La actividad disminuyó por segundo mes consecutivo y al ritmo más pronunciado desde mayo
En septiembre, la disminución de la demanda y el aumento de las cifras de infección mundial por Covid-19 han vuelto a resentir al sector servicios español, que en este mes intensificó su desaceleración económica. De hecho, la actividad disminuyó por segundo mes consecutivo y al ritmo más pronunciado desde mayo pasado, según él índice PMI publicado este lunes. No obstante, la confianza sobre el futuro fue mayor que en agosto.
En concreto, el índice de actividad comercial, elaborado por la consultora Markit, cayó por debajo del nivel 47,7 registrado en agosto hasta 42,4 en septiembre, indicando un ritmo de contracción acelerado. Los encuestados ampliamente comentaron que la falta de nuevos pedidos recibidos debido a una intensificación de la crisis de la Covid-19 tuvo un impacto en la actividad. Los últimos datos mostraron que los nuevos pedidos en general se redujeron por tercer mes consecutivo y en su mayor grado desde mayo pasado.
Se informó nuevamente de que la demanda de clientes extranjeros ha disminuido, ya que los nuevos pedidos de exportación disminuyeron drásticamente por decimoséptimo mes consecutivo. Los encuestados informaron que las restricciones de cuarentena impuestas a los viajeros del extranjero tuvieron un fuerte impacto negativo en sus negocios.
Dado que los nuevos pedidos continuaron decreciendo, se observó poca presión en la capacidad de las empresas, tal y como lo indica la séptima caída mensual consecutiva de los pedidos pendientes de realización (que cayeron al ritmo más fuerte de contracción desde mayo pasado). En consecuencia, el número de dotación de personal se vio bajo presión. Los últimos datos mostraron que los niveles de personal disminuyeron por séptimo mes consecutivo y a la tasa más fuerte desde junio pasado. Las empresas encuestadas comentaron ampliamente que la escasez de cargas de trabajo en general provocó esta nueva ronda de pérdidas de puestos de trabajo en el mes.
Según los encuestados, la preocupación por los costes también fue un factor importante responsable de los recortes de empleo. Aún así, los gastos operativos en general continuaron aumentando, y se registró una inflación mensual por cuarto mes consecutivo. Algunas empresas informaron que el precio de los artículos relacionados con la COVID-19, como los desinfectantes y los equipos de protección personal, aumentaron durante el mes.
Dado el desafiante entorno empresarial, las empresas no pudieron repercutir el incremento de los costes operativos a sus clientes y por lo tanto las tarifas disminuyeron por séptimo mes consecutivo. La débil demanda y las presiones competitivas afectaron el poder de fijación de precios de las empresas.
Por último, la confianza sobre el futuro mejoró desde agosto hasta alcanzar su máximo de tres meses (aunque se mantuvo muy por debajo del promedio histórico). Las empresas que indicaron expectativas positivas lo vincularon a las esperanzas de una fuerte reactivación de la actividad y las ventas una vez que la pandemia se mantenga bajo control. No obstante, algunas empresas señalaron una considerable incertidumbre sobre las perspectivas, y se muestran preocupadas por el impacto a largo plazo que la crisis pueda tener en el empleo y el consumo.
SECTOR PRIVADO
La economía del sector privado de España se contrajo por segundo mes consecutivo, y a un ritmo acelerado, en septiembre. Después de tener en cuenta los factores estacionales, el Índice Compuesto de Actividad Total se situó en su nivel más bajo de cuatro meses al marcar 44,3, por debajo de 48,4 registrado en agosto. No obstante, el índice muestra tendencias divergentes a nivel sectorial. Mientras que la producción manufacturera siguió aumentando, extendiendo el actual período de crecimiento a tres meses, la actividad del sector servicios registró una contracción severa y acelerada.
El aumento de las infecciones por la Covid-19 impactó negativamente en la actividad del sector servicios a través de un notable deterioro de los nuevos pedidos recibidos (tanto de clientes nacionales como internacionales). Los fabricantes también registraron una caída de los nuevos pedidos, a pesar de observarse un repunte en el comercio de exportación.
Las pérdidas de dotación de empleo aumentaron en el sector privado en septiembre, aunque una estabilización de los niveles de personal en el sector manufacturero ayudó a limitar la caída en general hasta la más débil en siete meses de destrucción de empleo. La preocupación por los costes continuó siendo un factor importante para las empresas a la hora de considerar las decisiones de empleo, aunque de todos modos la inflación de los precios pagados se aceleró hasta su máxima de tres meses en septiembre. No obstante, los márgenes de beneficios se mantuvieron bajo presión, ya que las tarifas disminuyeron al ritmo más fuerte desde mayo pasado.
Desde Markit señalan que "los datos del sector servicios de septiembre resaltan que la recuperación de los impactos más severos de la Covid-19 a principios de año está fluctuando. A raíz del aumento de las cifras de infecciones, la demanda tanto de clientes nacionales como internacionales está volviendo a bajar y está afectando bastante a los sectores de servicios que son tan cruciales para la economía española".
"Si bien se tiene en cuenta un repunte técnico considerable en el PIB del tercer trimestre dada la magnitud de la caída en el segundo trimestre, los datos del índice PMI muestran que es poco probable que la recuperación se mantenga en tasas lo suficientemente fuertes como para ayudar a cerrar la considerable brecha de actividad que se abrió en la primera mitad del año", añaden. De hecho, concluyen que, "debido al aumento de la destrucción de empleo, los márgenes de beneficios bajo presión y la posibilidad de crecientes restricciones para evitar una mayor propagación de la Covid-19, el riesgo de que se produzca la llamada ‘doble caída’ está aumentando".