozona ya que si cogiéramos todos los años de recesión en la última gran crisis financiera “la caída no llegaba al 6%” en ninguno, y además ahora se concentrará en dos-tres meses.
El BCE confía en que el tercer trimestre crezca alrededor del 5-6% y “se vaya moderando al final de año, en el último trimestre”. Sin embargo, De Guindos alertó de que el nivel de renta previo a la crisis del Covid-19 no se alcanzará hasta “finales del año 2022 o, incluso, un poquito más tarde”.
Por la mañana, durante un debate con el presidente del Mecanismo de Estabilidad Europeo, Klaus Regling, organizado por Goldman Sachs, el vicepresidente del BCE ha alabado la evolución de la economía en los dos últimos meses. Sin embargo, expertos consultados señalan que es pronto para "sacar conclusiones precipitadas".
"Solo podemos sacar más conclusiones sobre cuán robusta es esta recuperación una vez que nos establezcamos más en la nueva normalidad en el tercer y cuarto trimestre de este año", han indicado los analistas de Forex Live.