El factor demográfico será clave para el futuro del sistema
El drama de las pensiones es un hecho. Así lo revela el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que más allá de la intención de voto y de la posible composición del Congreso de los Diputados tras las elecciones del 28 de abril, también pone de manifiesto que este es un problema enquistado. Será, por ello, uno de los grandes desafíos del nuevo Gobierno que salga de las urnas.
No es para menos. La preocupación por las pensiones, y por cómo solucionar el déficit de la Seguridad Social que se arrastra desde hace años, se ha disparado en la última encuesta, conocida este martes. Ahora hay más españoles que lo consideran como un problema acuciante, de forma que la preocupación se ha disparado dos puntos en solo un mes, al pasar del 7,1% registrado en febrero al 9,1% del macrosondeo de marzo.
Aunque es algo normal, dado que estamos en periodo electoral y el de las pensiones es uno de los temas a los que más se alude en campaña, la razón del aumento de la preocupación tiene su explicación en el propio CIS. Concretamente, en la pregunta que se hace a los encuestados sobre la edad que cumplieron en su último cumpleaños. El porcentaje más alto, un 24,6%, corresponde a aquellos que cumplieron 65 o más años. Es decir, que los nuevos beneficiarios del sistema, que en su mayoría cuentan con la pensión máxima dado que las personas de esta franja de edad han tenido salarios altos, son mayoría entre los sondeados.
Eso significa que, a medida que los más mayores pasen a formar parte del último grupo, habrá menos trabajadores para mantener el sistema, que tendrá que hacer frente a un número cada vez mayor de pensiones (que probablemente serán más altas). Habrá un déficit difícil de contrarrestar, sobre todo teniendo en cuenta el problema demográfico de España. El envejecimiento de la población se acrecienta cada año, como confirman los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). De hecho, en 2018 se registraron los peores datos de natalidad de los últimos 77 años, lo que unido al hecho de que la esperanza de vida es cada vez mayor, genera dudas sobre el futuro del sistema.
¿LO EMPEORARÁ EL GOBIERNO?
El problema de las pensiones está fuertemente ligado al problema demográfico, pero se puede agravar si algunas de las últimas propuestas anunciadas por el Gobierno de Pedro Sánchez se materializan. Este martes, el presidente y candidato del PSOE a las elecciones del 28-A señalaba que el salario mínimo interprofesional (SMI), actualmente situado en 900 euros mensuales, "podría servir de referencia" a la hora de fijar la cuantía de las pensiones mínimas. Algo cuanto menos sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta que supondría un mayor desembolso para el sistema.
Según Sánchez, en algunos casos, dependiendo del tipo de pensión y de las condiciones familiares del beneficiario, las pensiones mínimas podrían superar el SMI o quedarse por debajo, sin embargo, esta propuesta podría dificultar otra de las medidas estrella de los socialistas de cara a las generales: la de acabar con el déficit de la Seguridad Social en cinco años. Otra de las propuestas del Gobierno pasa por pagar las pensiones con impuestos, y en ella incidía este martes la ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio, que aseguró en Bruselas que "las nuevas generaciones" no van a tener "ningún problema" para acceder a su pensión porque, en el futuro, habrá que pagarlas vía impuestos si no hay suficiente dinero con las cotizaciones a la Seguridad Social. Para respaldarla, recordó que esta es una medida que ya se ha adoptado en otros países de la Unión Europea como Francia o Alemania.