La mayor disponibilidad de gas natural licuado "permite compensar la mayor parte de un déficit ruso"
Las alarmas se han encendido en toda Europa. Tras haber comenzado los trabajos de mantenimiento de Nord Stream 1, con el consiguiente corte del suministro ruso de gas que llega por esa vía, el temor se ha disparado ante la posibilidad de que el restablecimiento no se produzca en su totalidad, o ni si quiera se retome, una vez pasen los diez días que suelen durar estas labores. En Alemania, donde está ubicado el gasoducto, ya se preparan para cualquier escenario y barajan todas las opciones por si Rusia decide presionar al Viejo Continente con un nuevo corte del gas como respuesta a las sanciones impuestas tras la invasión de Ucrania. Pero ya hay voces que afirman que no hay nada que temer.
"Europa podría probablemente hacer frente a un corte total y duradero del suministro ruso", apuntan los estrategas de Julius Baer. Como apuntan, la mayor disponibilidad de gas natural licuado "permite compensar la mayor parte de un déficit ruso" en caso de que se produzca el tan temido corte de suministro. Es más, remarcan que dado que las centrales nucleares francesas volverán a funcionar con normalidad, eso ayudará a frenar la elevada demanda actual de gas natural.
Los estrategas del banco suizo reconocen que el riesgo de un corte duradero del suministro ruso está ahí. "Persigue a Europa y alimenta el temor a la escasez de energía y al dolor económico", afirman. Sin embargo, también apuntan que ahora las cosas "son ahora muy diferentes".
"Existe la preocupación de que los flujos no se reanuden a tiempo ni en su totalidad", pero Julius Baer recuerda que es la política, más que la economía, la que "determina el comercio de gas natural entre Rusia y Europa". Influye mucho más en la decisión final que el Kremlin pueda tomar al respecto, y es que Moscú "no tiene alternativa a Europa y probablemente dañaría su propia infraestructura a largo plazo si corta los flujos de forma duradera", opinan estos analistas.
Asimismo, Julius Baer recuerda que aunque e intenso debate público se está convirtiendo en pánico, no se pueden dejar de lado algunas observaciones clave, como el hecho de que el almacenamiento de gas "haya vuelto a la normalidad". O que el riesgo de suministro ruso no sea un escenario unidimensional, sino "una prueba de estrés multidimensional". Porque la dependencia rusa "es un problema europeo, más que alemán, dada la tupida red de gasoductos".
Si hay un corte, eso podría obligar a Europa a salvaguardar los suministros con nuevas medidas para evitar la escasez. Se ha hablado, incluso, sobre un posible racionamiento. "Los riesgos se hacen reales si un corte total y duradero del suministro ruso coincide con un invierno frío o con cortes adicionales", aunque los responsables políticos "tienen varias opciones para reforzar la resistencia del mercado frente a este riesgo, entre ellas el restablecimiento de la producción holandesa", apuntan desde el banco suizo.
Los estrategas de la firma también creen que es probable que los precios del gas natural sigan subiendo, aunque de forma más calmada para ir bajando paulatinamente hasta situarse "por debajo de los 100 euros por megavatio-hora a finales de año". Los picos representarán los estallidos ocasionales de la aversión al riesgo, remarcan.
Y por último explican que las consecuencias económicas de la crisis energética "pueden contenerse si se toman las medidas adecuadas". En su opinión, con una "cuidadosa formulación de políticas", los gobiernos pueden evitar una recesión relacionada con la energía, lo que incluye "subastar reservas o presionar los precios del carbono liberando más créditos".