Con el rechazo de las siete enmiendas de totalidad de los partidos que querían tumbar las cuentas
El proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2022 ha superado este jueves en el Congreso su primera votación con el rechazo de las siete enmiendas de totalidad de los partidos que buscaban tumbar las nuevas cuentas y devolverlas al Gobierno.
Para ello, el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos ha sumado los votos de Esquerra Republicana, el PNV, EH-Bildu, el PDeCAT, Más País-Equo, Compromís, Nueva Canarias, el BNG, el PRC y Teruel Existe. A favor de la devolución de las cuentas han votado el PP, Vox, Ciudadanos, Junts, la CUP, UPN, Foro Asturias y Coalición Canaria. Todas estas formaciones, a excepción de UPN, habían registrado enmienda a la totalidad a las cuentas.
A partir de ahora, el Congreso comenzará la discusión del contenido del proyecto, a través de las enmiendas parciales. Para ello, los grupos tienen hasta este viernes 5 de noviembre para registrar sus aportaciones.
La Comisión de Presupuestos, presidida por la diputada Pilar Garrido (Unidas Podemos), comenzará a cribar las enmiendas y votar las primeras modificaciones al proyecto, primero en ponencia (a puerta cerrada) la semana del 12 de noviembre, y después en Comisión, la semana del 19 de noviembre.
A esas votaciones el Gobierno deberá llegar con los apoyos cerrados, al menos para las votaciones decisivas del proyecto, ya que empezarán a votarse las secciones de las cuentas y el rechazo de una sola de ellas implicaría el final de los Presupuestos.
Tras la comisión, las cuentas se elevarán al Pleno del Congreso, donde cada responsable ministerial deberá defender las cuentas de su Ministerio. Será entre el lunes 22 y el jueves 25 de noviembre, fecha esta en la que está prevista la aprobación de las cuentas y su envío al Senado.
EL 25 DE NOVIEMBRE, AL SENADO
El calendario prevé seis semanas de tramitación en el Congreso y deja cinco para que la Cámara Alta complete su tramitación en tiempo y forma, y que puedan entrar en vigor el 1 de enero.
Eso contando con que el Senado no introdujera ningún cambio, ya que en ese caso las cuentas tendrían que volver al Congreso, para refrendar o no las modificaciones de la Cámara Alta.