La OCDE y otros organismos han rebajado sus previsiones para el PIB mundial por la epidemia
Los mercados siguen confiando en una respuesta de los bancos centrales que ayude a mitigar el impacto del coronavirus en la economía mundial, sobre todo después de que la OCDE haya rebajado sus previsiones por la extensión de la epidemia. No obstante, ni el BCE, ni la Fed, ni el Banco de Inglaterra ni el de Japón son todopoderosos, por lo que los expertos ya avisan de que harán falta otras medidas para minimizar las consecuencias negativas del brote.
Desde que empezó la epidemia las cadenas de suministro han sido las más afectadas, primero en Asia y después en el resto del mundo, a medida que el coronavirus se ha ido extendiendo. Eso, unido a la caída de la demanda propiciada por las cuarentenas y por el miedo que se ha instalado entre la población, puede ser letal para la economía mundial, que necesitará de otras ayudas, además de la acción de los bancos centrales, para superar este nuevo bache. Y es que ahora las campanas de recesión vuelven a sonar con fuerza.
Estas son algunos de los remedios que se pueden usar para paliar los efectos negativos del Covid-19. Pueden parecer algo descabellados, pero los analistas insisten en la necesidad de mirar más allá de las posibles rebajas de tipos o inyecciones de liquidez de los bancos centrales, cuya munición es limitada, para resolver esta crisis:
1. Acción coordinada: las mayores economías del mundo parecen dispuestas a acordar "medidas coordinadas" que limiten el impacto del brote en el crecimiento. Los países del G-7 se reunirán por teleconferencia este martes para asegurarse de que la respuesta a la epidemia sea conjunta y se adopten medidas similares, cita en la que también estarán presentes los banqueros centrales. Además, la Comisión Europea ha creado un gabinete de crisis integrado por cinco comisarios para coordinar la respuesta a la propagación del coronavirus. Los expertos creen que una acción conjunta es la mejor forma de contener los efectos adversos, porque tendrá un gran impacto mayor que si cada país actúa por su cuenta.
2. Reducción de los aranceles de EEUU a China: pese a que con el coronavirus la guerra comercial potencias parece haber quedado a un lado, nada más lejos de la realidad. Los dos países deben retomar las negociaciones de la Fase 2, y hay quien cree que un pequeño gesto simbólico del presidente estadounidense, Donald Trump, podría hacer mucho bien. Según recoge Bloomberg, una pequeña disminución simbólica y temporal de los aranceles que se mantienen sobre 360.000 millones de dólares de productos chinos ayudaría a la economía asiática a volver a funcionar con más rapidez y reduciría el coste que soportan los importadores de EEUU.
3. Moratoria de otros aranceles: ahora que el virus se ha propagado a más de 60 países, ya no es solo un fenómeno chino, como tampoco lo será el efecto económico. Así lo llevan advirtiendo los expertos desde hace días, y ahora ya no se ve como algo descabellado la posibilidad de que haya un 'impasse' arancelario hasta que pase la tempestad. ¿Qué es lo que podría hacerse? Muy sencillo: que EEUU, la UE y Japón, entre otros, aprovechen para firmar una moratoria sobre cualquier nuevo arancel mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) siga emitiendo señales de advertencia de una posible pandemia por el coronavirus.
4. Ayuda fiscal a las empresas afectadas: desde hace días se habla también de los efectos del brote en las empresas de todo el mundo, ante la sucesión de 'profit warning' que se han producido. El temor es que se vean obligadas a cerrar temporalmente, como ya ha ocurrido en China y en otros países asiáticos, y que eso genere problemas para que paguen sus deudas o incluso pueda provocar el peor de los escenarios, el de la quiebra. Algunos Gobiernos ya han prometido ayudas fiscales, aunque habrá que ver cómo se concretan. Se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de conceder una exención fiscal a las compañías afectadas, pero parece difícil que vaya a aprobarse. Por eso hay ya quien aboga por permitir, al menos, que los costes en los que hayan incurrido para mitigar los efectos del coronavirus sean deducibles.
Los analistas de Credit Suisse han rebajado su previsión de crecimiento del PIB mundial al 2,2% en 2020, aunque alertan de que podría ser incluso del 2%. "La gran incógnita es si esto representa una pérdida permanente de crecimiento, o si una recuperación en forma de V compensará el crecimiento perdido" en la primera parte del año a causa del coronavirus, señalan.
Tal y como explican, para hablar de una pérdida permanente se tendría que dar al menos uno de los siguientes tres eventos: los modelos de negocio tendrían que cambiar (poco probable); las cadenas de suministro tendrían que ser interrumpidas de manera significativa (poco probable si China vuelve al trabajo en un 70%-80% a finales de marzo); o un aumento importante de las quiebras (el Banco Popular de China está imprimiendo dinero de facto y animando a los bancos a utilizarlo para compensar los problemas de capital circulante, ya que es probable que 30 millones de pymes puedan acceder a los fondos a través de la banca online).
Según la firma de inversión Kingswood, "parece inevitable que la actividad se vea afectada de manera considerable en el primer trimestre", aunque "más allá, las perspectivas son mucho menos claras". "Nuestra opinión actual es que la actividad también sufrirá en el segundo trimestre pero luego se recuperará en la segunda mitad del año" aunque, en vez de una fuerte recuperación de la actividad en forma de V, que hasta ahora había sido la esperanza, ven "más probable una recuperación más apagada".