El gigante asiático requerirá de más estímulos en los próximos años
La reapertura de China prometía ser el impulso que la economía mundial necesitaba para acelerar su crecimiento. Sin embargo, la débil recuperación mostrada por el gigante asiático ha desvanecido todas las esperanzas y ahora el país tiene ante sí importantes retos a los que hacer frente para devolver la confianza tanto a sus ciudadanos como a los mercados.
"China se enfrenta actualmente a muchos desafíos y está atrapada en un estado de baja confianza que requerirá de más estímulos en los próximos años hasta que las heridas hayan sanado. Pero todavía hay un optimismo cauteloso entre la mayoría de que la economía china eventualmente se recuperará", explican los expertos de Danske Bank.
En este sentido, desde la entidad danesa destacan que el país asiático se enfrenta, en estos momentos, a diez amenazas que será clave superar para lograr la tan ansiada recuperación económica.
1. Débil confianza
"Los hogares chinos parecen sufrir un poco de 'estrés postraumático' debido a los duros cierres de 2022", remarcan en Danske Bank, que hacen referencia a que, después de que muchas personas perdieran su trabajo durante el confinamiento, ahora priorizan el ahorro.
Un hecho que, no obstante, estiman puede relajarse en favor del gasto a medida que "se reconstruyan las reservas, pero llevará tiempo y probablemente se necesitará paciencia y un estímulo continuo".
La confianza empresarial también se ha debilitado en un entorno de crecimiento desafiante que ha perjudicado las ganancias.
Además, "los últimos años de nuevas regulaciones y medidas represivas en áreas seleccionadas del sector privado han creado una incertidumbre más amplia sobre la dirección de las políticas gubernamentales", matizan en el banco.
A esta débil confianza contribuyen otros retos que China tiene ante sí como el deprimido sector inmobiliario, las sanciones de EEUU y una población en descenso.
2. Medidas gubernamentales
Las autoridades chinas son muy conscientes de la débil confianza y de la necesidad de reconstruirla desde el sector privado.
"A principios de este año, el gobierno presentó un plan de 17 puntos para reactivar las inversiones privadas y en septiembre el principal planificador de China creó un nuevo departamento para ayudar a las empresas privadas. Sin embargo, se necesita tiempo para recuperar la confianza y lo más importante para las empresas ahora será ver una demanda más fuerte", dicen los analistas de Danske Bank.
3. Riesgos inmobiliarios
El inmobiliario está inmerso en una crisis donde la debilidad sector sigue dominando los resultados económicos y, aunque el gobierno está tomando medidas para aumentar las ventas de viviendas, hasta ahora han tenido un impacto limitado.
"El objetivo del gobierno es la estabilidad, no la recuperación. Los compradores de viviendas están ahí fuera, pero están indecisos y quieren precios más bajos. Sin embargo, los controles de precios de las viviendas nuevas apuntalan los precios, aunque dejan al mercado estancado en el barro sin signos visibles de una mejora", aseveran en la entidad danesa.
4. Riesgo de una crisis financiera más profunda
"Country Garden era la última esperanza, pero con su incumplimiento de pago de deuda estaba claro que el gobierno no rescataría al sector. Una preocupación clave es la erosión de las reservas de capital en los bancos pequeños debido a mayores pérdidas (China tiene 4.000 bancos pequeños) y no hay poder de fuego en los gobiernos locales para apoyarlos, ya que ellos mismos están bajo una severa presión y son una fuente de riesgos financieros", advierten los estrategas.
Debido a ello, el sentimiento se ha vuelto más pesimista y las continuas sorpresas negativas apuntan a que, tarde o temprano, puede producirse un colapso.
5. Aumento del estímulo
La puesta en marcha por parte del Gobierno chino de un programa de canje de deuda por valor de 1 billón de yuanes (137.000 millones de dólares) que permite a los gobiernos locales reemplazar su llamada deuda "oculta" por bonos con tipos de interés más bajos ha sido visto por los analistas como "algo significativo".
Por ello, medidas en esta dirección pueden aumentar el estímulo para lograr un crecimiento del 5% en 2024.
"Algunos funcionarios del gobierno también han insinuado un objetivo de crecimiento del 5% el próximo año, lo que será una indicación de dónde ve el gobierno el crecimiento potencial. Un objetivo de crecimiento del 5% sería una señal fuerte, ya que será mucho más difícil alcanzarlo en 2024 que en 2023, puesto que los efectos de base son mucho menos favorables. También implica que China seguiría aportando alrededor del 30% del crecimiento mundial", comentan en la entidad.
6. Demografía e innovación
China se enfrenta a dos problemas estructurales urgentes: la demografía y la innovación. La demografía se ha convertido en una seria preocupación en los últimos años, en los que la tasa de natalidad ha caído repentinamente durante los años del Covid.
