Los bancos centrales han sido protagonistas en 2023 y volverán a serlo en 2024. El mercado debate en estos momentos cuándo llegarán los primeros recortes de los tipos de interés tras un año en el que se ha consolidado el endurecimiento monetario para domar una inflación que en estos momentos va hacia abajo, pero que amenaza con repuntar en el momento menos pensado. Junto a esto, la amenaza de una desaceleración del crecimiento mundial plantea tantos problemas como oportunidades para los inversores, a los que Morgan Stanley recomienda actuar con cautela en los próximos 12 meses.
"Los bancos centrales tendrán que encontrar el equilibrio adecuado entre endurecer lo suficiente y relajar con la suficiente rapidez", afirma Serena Tang, estratega jefe global de Morgan Stanley Research. Por ello, esta experta cree que el 2024 de los inversores "debería consistir en enhebrar la aguja y buscar pequeñas aperturas en los mercados que puedan generar rentabilidades positivas".
En este sentido, la firma neoyorquina cree que los mercados ya han incorporado a los precios de los activos la idea de que los bancos centrales gestionarán una transición suave hacia niveles reducidos de inflación, lo que significa que hay "un margen limitado para aumentar las valoraciones". Así, opinan, 2024 debería ser un buen año para la inversión en renta fija y apuntan a "puntos brillantes" en bonos de alta calidad y en la deuda pública de los mercados desarrollados, entre otras áreas.
Por otro lado, los estrategas de Morgan Stanley creen que es "probable" que la superación del último tramo de la inflación se traduzca en una ralentización del crecimiento, sobre todo en Estados Unidos, Europa y el Reino Unido. A su vez, el "tibio" crecimiento de China pesará sobre los mercados emergentes y destacan que existe el riesgo de que la economía del gigante asiático se vea arrastrada a una espiral de deuda-deflación más amplia, con efectos dominó para el resto de Asia y más allá.
Con todo, estos analistas predicen que China evitará el peor de los escenarios y que las autoridades estadounidenses y europeas comenzarán a recortar los tipos en junio de 2024, mejorando las perspectivas macroeconómicas para el segundo semestre del año.
Al igual que este último año, los expertos de Morgan Stanley creen que es muy probable que 2024 sea "una historia de dos mitades". Al contrario que 2023, donde el principal impulso se produjo en el primer semestre para luego dar paso a una segunda mitad de año de un menor crecimiento, los analistas de la firma neoyorquina esperan cierta cautela entre enero y junio antes de dar paso a unos resultados empresariales "más sólidos" en la segunda mitad del año.
Así, en los seis primeros meses de 2024, estos expertos recomiendan a los inversores que sean "pacientes y selectivos". Según la firma estadounidense, los riesgos para el crecimiento mundial, impulsados principalmente por la política monetaria, siguen siendo "elevados" y los vientos en contra para los beneficios pueden persistir "hasta principios de 2024", antes de que se consolide una recuperación a mediados del primer semestre.
"Las acciones mundiales suelen empezar a venderse en los tres meses previos a una nueva ronda de relajación monetaria, ya que los activos de riesgo empiezan a descontar la ralentización del crecimiento. Si los bancos centrales siguen por el buen camino y comienzan a recortar los tipos en junio, la renta variable mundial podría registrar una disminución de la valoración a principios de año", indican.
Sin embargo, en la segunda mitad del año, la caída de la inflación debería dar lugar a una relajación monetaria que impulsaría el crecimiento. "Creemos que la incertidumbre a corto plazo dará paso a una recuperación de la renta variable estadounidense", afirma Mike Wilson, director de Inversiones y estratega jefe de Renta Variable estadounidense de Morgan Stanley. Este experto también espera que el crecimiento de los beneficios siga siendo sólido hasta 2025, ya que el "apalancamiento operativo positivo y el crecimiento de la productividad gracias a la inteligencia artificial deberían conducir a una expansión de los márgenes".
No obstante, estos analistas opinan que debería haber "algunas constantes" a lo largo de 2024. En general, opinan que es "probable" que la renta variable estadounidense tenga rendimientos "justos" y mejores resultados que la europea. "Esto será especialmente cierto si estas economías no consiguen un aterrizaje suave. En ese caso, es probable que veamos una huida hacia la calidad en la que EEUU obtenga mejores resultados", apunta Tang.
