El gobernador cree que es importante que no se desanclen las expectativas de inflación a medio plazo
El gobernador del Banco de España (BdE), Pablo Hernández de Cos, ha manifestado que devolver la inflación al objetivo del 2% “exigirá incrementos adicionales de los tipos de interés”. “Deberán alcanzar un nivel que nos permita asegurar una convergencia progresiva a nuestro objetivo de inflación de medio plazo y la velocidad a la que lleguemos a ese nivel estará condicionada por el mismo objetivo”, ha explicado el banquero, al tiempo que ha asegurado que “que esto suponga alcanzar unos niveles de tipos de interés cercanos a los neutrales o superiores dependerá, por tanto, de este mismo objetivo”.
En una intervención en la Cátedra Fundación La Caixa Economía y Sociedad, De Cos ha señalado que las proyecciones de inflación del Eurosistema se han revisado hasta el 8,1% en 2022, el 5,5% en 2023 y el 2,3% en 2024, lo que representa unas subidas de 1,3, 2 y 0,2 puntos porcentuales respecto a las de junio. “Dada que la inflación de medio plazo proyectada era superior al 2 %, devolver la inflación a nuestro objetivo exigía anticipar la senda de subida de tipos respecto de la que incorporaban las proyecciones”, ha apuntado. “De ahí”, añade, “el aumento de 75 puntos básicos” en la última reunión del Banco Central Europeo (BCE).
Sin embargo, el gobernador del BdE ha señalado que también contemplan un escenario en el que la inflación sea todavía mayor: del 6,9% en 2023 y del 2,7% en 2024. A este escenario le acompañaría una contracción del PIB comunitario en 2023 del 0,9% frente a un repunte de la misma magnitud en las anteriores proyecciones y un avance de la economía de la Eurozona del 1,9%, dos décimas menos que en las anteriores estimaciones).
Uno de los supuestos que subyacen a ese escenario adverso es un corte total del suministro de gas ruso, algo que el cierre del gasoducto Nord Stream 1 podría constatar, así como otras “perturbaciones negativas” que “no se han materializado de momento”.
En este sentido, Hernández de Cos destaca que es importante vigilar un posible desanclaje de las expectativas de inflación de medio y largo plazo por encima del 2%. “Afectaría a las decisiones de empresas y trabajadores sobre precios y salarios en el presente, elevando aún más la inflación y haciéndola más persistente, lo que obligaría a la política monetaria a medidas todavía más contundente”, ha explicado.
Sin embargo, dichas expectativas continúan ancladas, aunque hay señales “a las que prestar atención”. Entre ellas se encuentra la encuesta de expectativas de los consumidores (CES, por sus siglas en inglés), que elabora mensualmente el BCE y que muestra en su edición de septiembre una “expectativa mediana de inflación dentro de 3 años del 3 %, cuando a principios de año se situaban solo ligeramente por encima del 2 %”.
Otro elemento de riesgo es el relativo a posibles efectos de segunda ronda, es decir, provocar una espiral inflacionista en la que salarios y precios se retroalimenten. “Esto convertiría, de nuevo, la inflación en un fenómeno mucho más persistente y haría más probable el temido desanclaje de las expectativas de inflación”, ha señalado de Cos.
“En definitiva, nuestras próximas decisiones se basarán en la nueva información de la que dispongamos y sus implicaciones para el cumplimiento de nuestro objetivo de inflación en el medio plazo, en coherencia con el enfoque “reunión a reunión” que hemos adoptado”, ha añadido.
El proceso de normalización de la política monetaria se ha reflejado en un aumento significativo de los tipos de interés de mercado. Desde principios de año, indica De Cos, el Euríbor a un año se ha elevado en más de 290 puntos básicos y el tipo OIS a 10 años (que se suele utilizar como referencia de los tipos de interés libres de riesgo a ese plazo) lo ha hecho en unos 240 puntos básicos. “Estos aumentos han comenzado a transmitirse al coste de la financiación bancaria de las empresas y las familias, lo que contribuirá a contener las presiones inflacionistas”, ha afirmado.
En cambio, el impacto ha sido “más moderado” en las condiciones aplicadas al crédito bancario. “Generalmente, la transmisión de los tipos de interés de mercado a los de las nuevas operaciones de crédito se produce con un cierto desfase, pero en esta ocasión esta traslación está siendo, por el momento, más lenta que en episodios históricos recientes”, ha asegurado el gobernador del BdE. “No obstante, cabe esperar que la traslación se vaya completando durante los próximos meses”, ha añadido.
Asimismo, el banquero español ha subrayado que “el endurecimiento de las condiciones de financiación puede incrementar la presión financiera soportada por algunas empresas”. “Para España, se estima que el peso de los gastos financieros sobre los resultados económicos antes de intereses de la empresa mediana endeudada aumentaría, a corto plazo, entre 2,5 y 5,6 puntos porcentuales, según el porcentaje de deuda y créditos que se refinancien a corto plazo”, ha explicado. En el caso de los hogares, se estima que la proporción de familias con deuda que pasarían a tener una carga financiera neta elevada aumentaría en España casi 4 puntos porcentuales.
Por su parte, el elevado incremento de la ratio de deuda pública sobre PIB experimentado desde 2007 “conlleva también una mayor sensibilidad de las finanzas públicas ante movimientos de los tipos de interés”. En conjunto, De Cos ha afirmado que “incorporando las actuales expectativas de aumento de los tipos de interés”, la carga financiera de la deuda pública aumentaría en España “desde el 2,2 % del PIB a cierre de 2021 al 2,6 % en 2024”.
Asimismo, Hernández de Cos ha pedido un pacto de rentas para evitar que se produzca una espiral de precios y salarios, “que redundaría en pérdidas adicionales de empleo y crecimiento”. “Por ello, sería deseable la firma de un pacto de rentas, en el marco del diálogo social, que acuerde el reparto de costes entre las empresas, que habrían de aceptar una reducción de sus márgenes unitarios, y los trabajadores, cuyo poder adquisitivo no podría mantenerse intacto”, ha explicado De Cos.
El banquero español cree que el acuerdo debería evitar “fórmulas de indiciación automática de los salarios a la inflación pasada” o de “cláusulas de salvaguarda” para reducir el riesgo de que se desencadene una “realimentación entre los incrementos de los salarios y los de los precios”.
“El eventual pacto de rentas debería contemplar compromisos plurianuales concernientes a los incrementos salariales y la evolución de los márgenes. Ello aportaría certidumbre a los hogares y a las empresas a la hora de tomar sus decisiones de gasto e inversión”, ha añadido.
Por último, el gobernador del Banco de España ha indicado que el resto de políticas económicas “deben concentrarse en apoyar a los más vulnerables, reformas por el lado de la oferta decididas, un compromiso firme con la sostenibilidad fiscal y el refuerzo del proyecto europeo”. Además, dichas medidas deberán tener una naturaleza “temporal” para “no generar un incremento adicional del déficit público estructural” y su diseño debe evitar que se produzcan “distorsiones significativas” sobre las señales proporcionadas por los precios.