El gasto en prestaciones de absentismo por incapacidad temporal crece desde los 292 hasta los 371 euros por afiliado
Las bajas laborales han vuelto a incrementarse en España. Lo hacen a la vez que la recuperación económica y, como derivada, del empleo. El gasto en prestaciones económicas por incapacidad temporal por contingencias comunes (ITCC) se ha disparado un 38% hasta los 5.993 millones de euros, según datos de la Seguridad Social recopilados por Adecco.
Los casi 6.000 millones de euros desembolsados por la Seguridad Social en 2016 suponen un gasto de 371,18 euros por cada trabajador afiliado al sistema. El Gobierno, además, espera que este año se incremente. En el proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2017 el Ejecutivo ha incluido la cifra de 6.986 millones de euros como crédito destinado al pago de los subsidios de incapacidad temporal.
El informe de Adecco sobre absentismo laboral, publicado este miércoles, señala que con los síntomas de la mejoría económica el repunte “se agudizó en 2016 hasta llegar al 4,88%”. Este incremento de la tasa de absentismo, calculada como las horas de ausencia no trabajadas (sin contar vacaciones, festivos o un ERE temporal -ERTE-) sobre el total de horas trabajadas, “es más pronunciado incluso que la recuperación de la economía pues a iguales ratios de PIB y empleo, las tasas de absentismo han crecido a mayor ritmo”, agrega.
El repunte es más pronunciado incluso que la recuperación de la economía pues a iguales ratios de PIB y empleo, las tasas de absentismo han crecido a mayor ritmo
El coste total del absentismo por incapacidad temporal aumentó un 10,91% en 2016 hasta los 68.500 millones de euros sumando el gasto en prestaciones de la Seguridad Social, los costes directos de las empresas y el coste de oportunidad de la producción de bienes y servicios que se dejan de producir, estima Adecco. La tasa de absentismo aumentó un 6%.
Lo anterior no tiene por qué significar que los trabajadores tengan mayor intención de faltar al trabajo cuando sea posible por causas de enfermedad o similares, sino también porque en los peores momentos de la crisis se pudiera preferir acudir al trabajo aunque hubiera razones para no hacerlo por miedo a las consecuencias laborales.
La tasa de absentismo, en el 4,88% en 2016, roza los niveles precrisis. Durante los años 2000 y 2007 se disparó desde el 3,7% hasta el 4,9%. Durante los cuatro ejercicios siguientes se estabilizó en esos niveles, hasta bajar al 4,1% en 2013. “Desde el cuarto trimestre de 2013 venimos asistiendo a tímidos, pero continuados, síntomas de recuperación económica a los que no ha sido ajena la evolución del absentismo”, sostiene el informe elaborado por Adecco junto con Garrigues, AMAT, FREMAP, la Universidad Carlos III, la UNED y la Asociación española de especialistas en Medicina del Trabajo (ver cuadro con el coste para la Seguridad Social).
Por sectores, la ratio ha crecido tanto en servicios (5%), como en la industria (4,8%) o en la construcción (3,1%). Asimismo, el estudio observa importantes diferencias regionales en función de si las economías de cada comunidad autónoma están más industrializadas o si dependen en mayor medida del sector servicios. En 2016, Baleares, la Comunidad de Madrid, Cantabria, Galicia y Murcia son las autonomías que presentan más horas efectivas trabajadas. En todos estos casos, por encima de la media.
Sobre el control de las bajas, el 90% de las empresas controlan las ausencias por licencias y permisos exigiendo la presentación de justificantes médicos o de otro tipo, mientras que según explica Adecco sólo el 3% de las empresas dispone de paquetes de horas anuales o sistemas de flexibilidad horaria para facilitar la conciliación de la vida laboral y personal.
Otro elemento que destaca el estudio es que la tasa de absentismo es mayor entre las mujeres que entre los hombres. “Se entiende que esta diferencia se justifica por la mayor asunción de las responsabilidades familiares en la sociedad actual por parte de las mujeres”, arguye el informe. “Cuando no existe un cauce legal para posibilitar la conciliación entre la vida familiar y laboral, es preciso buscar formas de solventar la situación planteadas a través de ausencias injustificadas o justificadas que se emplean de forma adecuada”, insisten los autores del estudio.