La calificación crediticia 'AA' del país también puede verse negativamente afectada
Estados Unidos alcanzó su límite de deuda de 31,4 billones de dólares el pasado 19 de enero. En respuesta, el Tesoro adoptó una serie de medidas extraordinarias para asegurarse el poder hacer frente a sus obligaciones. Pero si el techo de deuda no se eleva o no se suspende, las consecuencias tendrán un impacto negativo tanto en los inversores como en la economía mundial.
El país se encuentra al borde del impago y, aunque el riesgo de que esto suceda es bajo, es más elevado que en el pasado.
"Como mínimo, los inversores deberían prepararse para una dura batalla sobre el techo de la deuda que podría generar volatilidad en los mercados y afectar a la actividad económica", advierte George Brown, economista de Schroders.
No es la primera vez que EEUU se encuentra al borde del impago. De hecho, el techo de la deuda se ha modificado más de 100 veces desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en esta ocasión, la polarización política que vive el país complica la tarea de que demócratas y republicanos lleguen a un acuerdo.
"Las crisis del techo de la deuda son más peligrosas cuando un presidente demócrata se enfrenta a un Congreso dividido", valora Dennis Shen, analista de deuda soberana de Scope Ratings.
"Si el pasado es un prólogo, los dos se enzarzarán en un enfrentamiento partidista hasta llegar a un compromiso de última hora. Este tipo de maniobras siempre corren el riesgo de ser contraproducentes, ya que podrían provocar un impago involuntario. Y la probabilidad de que esto ocurra es mayor que en años anteriores", indica Brown.
El Congreso ha quedado dividido tras el resultado de las elecciones de mitad de mandato, pero los republicanos sólo tienen una estrecha mayoría de cinco escaños en la Cámara de Representantes.
"En su primera ofensiva, el Freedom Caucus, formado por 45 republicanos, ha exigido que el gasto discrecional se limite a los niveles de 2022 durante los próximos 10 años. Una posición ideológica tan dura los coloca en una trayectoria de colisión con los demócratas y sus colegas republicanos más moderados", afirma el experto de Schroders.
Por ello, a menos que se encuentre un término medio, existe el riesgo de que no se eleve el techo de la deuda. Aunque si el impago de EEUU pareciera estar al alcance del país, un grupo de republicanos moderados podría verse motivado a desafiar a los líderes de su partido y ponerse del lado de los demócratas para votar a favor de un aumento "legítimo" del límite de deuda.
En este sentido, las amenazas de impago se utilizarán como baza en las negociaciones, pero es improbable que incluso los republicanos más conservadores desde el punto de vista fiscal permitan deliberadamente el impago del país norteamericano.
La crisis que ha desatado el techo de deuda de EEUU, no obstante, tendrá consecuencias incluso si se evita el impago y los mercados podrían agitarse. Ya en 2011, los inversores se pusieron nerviosos cuando el Congreso pasó meses luchando por el techo de deuda antes de elevarlo con solo dos días de margen.
"Poco después, Estados Unidos perdió por primera vez su calificación 'AAA'. El consiguiente movimiento de aversión al riesgo provocó la depreciación del dólar, el hundimiento del S&P 500 y la ampliación de los diferenciales de crédito", recuerda Brown.
Ante el riesgo de que se repita la crisis, desde Schroders aconsejan a los inversores reflexionar sobre el posicionamiento de sus carteras.
"Aparcar el capital en bonos del Tesoro puede resultar tentador dados los rendimientos actuales, pero históricamente éstos se han visto sometidos a presión a medida que el reloj se acercaba a los plazos del techo de deuda", afirma Brown.
En su lugar, los inversores deberían considerar una asignación sobreponderada a los metales preciosos, así como a divisas y bonos de refugio no estadounidenses.
El techo de la deuda también representa un riesgo a la baja muy significativo a corto y medio plazo para la calificación crediticia 'AA' de EE.UU. Incluso, los analistas, alertan que evitar en el último minuto un default técnico puede tener consecuencias significativas para su solvencia.
No obstante, para Shen, el riesgo en torno a esta crisis es el más elevado de los últimos diez años, y los problemas para las calificaciones son más pronunciados que nunca, en una época de mayor polarización política y déficits más elevados tras las recientes crisis económicas.
"Las obligaciones de gasto sustanciales limitan el tiempo y el espacio de que dispone el Gobierno para resolver las crisis del techo de deuda. Estimamos el déficit de las administraciones públicas estadounidenses en un significativo 5,4% del PIB durante este año", subraya Shen.
Asimismo, cualquier retraso en los pagos de las obligaciones federales no relacionadas con la deuda y un despido de empleados federales provocaría importantes desafíos legales que cuestionarían cualquier trato preferente de este tipo a los tenedores de deuda.
"El Tesoro estará excepcionalmente interesado en evitar la elevada incertidumbre que implican tales escenarios", asevera el experto de Scope Ratings.
Con todo, es probable que cualquier compromiso alcanzado entre republicanos y demócratas incluya recortes del gasto y, posiblemente, incluso subidas de impuestos.
"Cualquiera de ellas agravaría la recesión que esperamos se materialice a finales de este año. Aún así, sería un pequeño precio a pagar si significara evitar el daño generalizado y duradero que infligiría un impago total de EEUU", concluye Brown.