Por su parte, la renta variable de los mercados emergentes se enfrenta a obstáculos, como el fortalecimiento del dólar y un crecimiento mediocre en China, donde los responsables políticos se enfrentan al triple reto de la deuda, la demografía y la deflación. Estos riesgos, explican desde Morgan Stanley, se ven agravados por la atención que prestan las empresas a la diversificación de las cadenas de suministro como consecuencia de la pandemia y de las crecientes tensiones geopolíticas.
Sin embargo, estos estrategas consideran que los mercados emergentes podrían experimentar una mayor recuperación en el segundo semestre que la de sus pares, ya que la bajada de los tipos y el debilitamiento del dólar estadounidense podrían impulsar las entradas de capital.
En este contexto, los expertos de Morgan Stanley recomiendan la construcción de una cartera con un perfil de riesgo algo más bajo, con asignaciones inferiores a la media en materias primas y acciones de mercados emergentes. En general, sugieren una sobreponderación en una amplia gama de bonos, una ponderación igual en acciones y efectivo, y una infraponderación significativa en materias primas.
Entre los factores a tener cuenta en los próximos 12 meses apuntan la renta fija de alta calidad. Esto se debe a que los rendimientos de una "amplia" muestra de bonos corporativos y públicos estadounidenses alcanzaron el 6%, el nivel más alto desde 2009, mientras que los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense y de los bunds alemanes se han situado recientemente en los niveles más altos de la última década. Morgan Stanley prevé que esta tendencia proseguirá en 2024 y que los rendimientos a 10 años de los bonos del Tesoro estadounidense se sitúen en el 3,95% y los de los bunds alemanes en el 1,8% a finales de 2024.
Asimismo, la firma neoyorquina sugiere sobreponderar la renta fija básica, incluida la deuda pública, la deuda respaldada por hipotecas de agencias y la deuda con grado de inversión. Este consejo, explican, se debe a que es "probable" que sea un buen año para la inversión en renta fija, ya que la deuda de alta calidad sigue ofreciendo rendimientos "atractivos, especialmente si se compara con la relación riesgo/rentabilidad de otros activos".
Por otro lado, Morgan Stanley sobrepondera las acciones japonesas, ya que los responsables políticos japoneses han sido una "excepción" entre los bancos centrales, manteniendo los tipos de interés bajos para impulsar el crecimiento. En las últimas semanas, el Banco de Japón (BoJ) decidió mantener su política monetaria ultralaxa, que incluye tipos de interés negativos y control de la curva de los rendimientos de los bonos japoneses a 10 años, debido a las "incertidumbres extremadamente altas en torno a la actividad económica y los precios en Japón".
En cambio, el banco de inversión se muestra 'neutral' con la renta variable estadounidense. Estos expertos advierten que 2024 se presenta "diferente" tras un 2023 plagado de alertas bajistas, ya que la renta variable estadounidense "debería registrar mejores resultados que la europea o la de los mercados emergentes, sobre todo a medida que los bancos centrales de todo el mundo se fijen como objetivo los tipos de interés". "Dentro de EEUU, se prevé que el sector sanitario obtenga mejores resultados, y preferimos el sector industrial frente a otros sectores cíclicos", añaden.
Por otro lado, Morgan Stanley prefiere infraponderar la renta variable de los mercados emergentes, excepto México y la India, debido principalmente al ya mencionado riesgo que presenta el "mediocre" crecimiento de China. Por el contrario, apuntan, es "probable" que México se beneficie de la tendencia a la deslocalización tras la pandemia, mientras que se prevé que la India registre un crecimiento superior de los beneficios por acción en comparación con los mercados emergentes en su conjunto.
Por último, estos expertos recomiendan, como se mencionó anteriormente, infraponderar las materias primas. Esto se debe a que prevén que el cotice a precios "relativamente planos" en 2024 y con el frente geopolítico representando un importante motivo de preocupación, especialmente por la tensión en Oriente Próximo. Asimismo, creen que el oro parece "sobrevalorado", aunque el cobre, que podría obtener mejores resultados gracias a una demanda de China más fuerte de lo previsto, podría ser una excepción dentro de este campo.