La crisis turca retrasa el rebote económico de la Eurozona

Sin embargo, Berenberg y Danske Bank descartan que la economía europea se contagie

Marta Gracia
Bolsamania | 19 ago, 2018 06:00
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Turquía es el país que centra las miradas este mes de agosto. La caída de la lira turca, un 47% en el acumulado anual, ha desestabilizado la economía de un país. El miedo llega por el posible efecto contagio. Los analistas coinciden en que no lo habrá. No obstante, matizan que retrasa el rebote económico y la confianza económica de Europa.

El ruido que genera esta crisis “podría retrasar este rebote unos meses más, a pesar de que las tensiones comerciales entre EEUU y la Unión Europea se han relajado”, aseguran los analistas de Berenberg. De esta manera, señalan que mientras los mercados continúen alerta sobre el riesgo de Turquía el euro, las acciones y los bonos pueden estar más bajos de lo que se preveía.

Con este riesgo creciente, el rebote, tanto económico como de confianza, se puede retrasar hasta finales de 2018. De hecho, señalan que es uno más de los problemas e incertidumbres a los que se enfrenta la Unión Europea junto al Brexit o los problemas políticos en Italia. Berenberg ha decidido ajustar sus previsiones. Para finales de 2018 sitúan al euro en los 1,17 dólares desde los 1,21 dólares que preveían anteriormente. Sin embargo, alertan de que los problemas turcos hay que ponerlos en perspectiva.

Lo primero que advierten los analistas de Berenberg es que los problemas de Turquía se deban, en parte, a la independencia de su Banco Central, que está dirigido por el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan. Asimismo, explican que Turquía está sufriendo las consecuencias “de una borrachera de crédito que ha ido demasiado lejos”. Además, “Turquía tiene un déficit en cuenta corriente abultado (hasta el momento en el curso del 6,5% de su PIB) que necesita para financiar a través de entradas de capital”.

“Dado que los niveles de confianza todavía están muy por encima del promedio, la Eurozona puede resistir una modesta y temporal mella en la confianza”

Por lo que respecta a la confianza económica explican que como actualmente la confianza es inconstante y no tiene una tendencia establecida, “incluso los problemas pequeños, pero muy visibles pueden alimentar la sensación de que el mundo es un lugar peligroso en lugar de lleno de oportunidades emocionantes”.

No obstante, comentan que hay tres ejemplos recientes sugieren que la confianza de la Eurozona no debería verse gravemente afectada por la crisis turca por mucho tiempo. Primero, la economía de la Eurozona continuó expandiéndose sólidamente en 2010 y principios de 2011, mientras que la primera crisis griega estaba en pleno apogeo. Solo cuando un error de política, una decisión de reestructurar los bonos griegos sin controles adecuados de contagio, provocó una fuga de capitales masiva fuera de España e Italia.

En segundo lugar, la confianza en la Eurozona y los préstamos bancarios mejoraron a pesar de la segunda crisis griega en el primer semestre de 2016 provocada por el ascenso de Tspiras y Varoufakis al poder.

En tercer lugar, después del fallido golpe de estado contra el actual presidente de Turquía en julio de 2016, la economía turca se contrajo un 2,5% intertrimestral en el tercer trimestre de 2016. No obstante, la confianza de la Eurozona se mantuvo sin cambios en ese trimestre frente al segundo de 2016.

En resumen, Berenberg explica que los fundamentos económicos de la Eurozona son “más fuertes” ahora que durante estos tres períodos. “Dado que los niveles de confianza todavía están muy por encima del promedio, la Eurozona puede resistir una modesta y temporal mella en la confianza”, señalan.

Los analistas de Oxford Economics coinciden en que la Eurozona se puede ver frenada en su crecimiento por Turquía. "La economía europea sigue enfrentando crecientes dificultades externas", aseguran. Asimismo, explican que el ambiente más adverso propiciado por la crisis en Turquía "ha creado preocupaciones adicionales para los inversores europeos dada la exposición de algunos bancos de la UE".

Sin embargo, destacan que "no creemos que Turquía represente un riesgo sistémico para la Eurozona, podría significar una baja no deseada en la rentabilidad de los bancos europeos". Por otro lado, explican que la otra cara de la moneda es que un euro más débil podría dar una bienvenida a las exportaciones europeas, que vivirán un impulso en la segunda mitad.

IMPACTO EN LA EUROZONA “MUY LIMITADO”

Los analistas de Berenberg y de Danske Bank coinciden en que el impacto en la Eurozona será “muy limitado”. Apuntan que las exportaciones de la Eurozona a Turquía suponen solo el 0,57 % de su PIB. “Incluso una caída del 20% en las exportaciones a Turquía no restaría más de un 0,1 punto porcentual del crecimiento anual del PIB de la Eurozona”, señalan desde Berenberg.

Por esto, apuntan que a medida que la demanda mundial se mantenga saludable, las empresas de la Eurozona “probablemente podrían contener aún más el daño al cambiar a otros mercados para algunos de estos bienes afectados con solo modestas reducciones en sus precios de venta”.

Por lo que respecta a los vínculos financieros, Berenberg recuerda que España, Francia e Italia son los países de la Eurozona más expuestos a Turquía. Las pérdidas turcas pueden afectar visiblemente a las instituciones individuales en la Eurozona. Aún así, los bancos de la Eurozona están en una mejor condición que la que tuvieron durante la crisis del euro 2011-2012 que se produjo justo después de la recesión de 2008. El riesgo de que la exposición de algunos bancos a Turquía se convierta en un problema sistémico para la Eurozona o provoque un endurecimiento de las condiciones crediticias en España, Italia o Francia sigue siendo remoto

Por su parte, los analistas de Danske Bank explican que la exposición de los bancos de la UE a los activos turcos es limitada y “nos sorprendería ver que el Banco Central Europeo reacciona ante la crisis de Turquía con cualquier medida de política”. Por otro lado, si la crisis se intensifica aún más, “la UE podría verse presionada a considerar medidas de apoyo para Turquía, ya que el país se ha convertido en un enigma importante en la estrategia de migración europea”.

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