Con la UE cerrada a negociar y May, a un segundo referéndum, la salida desordenada coge fuerza en las quinielas
Los diputados de Westminster se irán de vacaciones de Navidad este 20 de diciembre con la pesada espada de Damocles del acuerdo del Brexit sobre sus cabezas. La actividad parlamentaria en Reino Unido se reanudará el año próximo a menos de tres meses de la fecha en que el país deberá abandonar a sus socios comunitarios y los expertos avisan de que los inversores deben prepararse para que se trate de un salto sin paracaídas.
Tras programar la votación del Acuerdo de Retirada el 14 de enero, la primera ministra, Theresa May, tiene poco más de un mes por delante para convencer a un centenar de 'tories' y a un puñado de parlamentarios de otros partidos de que respalden su acuerdo. Pero sin que la Unión Europea (UE) haya ofrecido cuartel a la 'premier', que ha protagonizado una rápida gira por Europa durante la que ha recibido evasivas a su petición de garantías por parte de Bruselas sobre asuntos como la frontera de Irlanda del Norte, se antoja imposible que obtenga el aval de 320 asientos de la Cámara de los Comunes.
De no ser así, el país se enfrentará al abismo de romper su relación de cuatro décadas con la UE sin acuerdo el 29 de marzo. "Si nada cambia en el Parlamento es el desenlace por defecto", avisa Simon Derrick, estratega de BNY Mellon. Y "si todo el mundo se mantiene enrocado en sus posturas, los mercados deben empezar a descontar que la situación del Brexit se vuelva caótica, o valorar escenarios alternativos como libertad de voto en el Parlamento o un segundo referéndum", agrega.
"La forma más sencilla de evitar el 'Brexit duro' es que "Westminster apruebe el acuerdo ya negociado", prosigue el analista del banco estadounidense. Pero no es nada fácil. La cámara baja británica cuenta con 313 opositores a May y 10 diputados del DUP -en coalición con el Gobierno conservador- que tampoco ratificarán el documento, mientras que 117 parlamentarios conservadores registraron su falta de confianza en Theresa May la semana pasada. Por lo tanto, según Derrick, May tiene por delante una "tarea importante" para llevarse a su bando a los miembros, no sólo de su partido, sino también de la oposición.
La única esperanza para la líder conservadora es que el resto de grupos parlamentarios dejen a sus diputados votar libremente. En tal caso, la mayoría en la Cámara de los Comunes se ubica a favor de un Brexit pactado con la UE, por lo que los muchos diputados laboristas y de otras formaciones acabarían por respaldar un pacto con Bruselas que les desagrada, pero que es mejor que una ruptura no acordada con Europa.
Entre los posibles desenlaces que se contemplan en los despachos de todas las firmas de análisis no se descarta una moción de censura al Gobierno de May, impulsada por los laboristas, seguida de unas elecciones generales. No obstante, "hasta ahora no ha habido ningún movimiento para convocar esta votación", comenta Derrick. De hecho, la moción de censura contra May que ha presentado el líder de este partido, Jeremy Corbyn, evidencia que la oposición no quiere ir tan lejos como derrocar al Ejecutivo, sino simplemente erosiona más la figura de la primera ministra.
En cuanto al segundo referéndum que rechaza categóricamente May, "solo puede ocurrir si el Gobierno promulga una nueva ley y se asegura la aprobación de la mayoría de los parlamentarios", prosigue. Pero es una opción que no se halla en los planes del Gobierno, por ahora, si bien es la medida favorita de los laboristas.
"La forma más sencilla de evitar el 'Brexit duro' es que "Westminster apruebe el acuerdo ya negociado"
MAY NO RECIBIRÁ AYUDA DE EUROPA
La gravedad de la situación se ha visto subrayada por la decisión de la Comisión Europea de seguir adelante con los preparativos para un Brexit sin acuerdo. Se espera que este miércoles publique sus planes de contingencia al respecto. "Paradójicamente, el fracaso de May aumenta la posibilidad de llevar a cabo un ejercicio de última hora en el que el Brexit se posponga más allá de la fecha límite del 29 de marzo", comentan desde Ebury, tal vez abriendo la puerta precisamente a un nuevo referéndum.
Para los analistas de Berenberg, queda completamente descartado es que se renegocie el acuerdo actual. Los Veintisiete "pueden ofrecer palabras amables de 'aclaración', pero no concesiones genuinas, como la eliminación de facto de la solución para la frontera irlandesa". Por supuesto, "si el Reino Unido cambiara drásticamente su enfoque y solicitara la opción de Noruega (mercado único pero no unión aduanera) o la integración económica completa (mercado único y unión aduanera), la UE estaría dispuesta a considerar estas opciones y cambiar la situación", redondean estos analistas.