Según Lautenschläger, actualmente los bancos deben cumplir un conjunto de reglas muy estrictas que les hacen "más resistentes" a posibles recesiones
La poca regulación y supervisión bancaria, unido a la falta de conciencia global respecto al sector fueron los factores que desataron la crisis financiera mundial de 2008, según la miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE) Sabine Lautenschläger.
Casi una década después, la ola regulatoria y la creación de nuevas autoridades para la supervisión macroprudencial han permitido mejorar la estabilidad financiera, pero también la protección al consumidor, regular el negocio de derivados o la actividad de las agencias de calificación, apuntó la economista.
En este sentido, explicó que, a principios de la década de los 2000, la mayoría creía que los mercados financieros debían autorregularse, por lo que restringir la libertad empresarial no era una tarea de los gobiernos. No obstante, este marco cambió completamente tras el estallido de la crisis financiera.
Según Lautenschläger, actualmente los bancos deben cumplir un conjunto de reglas muy estrictas que les hacen "más resistentes" a posibles recesiones o inesperados eventos económicos, como tener más y mejor capital que hace diez años, mayor capacidad de absorción de pérdidas o estar preparados para un posible agotamiento de las fuentes de liquidez gracias un endurecimiento de los requisitos cuantitativos y cualitativos de su gestión.
Según Lautenschläger, actualmente los bancos deben cumplir un conjunto de reglas muy estrictas que les hacen "más resistentes" a posibles recesiones
Los supervisores, por su parte, también han adquirido mayores poderes para actuar de manera preventiva, cuyas herramientas y recursos les permiten detectar las deficiencias de los bancos, las tendencias de riesgos o las malas conductas antes de que se produzca un 'shock'.
MÁS Y MEJOR REGULACIÓN
No obstante, la miembro del Comité cree que "aún hay espacio para mejorar las reglas actuales", ya que hay determinados temas que no se han abordado u otros que se necesitan volver a abordar, como las actividades bancarias que se realizan 'en la sombra', ya que al endurecerse la regulación hay mayores incentivos para actuar fuera de la legalidad con maniobras evasivas.
Por otro lado, el establecimiento de normativas a nivel mundial es otro de los factores que han mejorado la estabilidad del sistema financiero, ya que con la crisis se aprendió que los mercados e instituciones financieras están mucho más interconectadas de lo que la mayoría pensaba en un principio, sostuvo Lautenschläger.
"No existe un sector bancario nacional, sino que se trata de una actividad globalizada", subrayó la economista, a la vez que aseveró que se trata de algo positivo ya que facilita el comercio y la inversión global, desbloquea nuevas fuentes de financiación para la economía y mejora la forma en la que se asigna el capital y los riesgos entre países.
IMPLEMENTACIÓN DE BASILEA III
"Para un sector global, los estándares también deben ser globales (...), así que espero que el último paquete de estándares de banca global, Basilea III, se complete este año", declaró Lautenschläger. No obstante, aseveró que le preocupa que algunos centros financieros no implementen partes del marco acordado, lo que sería "un gran error".
Si la implementación no es consistente, los estándares comunes se mantendrán fragmentados y esto dejaría la puerta abierta al arbitraje regulatorio, a un incremento de los riesgos y, por consiguiente, a crisis futuras. Al mismo tiempo, los bancos no competirían en igualdad de condiciones, lo que afectaría a su eficiencia.
"En lugar de construir muros, deberíamos reunirnos para discutir cómo podemos lidiar con un sector bancario mundial, cómo podemos cosechar beneficios y mantener los riesgos bajo control. Esa es la única forma de avanzar, caminar hacia atrás solo nos llevará a otra crisis financiera global", concluyó Lautenschläger.