El Ejecutivo saudí ha dado pasos para soportar el escenario de precios bajos del crudo
A lo largo de 2014 corrió como la pólvora por los medios internacionales la noticia de que Estados Unidos, tras duplicar la producción en apenas seis años, había superado a Arabia Saudí como el principal productor de petróleo del mundo.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió entonces aumentar sus niveles de exportaciones para ganar cuota de mercado y restaurar el poder de influencia en el crudo que se estaba tambaleando. Había declarado 'la guerra' a los extractores de esquisto (tipo de petróleo extraído en EEUU) surgidos a partir de la revolución del fracking (método de extracción por fracturación hidráulica de la tierra que se ha popularizado en EEUU).
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La OPEP ha vuelto a alardear de su estrategia al asegurar que en 2016 habrá un descenso de la producción de países ajenos a la organización en más de 600.000 barriles diarios
Una estrategia liderada por Arabia Saudí, el país con más peso en la OPEP al aportar casi un tercio de la producción total, y que ha hundido los precios del petróleo. Estos se han dejado en torno a un 60% a lo largo de 2015 y en lo que va de 2016 otro 23% hasta marcar mínimos desde 2003 en 28 dólares en el mercado de futuros del Brent, de referencia en Europa, y del West Texas, de referencia en Estados Unidos.
Así, la OPEP ha alcanzado cifras récord de producción y ha recuperado una mínima parte de la cuota de mercado, que alcanzó en noviembre el 32,7% con 31,7 millones de barriles diarios, según los últimos datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés).
Este mismo martes, el cártel ha vuelto a alardear de su estrategia al asegurar que el mercado se estabilizará este año, ya que habrá un descenso de la producción de países ajenos a la organización en más de 600.000 barriles diarios, especialmente desde Estados Unidos.
AJUSTES DE ARABIA SAUDÍ
Sin embargo, el aumento del bombeo de barriles de crudo a los mercados internacionales supone también costes para Arabia Saudí, que se ha encontrado con nuevos frentes en esta 'guerra'. Por una parte sus propias finanzas, y por otra, el desencantado de gran parte de sus socios.
El Gobierno de la actualmente principal economía árabe reconoció a finales del pasado año un déficit público para 2015 de 98.000 millones de dólares, una cifra récord para las cuentas públicas saudíes, en torno al 13% del PIB. Además, prevé un déficit de más de 80.000 millones de dólares para este año.
Este dato se producía por el hundimiento de los ingresos públicos en un 60% y a pesar de haber anunciado meses antes, en octubre, fuertes recortes del gasto público. Además, a finales de noviembre Bloomberg hizo saltar las alarmas al publicar que el tipo de interés interbancario alcanzaba en Arabia Saudí su nivel más alto desde 2008 por encima del 1,116%, y que se estaba produciendo una peligrosa fuga de depósitos de la banca, que empezaba a tener escasez de liquidez.
Es evidente que Arabia Saudí sufre con la estrategia que ha impulsado, pero también, que por ahora no está dispuesta a cambiarla. El 28 de diciembre el régimen anunció un aumento de precios de los combustibles que distribuye a consumidores y empresas en un 40%, lo que dejaba a la gasolina en 0,24 dólares, y subidas de hasta el 80% en el precio de la electricidad o del agua, tras poner fin a subvenciones estatales, según el portal Finanzas. "Estamos a punto de acabar con el Estado de bienestar. El objetivo final de estas medidas es reestructurar la economía saudí para reducir su total dependencia ante el petróleo", opina el economista Turky Fadak, de la asesoría Al Bilad Capital de Riad, en declaraciones que publica Finanzas.
Por si todos estos pasos no fueran suficientes, en su primera entrevista en un medio, concedida a The Economist, el número dos en la línea sucesoria de la corona saudí, el príncipe Mohamed bin Salman, afirmó que el Gobierno se plantea sacar a bolsa parte de la petrolera estatal Aramco, cuyo valor de capitalización bursátil superaría a gigantes de Wall Street como Apple o Alphabet. Y también a petroleras como Exxon Mobil o Chevron.
