Guindos lo calificó como "préstamo en condiciones muy favorables"
El término "rescate" por parte de la Unión Europea sigue teniendo un estigma que hace que ningún Gobierno quiera utilizarlo y emplee eufemismos que tratan de ocultar la realidad. En el caso del rescate de 2012, el término acuñado por Luis de Guindos fue "préstamo en condiciones muy favorables". Este fin de semana, Pedro Sánchez ha inaugurado la expresión para el nuevo rescate que vamos a recibir: "línea precautoria". Eso sí, "sin condicionalidad" ni "hombres de negro".
"El MEDE [Mecanismo Europeo de Estabilidad, el fondo de rescate europeo], la línea precautoria que ha acordado el Gobierno de España con muchos gobiernos europeos, precisamente, no se puede llamar rescate", aseguró Sánchez en su alocución semanal de este sábado. "“Rescate sí hubo entonces, al sector financiero. Estas líneas precautorias del MEDE nada tienen que ver con un rescate, porque la única condicionalidad es que se destine a gastos sanitarios.", añadió en referencia al préstamo de 41.000 millones de 2012 para rescatar a las cajas de ahorros.
De hecho, para marcar distancias con aquel rescate, aseguró que esta vez no va a haber "hombres de negro": "La llamada Troika, los llamados hombres de negro, que hemos conocido, por ejemplo, cuando se ha rescatado el sector financiero en nuestro país en anteriores legislaturas".
Pero la realidad es que, si entendemos rescate como un préstamo de la UE como el de 2012, sí vamos a ser rescatados de nuevo; y, de hecho, el instrumento va a ser el mismo, el MEDE. De momento, el propio Sánchez ya ha confirmado que va a solicitar fondos de otro programa europeo llamado SURE para financiar el coste de los ERTE y no descarta utilizar el dinero que nos ha ofrecido el MEDE para financiar gastos sanitarios, que nos ahorraría 2.000 millones en intereses.
Lo más llamativo es que el Gobierno español no solo va a utilizar el rescate, sino que pretende ir más allá y que, en vez de préstamos, Europa nos dé "transferencias", es decir, "subvenciones a fondo perdido". Si un préstamo no es un rescate, una subvención innegablemente lo es, y esa demanda española sigue sobre la mesa pese a la negativa de Alemania y el resto de países centrales de la UE. Sánchez incluso intentó llegar al máximos del rescate, los eurobonos -que supondrían que toda la Unión asume nuestras deudas- o un fondo de mutualización de deuda, planteamiento que ya ha sido descartado.
En cuanto a la condicionalidad, de momento solo es finalista: que el dinero se utilice para gastos santiarios ("o derivados del Covid", añadió Sánchez abriendo la puerta a gastar el dinero en otras cosas). Pero si la UE se ve obligada a prestarnos más dinero porque el déficit se dispare hasta los niveles que predicen analistas como Deutsche Bank o porque el BCE no pueda seguir comprando deuda al ritmo actual, nadie duda de que a cambio se nos impondrán duras exigencias para reducir el gasto público (bajar salarios a funcionarios, reducir la estructura del Estado, bajar pensiones, recortar gastos de todo tipo, etc.).
Durante el Gobierno de Rajoy, la palabra "rescate" también estaba estigmatizada, y también se desmintió que hubiera ningún tipo de condicionalidad referida a la política económica. El entonces ministro de Economía, Luis de Guindos (hoy vicepresidente del BCE), negó que se tratara de un rescate como los de Grecia, Portugal o Irlanda por estar limitado al sector financiero y lo denominó "préstamo en condiciones muy favorables". De hecho, Rajoy aseguró que gracias a esta ayuda se había evitado "el rescate completo del país". En cuanto a las visitas periódicas de los "hombres de negro", Guindos sostuvo que se limitaban a examinar la evolución de la banca y no el cumplimiento de condiciones relativas al déficit público.
No obstante, en su comparecencia en la comisión de investigación de la crisis financiera del Congreso en 2018, Guindos sí utilizó la palabra rescate.