"Dado que los nuevos nacimientos han caído por debajo del número de muertes, la población ha comenzado a disminuir mucho antes de lo esperado. Anteriormente el pico de población se veía alrededor del año 2027 y ha sido un shock que ya esté disminuyendo", alertan en Danske Bank.
A este respecto creen que China suele seguir su propio camino a la hora de encontrar soluciones, por lo que será interesante ver qué medidas está dispuesta a tomar para abordar esta cuestión, aunque "también requerirá más certeza sobre las perspectivas económicas, ya que muchos de los desafíos actuales están interconectados".
La innovación, por su parte, ha estado ocupando un lugar destacado en la lista de prioridades de China durante muchos años, pero la urgencia ahora se relaciona con las sanciones tecnológicas de Estados Unidos y Europa dentro del espacio de los chips, donde China es vulnerable.
La necesidad del gigante asiático de volverse más autosuficiente en este ámbito tiene una prioridad muy alta, pero es una tarea de enormes proporciones.
"El enfoque tecnológico es clave para que China impulse el crecimiento de la productividad en el futuro y compense el fuerte viento demográfico en contra. Pero también desafía a Occidente en un grado completamente nuevo", añaden los expertos.
7. Regreso de los inversores
Los inversores (sobre todo los extranjeros) han reducido su apuesta por China debido a los muy malos resultados de los últimos años y a la actual crisis económica. Pero la sensación entre los analistas es que están dispuestos a volver a poner el dinero a trabajar cuando la economía se abre paso a través de la crisis y se percibe que lo peor ha quedado atrás.
"Históricamente, los líderes de China han sido pragmáticos y han sabido adaptarse, utilizando las crisis para impulsar nuevas reformas. Hay cierta esperanza de que esto pueda volver a suceder. El reciente apoyo al sector privado y a las empresas extranjeras podría verse como una señal de ello, pero su implementación será clave", analizan en Danske Bank.
8. Pocas señales de desglobalización
Las empresas globales todavía creen en el potencial de largo plazo de China, pero ponen el foco en la diversificación.
"Claramente hay un enfoque en la diversificación y el desarrollo de resiliencia en las cadenas de suministro, pero 'China+1' parece ser el mantra para trasladar tal vez entre el 20% y el 30% de la producción a otros lugares, en particular a los países de APAC (Asia-Pacífico), pero sin salirse completamente de China", indican los estrategas.
Sin embargo, la atención se centra también en crecer en otros mercados para diversificar.
En general, para Danske Bank, actualmente hay una especie de modo de esperar y ver para comprobar cómo van las cosas en lo que respecta a la geopolítica, el rumbo de la política interna y los desafíos de crecimiento a corto plazo.
9. Tensiones geopolíticas
El rápido desarrollo tecnológico de China implica que se está convirtiendo en un gran competidor para las empresas occidentales y en un productor de muchos de los dispositivos de tecnología verde que tendrán una gran demanda en los próximos años.
Este acontecimiento apunta a continuas tensiones comerciales y a una presión de los políticos en favor de medidas proteccionistas, como se ha puesto de manifiesto con la investigación de la UE sobre los subsidios a los vehículos eléctricos de China.
Asimismo, las tensiones comerciales se suman al impulso de China por establecer un orden mundial menos dominado por Occidente.
"El sentimiento general es que el país presionará para ser la voz del Sur Global y desafiará cada vez más a los países occidentales en cuestiones globales", dicen los expertos daneses.
Además, añaden que es posible que las tensiones con EEUU se hayan aliviado últimamente, pero parece una pequeña ventana de mejora antes de que el país estadounidense entre en las elecciones presidenciales del próximo año, a las que probablemente seguirán muchos ataques contra China.
10. ESG
La adopción de criterios ESG por parte de las empresas es otros de los desafíos a los que se enfrenta el gigante asiático.
China está en el proceso de implementar el Mecanismo de Ajuste Fronterizo de Carbono de la UE, que exige una medición del uso de carbono en la producción tanto propia como de proveedores. "El mecanismo servirá como impulso para encontrar proveedores con mejor eficiencia de carbono, pero también aumentará los costes de tener producción en China", enfatizan los analistas.
"Otras cuestiones ESG que requieren atención guardan relación con un mayor escrutinio por parte de los consumidores y gobiernos occidentales cuando se trata del respecto a los derechos humanos como, por ejemplo, el trabajo forzoso en Xinjiang o el riesgo de que China tome medidas consideradas inaceptables, por ejemplo, si entrega armas letales a Rusia. Actualmente no es el caso, pero son algunos de los riesgos geopolíticos que enfrentan las empresas que se extienden al área ESG", concluyen en Danske Bank.