“La compañía dice que tiene más de 260.000 millones de barriles de reservas probadas (en 2014 las cinco grandes petroleras mundiales -Chevron, Exxon, BP, Shell y Total- acabaron con 78.600 millones de barriles, según Morgan Stanley)”, apunta Nitesh Shah, analista de ETF Securities, que en declaraciones a Bolsamanía da muestras de la magnitud de la posible oferta pública de venta (OPV). “Las estimaciones de la valoración de la empresa varían mucho y dado que todavía se está estudiando el alcance, es demasiado pronto para decir qué recursos financieros de la OPV se desbloquearán”, añade.
DUROS COSTES
Según estimaciones de ETF Securities, Arabia Saudí produce petróleo a un coste fiscal de 106 dólares por barril
Lo que está claro es que Arabia Saudí necesita recursos si quiere continuar aumentando su cuota de mercado a costa de unos precios bajos de petróleo, que en el mercado real de exportaciones han llegado hasta los 25 dólares. Según estimaciones de ETF Securities, Arabia Saudí produce petróleo a un coste fiscal de 106 dólares por barril.
Estos cálculos muestran que el país estaría perdiendo dinero por cada barril de crudo que vende, en un escenario para el que ha sido el mayor instigador. Sin embargo, su posición predominante como exportador de crudo le ha permitido acumular un colchón conocido como 'fondo de riqueza' para combatir los precios bajos del petróleo.
Así, “creemos que Arabia Saudí puede seguir bombeando petróleo a los niveles actuales y deprimir los precios hasta 2018 si es necesario”, añade Nitesh Shah. “El Gobierno ha pedido prestado a los inversores utilizando el mercado de bonos y ha señalado a grandes activos financieros para financiar el gasto público. Pero después de 2018, el acceso a los mercados de deuda será más difícil, los activos financieros se agotarán y el nivel de endeudamiento será elevado”, argumenta. Sin embargo, explica el analista de ETF Securities a Bolsamanía, “es muy probable que un periodo prolongado de precios bajos suponga un alto coste para los productores y haya un recorte severo de la producción antes de esa fecha, con lo que no sería necesario que Arabia Saudí alargara su estrategia hasta 2018”. Una idea, entonces, que daría 'la victoria' en esta 'guerra' al régimen saudí.
TENSIÓN EN EL SENO DE LA OPEP
Aunque se cumplieran las estimaciones y financieramente Arabia Saudí pudiera prolongar este escenario hasta 2018, no está tan claro si podría liderar a la OPEP hasta entonces. En el cártel, que se fundó en 1960, es socio de Iran, Irak, Kuwait, Venezuela, Libia, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Argelia, Indonesia, Ecuador, Angola y Nigeria.
Los países del Golfo Pérsico como Kuwait, Qatar o Emiratos Árabes Unidos, se han mantenido alineados con los intereses de Arabia Saudí
Algunos miembros considerados 'pobres' de la organización como Ecuador o Venezuela han manifestado su pesar ante el escenario de precios bajos. De hecho, en este último caso, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, decretó la semana pasada “emergencia económica” por un periodo de 60 días, con fuertes restricciones a las transacciones financieras. En las reuniones de la OPEP en Viena, el ministro de Petróleo de Venezuela, Eulogio del Pino, ha advertido que los precios pueden caer hasta los 20 dólares si continúa la inacción del cártel.
Hasta ahora los productores con más peso de la organización, los países del Golfo Pérsico como Kuwait, Qatar o Emiratos Árabes Unidos, se han mantenido alineados con los intereses de Arabia Saudí, pero es una incógnita saber si seguirán en la misma posición si los precios del crudo siguen cayendo.
Además, hay que contar con otro miembro importante de la OPEP con posiciones contrarias en la geopolítica como es Irán, la otra gran economía árabe y con la que rompió relaciones diplomáticas hace dos semanas. Estados Unidos y la Unión Europea ya han aprobado el fin del embargo del petróleo iraní que se mantenía desde 2012, y el Gobierno persa planea incrementar inmediatamente la exportación de crudo en 500.000 barriles diarios y en los próximos meses en otro medio millón.
De esto se lleva hablando desde verano, cuando Irán firmó el acuerdo en materia nuclear con Estados Unidos y otras potencias occidentales. Sin embargo, en los encuentros de la OPEP se ha distando mucho de alcanzar un acuerdo en torno a la producción para hacer hueco al petróleo iraní o para establecer un calendario para la incorporación de sus nuevas exportaciones. Un hecho que supone otro riesgo para el mercado del petróleo y que puede aumentar aún más la tensión en el seno de la OPEP.
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